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Bien de interés cultural –  Resolución de 31 de marzo de 2025, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, para la incoación del expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural del patrimonio inmaterial de la Comunidad de Madrid, de la Feria del Libro de la Cuesta de Moyano
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 23 DE ABRIL DE 2025

B.O.C.M. Núm. 96

la promoción de la lectura y la cultura. En 1924 los libreros levantaron su última feria temporal de libros en la acera derecha de la calle Claudio Moyano. Mientras, el Ayuntamiento
de Madrid arbitró las medidas oportunas para ofrecer a los libreros de viejo un espacio adecuado para su actividad.
En mayo de 1925 el consistorio aprobó un mercado permanente de libros usados en la
calle Claudio Moyano, con el nombre de Feria de Libros. Bajo el reglamento establecido
entonces se definieron las normas de uso y arrendamiento de los treinta puestos construidos, que fueron adjudicados a veintinueve hombres y una mujer; entre otras cosas, se prohibía rebasar la línea del puesto con tenderetes supletorios, utilizar alumbrado o calefacción
y subarrendar el puesto.
Luis Bellido, entonces arquitecto municipal de Madrid, diseñó las emblemáticas casetas que alojarían a los libreros. Bellido había construido en Madrid edificios como el Mercado de Ganados y Matadero Municipal, y restaurado inmuebles históricos de la capital
como la Casa de los Lujanes o el Real Hospicio de San Fernando. Para la Feria de Libros
ideó, siguiendo su estilo ecléctico, unas casetas de madera pintada de gris, sin electricidad
ni agua corriente, que daban un aspecto modesto pero funcional al lugar y evitaban problemas de salubridad e imagen.
En los años 20, Ramón Gómez de la Serna observó una curiosa coincidencia: el precio del boquerón (quince céntimos) era el mismo que el de un libro de segunda mano en la
Cuesta de Moyano. Inspirado por esto, comenzó a llamar a la feria “la feria del boquerón”,
un apodo que reflejaba su carácter popular y su enfoque en la venta asequible de libros antiguos.
En 1934 se proyectó una importante renovación de la Feria de Libros con el objetivo
de modernizar sus instalaciones y trasladarlas a otra ubicación, atendiendo a una solicitud
de los propios libreros. El plan, diseñado por el arquitecto municipal Francisco Javier Ferrero, incluía cuarenta puestos más modernos y atractivos para captar la atención de los paseantes que se situarían en el Paseo del Prado. Aunque la propuesta se difundió en publicaciones como Mundo Gráfico, nunca llegó a realizarse.
Durante la Guerra Civil Española la Feria continuó funcionando a pesar de las dificultades, cerrando únicamente durante 15 días al inicio del conflicto. En los años de la posguerra, Moyano se convirtió en un refugio para los libros prohibidos por la censura, estableciéndose redes de confianza entre libreros y lectores para su distribución clandestina.
Con el paso de los años, las casetas originales se fueron deteriorando. A principios de
los años 70 hubo un nuevo intento de remodelación, al amparo de reformas en el Real Jardín Botánico, pero tampoco se llevó a cabo. En 1986 se decidió su demolición. Los puestos fueron trasladados temporalmente al Paseo del Prado mientras se debatía un nuevo diseño; finalmente, se optó por reconstruir las casetas manteniendo su imagen original, pero
con nuevos materiales e incorporando por primera vez servicios básicos como agua, electricidad y teléfono. También se añadió una caseta destinada a aseos y almacenamiento, mejorando así las condiciones para libreros y visitantes. De los libreros a quienes fueron adjudicadas las casetas en 1986, 20 eran hombres y 10 eran mujeres.
En julio de 2004, un incendio en la subestación eléctrica de Unión Fenosa, situada en
la Cuesta de Moyano, obligó a los libreros a trasladarse nuevamente al Paseo del Prado.
Aunque las casetas no resultaron dañadas directamente, la explosión interrumpió servicios
básicos como el suministro de agua, lo que llevó a los libreros a permanecer en la nueva
ubicación durante casi tres años. Este evento representó un reto para la Feria de Libros, que
continuó abierta mientras esperaba poder volver a su ubicación habitual.
En 2007 los libreros pudieron regresar a la Cuesta de Moyano. Durante su ausencia, el
área fue completamente peatonalizada como parte del Plan Especial Prado-Recoletos, eliminándose el tráfico de vehículos. La caseta número 1 fue destinada al Ayuntamiento para la
venta de sus publicaciones; si bien con el tiempo este espacio evolucionó hasta transformarse en un punto de encuentro cultural y, posteriormente, en un centro de información turística.
Desde su vuelta a la cuesta, los libreros enfrentaron años de adversidades que pusieron en peligro la supervivencia de este histórico mercado. La crisis económica, la falta de
apoyo institucional, los elevados costes y la competencia tecnológica amenazaron con cerrar la Cuesta de Moyano.
Entre 2016 y 2017, el Ayuntamiento de Madrid, implementó el proyecto “Territorio
Moyano” para revitalizar la zona; esta iniciativa buscaba fomentar la lectura mediante actividades culturales y literarias, recuperando el interés por este emblemático espacio dedicado a los libros. Desde 2019, la asociación ciudadana “Soy de la Cuesta”, con el apoyo de
escritores como Arturo Pérez Reverte, Rosa Montero o Fernando Aramburu, organiza actividades que pretenden mantener el interés del público por esta feria de libros permanente.

BOCM-20250423-54

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