C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20241218-22)
Bien de interés cultural – Decreto 112/2024, de 11 de diciembre, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Paisaje Cultural, la Dehesa de La Villa en Madrid
12 páginas totales
Página
Zahoribo únicamente muestra información pública que han sido publicada previamente por organismos oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Pág. 92
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE DE 2024
B.O.C.M. Núm. 301
La cobertura vegetal de la Dehesa de la Villa se desarrolla sobre un conjunto de lomas
y vaguadas que conforman microclimas diversos, aprovechados especialmente por una rica
cobertura herbácea que va cambiando de año en año según la intervención de diferentes factores climáticos y meteorológicos. Esta variación interanual, unida a la variación estacional
de estas praderas naturales, ofrece un alto valor botánico, además de un valor perceptivo
como “naturaleza en la ciudad”, siendo la Dehesa de la Villa probablemente uno de los espacios verdes madrileños que más nos conecta con la naturaleza.
La cobertura arbórea es sin duda el aspecto más destacado de la Dehesa de la Villa. La
actual dehesa de pinos es la evolución de la antigua dehesa boyal, de encina o carrasca, formación vegetal que caracterizó la primitiva Dehesa de Amaniel.
En conjunto se contabilizan 8.516 árboles, siendo la especie arbórea dominante el
pino piñonero (Pinus pinea) con el 56 % del total de árboles, seguida por los pinos carrascos (Pinus halepensis), con un 7 % del total. La mayoría son árboles maduros o senescentes, lo que genera un impresionante dosel conformado por copas de grandes y ancianos ejemplares de pinos, que pueden superar los 20 metros de altura, herencia de las
plantaciones realizadas hace más de 100 años por iniciativa de Celedonio Rodrigáñez. El
carácter histórico del pinar se constata en ejemplares de avanzada edad y singularidad especial que los ha convertido en elementos de valor popular: como el Pino Rey, ubicado
por debajo de la Fuente de La Tomasa, y el pino Petanca, situado cerca de esta popular
zona de juego.
Otros elementos botánicos de interés histórico, paisajístico y ambiental son los fresnos
en torno al Paseo del Canalillo, plantados en el tiempo de la construcción del mismo. Quedan algunos ejemplares añosos, testigos de esa plantación, mientras que otros se extendieron
de forma natural junto con olmos en las vaguadas más frescas, en algunos casos con ejemplares de nueva plantación y otras especies como los chopos, enriqueciendo botánica y cromáticamente el espacio. En otras vaguadas este arbolado se completa con la característica
orla espinosa de espacios húmedos, zarzamoras, rosales silvestres, endrinos y espinos, como
es el caso del espacio bajo la Fuente de la Tomasa, interesante hábitat para la biodiversidad,
reforzado por la presencia de una pequeña y naturalizada lámina de agua estacional.
En cuanto a los olmos de la Dehesa de la Villa, destacan algunos ejemplares que presentan un gran porte, situación excepcional puesto que los olmos suelen desarrollar la enfermedad conocida como grafiosis al alcanzar cierta edad, por lo que no es habitual encontrar ejemplares maduros. Por ello los individuos encontrados en la Dehesa de la Villa fueron
utilizados dentro de un programa para combatir esta enfermedad que ha afectado enormemente al paisaje español.
En el trazado de la antigua Carretera de la Dehesa de la Villa encontramos plátanos y
diversas especies de acacias.
El pinar se enriqueció en los años 70 con nuevas plantaciones de jardinería y pequeñas intervenciones en los márgenes de la calle Antonio Machado y a ambos lados de la carretera que atravesaba la Dehesa de la Villa, con el objetivo de mejorar el uso público, pero
manteniendo, en todo caso, el carácter forestal del espacio. Característico de la jardinería
de estos años son las plantaciones de cedros, que en la Dehesa de la Villa se localizan especialmente en dos espacios: uno en la zona de acogida sobre praderas de césped, junto a
la calle Francos Rodríguez; y otro en la zona suroeste, junto a la calle Sinesio Delgado,
formando un bosquete en el que se mezclan ejemplares de gran porte de cedros del Atlas
(Cedrus atlantica) con la especie del Himalaya (Cedrus deodara).
Fruto de la interacción de los usuarios con el espacio y del fuerte sentido de pertenencia desarrollado a lo largo del siglo XX, se han generado plantaciones vecinales entre las
que destacan las de encinas, que tratan de recuperar el paisaje original en el imaginario del
ciudadano, y las de almendros en las laderas del Cerro de los Locos.
La constancia del encinar original se encuentra en el oeste de la Dehesa, en su límite con
la parcela del CIEMAT y en el área denominada de Pedrete, una de las menos antropizadas
de la Dehesa. Hoy día no existe un encinar maduro, pero sí un número considerable de pies,
algunos de porte considerable, que se ha potenciado con nuevas plantaciones de encinas y alcornoques. Además, en los márgenes de la zona alta de la antigua Carretera de la Dehesa de
la Villa destacan encinas de gran porte, testigos de la antigua formación adehesada.
Del antiguo encinar también hay constancia en zonas con retama (Retama sphaerocarpa),
formación característica como etapa de sustitución del encinar maduro por la acción antrópica.
La Dehesa de la Villa hoy día supone un bosque urbano de especial valor ecológico
para la ciudad de Madrid, con una fauna diversa y numerosa, como se ha constatado con
las 102 especies de aves identificadas. A esto se suma una valiosa biodiversidad conforma-
BOCM-20241218-22
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE DE 2024
B.O.C.M. Núm. 301
La cobertura vegetal de la Dehesa de la Villa se desarrolla sobre un conjunto de lomas
y vaguadas que conforman microclimas diversos, aprovechados especialmente por una rica
cobertura herbácea que va cambiando de año en año según la intervención de diferentes factores climáticos y meteorológicos. Esta variación interanual, unida a la variación estacional
de estas praderas naturales, ofrece un alto valor botánico, además de un valor perceptivo
como “naturaleza en la ciudad”, siendo la Dehesa de la Villa probablemente uno de los espacios verdes madrileños que más nos conecta con la naturaleza.
La cobertura arbórea es sin duda el aspecto más destacado de la Dehesa de la Villa. La
actual dehesa de pinos es la evolución de la antigua dehesa boyal, de encina o carrasca, formación vegetal que caracterizó la primitiva Dehesa de Amaniel.
En conjunto se contabilizan 8.516 árboles, siendo la especie arbórea dominante el
pino piñonero (Pinus pinea) con el 56 % del total de árboles, seguida por los pinos carrascos (Pinus halepensis), con un 7 % del total. La mayoría son árboles maduros o senescentes, lo que genera un impresionante dosel conformado por copas de grandes y ancianos ejemplares de pinos, que pueden superar los 20 metros de altura, herencia de las
plantaciones realizadas hace más de 100 años por iniciativa de Celedonio Rodrigáñez. El
carácter histórico del pinar se constata en ejemplares de avanzada edad y singularidad especial que los ha convertido en elementos de valor popular: como el Pino Rey, ubicado
por debajo de la Fuente de La Tomasa, y el pino Petanca, situado cerca de esta popular
zona de juego.
Otros elementos botánicos de interés histórico, paisajístico y ambiental son los fresnos
en torno al Paseo del Canalillo, plantados en el tiempo de la construcción del mismo. Quedan algunos ejemplares añosos, testigos de esa plantación, mientras que otros se extendieron
de forma natural junto con olmos en las vaguadas más frescas, en algunos casos con ejemplares de nueva plantación y otras especies como los chopos, enriqueciendo botánica y cromáticamente el espacio. En otras vaguadas este arbolado se completa con la característica
orla espinosa de espacios húmedos, zarzamoras, rosales silvestres, endrinos y espinos, como
es el caso del espacio bajo la Fuente de la Tomasa, interesante hábitat para la biodiversidad,
reforzado por la presencia de una pequeña y naturalizada lámina de agua estacional.
En cuanto a los olmos de la Dehesa de la Villa, destacan algunos ejemplares que presentan un gran porte, situación excepcional puesto que los olmos suelen desarrollar la enfermedad conocida como grafiosis al alcanzar cierta edad, por lo que no es habitual encontrar ejemplares maduros. Por ello los individuos encontrados en la Dehesa de la Villa fueron
utilizados dentro de un programa para combatir esta enfermedad que ha afectado enormemente al paisaje español.
En el trazado de la antigua Carretera de la Dehesa de la Villa encontramos plátanos y
diversas especies de acacias.
El pinar se enriqueció en los años 70 con nuevas plantaciones de jardinería y pequeñas intervenciones en los márgenes de la calle Antonio Machado y a ambos lados de la carretera que atravesaba la Dehesa de la Villa, con el objetivo de mejorar el uso público, pero
manteniendo, en todo caso, el carácter forestal del espacio. Característico de la jardinería
de estos años son las plantaciones de cedros, que en la Dehesa de la Villa se localizan especialmente en dos espacios: uno en la zona de acogida sobre praderas de césped, junto a
la calle Francos Rodríguez; y otro en la zona suroeste, junto a la calle Sinesio Delgado,
formando un bosquete en el que se mezclan ejemplares de gran porte de cedros del Atlas
(Cedrus atlantica) con la especie del Himalaya (Cedrus deodara).
Fruto de la interacción de los usuarios con el espacio y del fuerte sentido de pertenencia desarrollado a lo largo del siglo XX, se han generado plantaciones vecinales entre las
que destacan las de encinas, que tratan de recuperar el paisaje original en el imaginario del
ciudadano, y las de almendros en las laderas del Cerro de los Locos.
La constancia del encinar original se encuentra en el oeste de la Dehesa, en su límite con
la parcela del CIEMAT y en el área denominada de Pedrete, una de las menos antropizadas
de la Dehesa. Hoy día no existe un encinar maduro, pero sí un número considerable de pies,
algunos de porte considerable, que se ha potenciado con nuevas plantaciones de encinas y alcornoques. Además, en los márgenes de la zona alta de la antigua Carretera de la Dehesa de
la Villa destacan encinas de gran porte, testigos de la antigua formación adehesada.
Del antiguo encinar también hay constancia en zonas con retama (Retama sphaerocarpa),
formación característica como etapa de sustitución del encinar maduro por la acción antrópica.
La Dehesa de la Villa hoy día supone un bosque urbano de especial valor ecológico
para la ciudad de Madrid, con una fauna diversa y numerosa, como se ha constatado con
las 102 especies de aves identificadas. A esto se suma una valiosa biodiversidad conforma-
BOCM-20241218-22
BOCM