C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20241218-22)
Bien de interés cultural – Decreto 112/2024, de 11 de diciembre, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Paisaje Cultural, la Dehesa de La Villa en Madrid
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B.O.C.M. Núm. 301
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE DE 2024
da, más allá de la cobertura vegetal descrita, por hongos, líquenes, musgos, invertebrados,
reptiles, anfibios y pequeños mamíferos.
Como paisaje, la Dehesa de la Villa encierra un valor excepcional, por el fuerte contraste existente entre el parque y la trama urbana circundante y, sobre todo, por su característica orografía, que contribuye a aislar este enclave de la ciudad, proporcionando una rica
diferenciación paisajística y microclimática.
La vegetación también contribuye a su condición de excepcionalidad en Madrid, al ser
el único parque forestal dentro del área acotada por la M-30. La densidad arbórea consigue
en muchos puntos ocultar los bloques residenciales del perímetro y permite a los ciudadanos
recrear la experiencia de la inmersión en un ámbito natural en el que el terreno no está explanado y, en gran medida, los recorridos no están dirigidos por caminos determinados.
Su valor como paisaje cultural se establece también por la integración de Dehesa de la
Villa en el sistema de los montes históricos que circundan Madrid en el arco noroeste (Monte de Viñuelas, Área Forestal de Tres Cantos, Monte de El Pardo, Monte de la Zarzuela,
Dehesa de la Villa y Casa de Campo).
Por otra parte, la Dehesa cuenta con varios elementos patrimoniales que enriquecen el
valor del conjunto y que la conectan con su entorno más cercano:
— Yacimiento achelense: que relaciona su territorio con el de otros yacimientos análogos a lo largo del río Manzanares.
— Senda Real: camino histórico (hoy una senda de Gran Recorrido), que parte de la
entrada de la avenida de Miraflores y cruza la Dehesa de oeste a este, hasta el Centro de Información y Educación Ambiental. El origen de la Senda Real se remonta al siglo XV, cuando el rey Enrique III ordenó construir un pabellón de caza en
el Monte de El Pardo. El camino unía la ciudad de Madrid con el castillo de Manzanares El Real y permitía acceder al nuevo lugar de caza del monarca. En 1999
se inició la recuperación de este camino histórico y ese mismo año la tradicional
Senda Real se transformó en el sendero GR-124 y fue balizado. La senda presenta un gran valor histórico, al ser uno de los caminos tradicionales de enlace de
Madrid con Manzanares el Real que pervive desde hace más de 600 años, y permite integrar la Dehesa de la Villa en el entorno de montes preservados cercanos
a la capital al que pertenece.
— Viaje de agua de Amaniel o de Palacio: construido en el siglo XVII, durante el reinado de Felipe III, para el abastecimiento de agua del Real Alcázar, con origen en
el parque debido a la abundancia y calidad del agua del subsuelo de la Dehesa de
Amaniel y la diferencia de cota con el núcleo histórico de Madrid. En sus inmediaciones se ha descubierto y musealizado recientemente una de las arcas en las
que el agua se decantaba y distribuía a las fuentes. En la Dehesa se han localizado ocho capirotes de granito y un brocal, que señalizaban y cerraban los pozos verticales de ventilación de las minas de captación de aguas del subsuelo.
— Tapia del Pardo: se conserva un tramo, de 14 metros de longitud, de la tapia que Fernando VI mandó levantar (Cordón del Pardo), a mediados del siglo XVIII, para evitar la caza furtiva y el destrozo de los cultivos de la zona por el tránsito de ganado.
— Cotos de piedra: hay constancia documental de deslindes, apeos y amojonamientos de los años 1667, 1677, 1785, 1790 y 1886 y otros en el siglo XX. A partir
de 1785 se establecieron los cotos de piedra numerados, con la inscripción MDR,
que significa Madrid, lo que marcó de modo más permanente el perímetro de la
Dehesa de la Villa. Actualmente, los mojones son de granito, numerados, con las
letras DV/AM (Dehesa de la Villa/Ayuntamiento de Madrid), y recorren los límites desde el CIEMAT, la subestación eléctrica y el barrio de Valdezarza.
— Acequia del Norte (o “Canalillo”): se trataba de un canal a cielo abierto proyectado
en 1863 por el ingeniero Juan de Ribera Piferrer para recoger el excedente del agua
del Canal de Isabel II y emplearlo para el riego de los campos y huertas de Madrid.
Se proyectó como un paseo con alineación de árboles que evitaban la evaporación
del agua del canal. El riego tradicional se producía por gravedad desde la loma de
la Dehesa de Amaniel hasta espacios como el Real Sitio de la Florida, la posesión
de la Moncloa o el Monte de El Pardo. La acequia ha sido enterrada, pero su trazado pervive en el camino denominado Paseo del Canalillo, que atraviesa la Dehesa
de sur a norte. Fue un elemento característico del paisaje madrileño, descrito por
escritores como Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y Juan Ramón Jiménez.
— Mojones del Canal de Isabel II: los mojones delimitaban el espacio acotado por
donde discurría “el Canalillo”. Se han documentado dos tipos: mojones cilíndricos
Pág. 93
BOCM-20241218-22
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE DE 2024
da, más allá de la cobertura vegetal descrita, por hongos, líquenes, musgos, invertebrados,
reptiles, anfibios y pequeños mamíferos.
Como paisaje, la Dehesa de la Villa encierra un valor excepcional, por el fuerte contraste existente entre el parque y la trama urbana circundante y, sobre todo, por su característica orografía, que contribuye a aislar este enclave de la ciudad, proporcionando una rica
diferenciación paisajística y microclimática.
La vegetación también contribuye a su condición de excepcionalidad en Madrid, al ser
el único parque forestal dentro del área acotada por la M-30. La densidad arbórea consigue
en muchos puntos ocultar los bloques residenciales del perímetro y permite a los ciudadanos
recrear la experiencia de la inmersión en un ámbito natural en el que el terreno no está explanado y, en gran medida, los recorridos no están dirigidos por caminos determinados.
Su valor como paisaje cultural se establece también por la integración de Dehesa de la
Villa en el sistema de los montes históricos que circundan Madrid en el arco noroeste (Monte de Viñuelas, Área Forestal de Tres Cantos, Monte de El Pardo, Monte de la Zarzuela,
Dehesa de la Villa y Casa de Campo).
Por otra parte, la Dehesa cuenta con varios elementos patrimoniales que enriquecen el
valor del conjunto y que la conectan con su entorno más cercano:
— Yacimiento achelense: que relaciona su territorio con el de otros yacimientos análogos a lo largo del río Manzanares.
— Senda Real: camino histórico (hoy una senda de Gran Recorrido), que parte de la
entrada de la avenida de Miraflores y cruza la Dehesa de oeste a este, hasta el Centro de Información y Educación Ambiental. El origen de la Senda Real se remonta al siglo XV, cuando el rey Enrique III ordenó construir un pabellón de caza en
el Monte de El Pardo. El camino unía la ciudad de Madrid con el castillo de Manzanares El Real y permitía acceder al nuevo lugar de caza del monarca. En 1999
se inició la recuperación de este camino histórico y ese mismo año la tradicional
Senda Real se transformó en el sendero GR-124 y fue balizado. La senda presenta un gran valor histórico, al ser uno de los caminos tradicionales de enlace de
Madrid con Manzanares el Real que pervive desde hace más de 600 años, y permite integrar la Dehesa de la Villa en el entorno de montes preservados cercanos
a la capital al que pertenece.
— Viaje de agua de Amaniel o de Palacio: construido en el siglo XVII, durante el reinado de Felipe III, para el abastecimiento de agua del Real Alcázar, con origen en
el parque debido a la abundancia y calidad del agua del subsuelo de la Dehesa de
Amaniel y la diferencia de cota con el núcleo histórico de Madrid. En sus inmediaciones se ha descubierto y musealizado recientemente una de las arcas en las
que el agua se decantaba y distribuía a las fuentes. En la Dehesa se han localizado ocho capirotes de granito y un brocal, que señalizaban y cerraban los pozos verticales de ventilación de las minas de captación de aguas del subsuelo.
— Tapia del Pardo: se conserva un tramo, de 14 metros de longitud, de la tapia que Fernando VI mandó levantar (Cordón del Pardo), a mediados del siglo XVIII, para evitar la caza furtiva y el destrozo de los cultivos de la zona por el tránsito de ganado.
— Cotos de piedra: hay constancia documental de deslindes, apeos y amojonamientos de los años 1667, 1677, 1785, 1790 y 1886 y otros en el siglo XX. A partir
de 1785 se establecieron los cotos de piedra numerados, con la inscripción MDR,
que significa Madrid, lo que marcó de modo más permanente el perímetro de la
Dehesa de la Villa. Actualmente, los mojones son de granito, numerados, con las
letras DV/AM (Dehesa de la Villa/Ayuntamiento de Madrid), y recorren los límites desde el CIEMAT, la subestación eléctrica y el barrio de Valdezarza.
— Acequia del Norte (o “Canalillo”): se trataba de un canal a cielo abierto proyectado
en 1863 por el ingeniero Juan de Ribera Piferrer para recoger el excedente del agua
del Canal de Isabel II y emplearlo para el riego de los campos y huertas de Madrid.
Se proyectó como un paseo con alineación de árboles que evitaban la evaporación
del agua del canal. El riego tradicional se producía por gravedad desde la loma de
la Dehesa de Amaniel hasta espacios como el Real Sitio de la Florida, la posesión
de la Moncloa o el Monte de El Pardo. La acequia ha sido enterrada, pero su trazado pervive en el camino denominado Paseo del Canalillo, que atraviesa la Dehesa
de sur a norte. Fue un elemento característico del paisaje madrileño, descrito por
escritores como Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y Juan Ramón Jiménez.
— Mojones del Canal de Isabel II: los mojones delimitaban el espacio acotado por
donde discurría “el Canalillo”. Se han documentado dos tipos: mojones cilíndricos
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