C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20241218-22)
Bien de interés cultural – Decreto 112/2024, de 11 de diciembre, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Paisaje Cultural, la Dehesa de La Villa en Madrid
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B.O.C.M. Núm. 301
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE DE 2024
En las zonas libres de edificación, la Dehesa fue transformándose a partir de 1920 en
un lugar cada vez más frecuentado por los madrileños para pasar un día de campo, y en sus
inmediaciones proliferaron quioscos y merenderos.
Durante la Guerra Civil la zona fue parte del frente, lo que transformó significativamente su fisonomía con la construcción de trincheras, búnkeres o un puesto de mando.
A lo largo del siglo XX la Dehesa continuó perdiendo terreno: para la construcción del
centro médico Reina Fabiola de Mora y Aragón, de la Junta de Energía Nuclear (actual
CIEMAT) y de un cuartel para la Policía Armada y viviendas para miembros del cuerpo.
Desde finales de 1960, el Ayuntamiento, al considerar la Dehesa un parque forestal
para el disfrute ciudadano, ha intervenido en la misma para hacerla más transitable.
Durante la etapa final de franquismo, el Cerro de las Balas (ahora llamado Cerro de los
Locos) se transformó en un enclave de resistencia frente a las convenciones sociales del
momento, al convertirse en el lugar de encuentro de ciudadanos dedicados al culturismo, al
naturismo, al circo o al deporte para la práctica de actividades autogestionadas al aire libre.
El valor comunal de la Dehesa ha sido defendido en los momentos en los que intereses políticos o económicos han amenazado su integridad. La más reciente reivindicación
ciudadana tuvo lugar en los años 90, ante un proyecto de construcción de una autovía que
uniría las calles de Sinesio Delgado con Pablo Iglesias y que seccionaría este espacio verde, circunstancia que detonó la formación de la Coordinadora Salvemos la Dehesa de la Villa y consiguió paralizar el proyecto. Desde entonces, la Dehesa fue declarada Espacio Singular de Especial Protección.
Con el tiempo, por tanto, la Dehesa como espacio abierto y público, se ha convertido en
el destino de excursionistas, deportistas y público que busca el contacto con “el campo” y
aprecia su carácter forestal y agreste. Todavía hoy, la Dehesa de la Villa, ejemplo singular
de parque urbano, continúa generando un fuerte sentimiento de identidad entre la población.
3. Descripción del bien inmueble.
La Dehesa de la Villa se sitúa en el noroeste de Madrid, en una posición de borde entre el núcleo urbano y un entorno caracterizado por la presencia de grandes extensiones de
carácter más natural, como el Monte de El Pardo, la Casa de Campo, las riberas del río Manzanares, y la zona de edificación abierta de la Ciudad Universitaria, con los que forma una
línea verde casi continua. Esta circunstancia, junto a su posición de atalaya natural en una
de las márgenes del sistema de terrazas del río Manzanares, hace de la Dehesa de la Villa
un espacio único y singular.
La Dehesa de la Villa no se encuentra limitada por muros, sino fundamentalmente por
los viales que forman su perímetro; algunos se han mantenido invariables al menos desde
el deslinde realizado en 1886, del que se tiene constancia gráfica, mientras que otros se han
modificado, como consecuencia lógica e inevitable de la adaptación de un espacio de uso
comunal a la dinámica urbana, y a las cesiones y agregaciones de parcelas que se han sucedido a lo largo de siglos.
La calle de Francos Rodríguez (antigua Vereda de Carabineros, luego camino de la
Dehesa de la Villa), y su prolongación en la calle de Antonio Machado, divide el recinto en
dos partes claramente diferenciadas: la que queda al noreste de estos viales, de carácter
fuertemente urbano, un ámbito prácticamente llano, ajardinado y dotado con áreas de juego, y la situada al suroeste, una dehesa de pinos, cuyo aspecto forestal es una de las singularidades más valiosas del conjunto.
Destaca, además, la existencia de viales interiores que recorren el espacio adaptados a
su peculiar orografía, como el sendero de gran recorrido GR-124, el Paseo del Canalillo o el
que se corresponde con la antigua carretera que atravesaba la Dehesa de la Villa, que cerró
al tráfico en 2004, posibilitando su recuperación para el paseo y el ciclismo, y la creación de
una serie de miradores, que forman hoy uno de los espacios más característicos del parque.
Por otra parte, el agua es uno de los componentes principales de la Dehesa. Su huella
está presente en el viaje de agua de Amaniel, en “el Canalillo” y en la Fuente de la Tomasa.
La presencia de construcciones en la zona forestal del parque es escasa. El Centro de
Prevención de Riesgos Laborales Fabiola de Mora y Aragón, construido a mediados de los
años 60 del siglo XX, queda integrado en el interior del pinar, mientras que otras edificaciones de menor escala, como los quioscos, o el Centro de Información y Educación Ambiental Dehesa de la Villa (CIEA), se emplazan en las zonas más próximas del núcleo urbano, sin desvirtuar el aspecto forestal del resto del recinto. Otras zonas albergan juegos
tradicionales como el chito o la petanca. Es un lugar caracterizado por su singular formación vegetal, su orografía, la huella del agua oculta y la intensa actividad social y cultural.
Pág. 91
BOCM-20241218-22
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE DE 2024
En las zonas libres de edificación, la Dehesa fue transformándose a partir de 1920 en
un lugar cada vez más frecuentado por los madrileños para pasar un día de campo, y en sus
inmediaciones proliferaron quioscos y merenderos.
Durante la Guerra Civil la zona fue parte del frente, lo que transformó significativamente su fisonomía con la construcción de trincheras, búnkeres o un puesto de mando.
A lo largo del siglo XX la Dehesa continuó perdiendo terreno: para la construcción del
centro médico Reina Fabiola de Mora y Aragón, de la Junta de Energía Nuclear (actual
CIEMAT) y de un cuartel para la Policía Armada y viviendas para miembros del cuerpo.
Desde finales de 1960, el Ayuntamiento, al considerar la Dehesa un parque forestal
para el disfrute ciudadano, ha intervenido en la misma para hacerla más transitable.
Durante la etapa final de franquismo, el Cerro de las Balas (ahora llamado Cerro de los
Locos) se transformó en un enclave de resistencia frente a las convenciones sociales del
momento, al convertirse en el lugar de encuentro de ciudadanos dedicados al culturismo, al
naturismo, al circo o al deporte para la práctica de actividades autogestionadas al aire libre.
El valor comunal de la Dehesa ha sido defendido en los momentos en los que intereses políticos o económicos han amenazado su integridad. La más reciente reivindicación
ciudadana tuvo lugar en los años 90, ante un proyecto de construcción de una autovía que
uniría las calles de Sinesio Delgado con Pablo Iglesias y que seccionaría este espacio verde, circunstancia que detonó la formación de la Coordinadora Salvemos la Dehesa de la Villa y consiguió paralizar el proyecto. Desde entonces, la Dehesa fue declarada Espacio Singular de Especial Protección.
Con el tiempo, por tanto, la Dehesa como espacio abierto y público, se ha convertido en
el destino de excursionistas, deportistas y público que busca el contacto con “el campo” y
aprecia su carácter forestal y agreste. Todavía hoy, la Dehesa de la Villa, ejemplo singular
de parque urbano, continúa generando un fuerte sentimiento de identidad entre la población.
3. Descripción del bien inmueble.
La Dehesa de la Villa se sitúa en el noroeste de Madrid, en una posición de borde entre el núcleo urbano y un entorno caracterizado por la presencia de grandes extensiones de
carácter más natural, como el Monte de El Pardo, la Casa de Campo, las riberas del río Manzanares, y la zona de edificación abierta de la Ciudad Universitaria, con los que forma una
línea verde casi continua. Esta circunstancia, junto a su posición de atalaya natural en una
de las márgenes del sistema de terrazas del río Manzanares, hace de la Dehesa de la Villa
un espacio único y singular.
La Dehesa de la Villa no se encuentra limitada por muros, sino fundamentalmente por
los viales que forman su perímetro; algunos se han mantenido invariables al menos desde
el deslinde realizado en 1886, del que se tiene constancia gráfica, mientras que otros se han
modificado, como consecuencia lógica e inevitable de la adaptación de un espacio de uso
comunal a la dinámica urbana, y a las cesiones y agregaciones de parcelas que se han sucedido a lo largo de siglos.
La calle de Francos Rodríguez (antigua Vereda de Carabineros, luego camino de la
Dehesa de la Villa), y su prolongación en la calle de Antonio Machado, divide el recinto en
dos partes claramente diferenciadas: la que queda al noreste de estos viales, de carácter
fuertemente urbano, un ámbito prácticamente llano, ajardinado y dotado con áreas de juego, y la situada al suroeste, una dehesa de pinos, cuyo aspecto forestal es una de las singularidades más valiosas del conjunto.
Destaca, además, la existencia de viales interiores que recorren el espacio adaptados a
su peculiar orografía, como el sendero de gran recorrido GR-124, el Paseo del Canalillo o el
que se corresponde con la antigua carretera que atravesaba la Dehesa de la Villa, que cerró
al tráfico en 2004, posibilitando su recuperación para el paseo y el ciclismo, y la creación de
una serie de miradores, que forman hoy uno de los espacios más característicos del parque.
Por otra parte, el agua es uno de los componentes principales de la Dehesa. Su huella
está presente en el viaje de agua de Amaniel, en “el Canalillo” y en la Fuente de la Tomasa.
La presencia de construcciones en la zona forestal del parque es escasa. El Centro de
Prevención de Riesgos Laborales Fabiola de Mora y Aragón, construido a mediados de los
años 60 del siglo XX, queda integrado en el interior del pinar, mientras que otras edificaciones de menor escala, como los quioscos, o el Centro de Información y Educación Ambiental Dehesa de la Villa (CIEA), se emplazan en las zonas más próximas del núcleo urbano, sin desvirtuar el aspecto forestal del resto del recinto. Otras zonas albergan juegos
tradicionales como el chito o la petanca. Es un lugar caracterizado por su singular formación vegetal, su orografía, la huella del agua oculta y la intensa actividad social y cultural.
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BOCM-20241218-22
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