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Bien de interés cultural – Resolución de 5 de junio de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Monumento, de la iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora en Valdemorillo (Madrid)
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Pág. 206
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024
B.O.C.M. Núm. 145
En el interior de la nueva nave se aprecian ligeros cambios con respecto a la cabecera
en las características de algunos elementos constructivos, como el diseño de las bóvedas estrelladas que, sin embargo, mantienen el mismo perfil de sus nervios y arcos, o los vanos
que varían su diseño. Se mantiene también la misma tipología de los pilares baquetonados,
y los perfiles de cimacios y basas.
Hacia 1590 faltaba por levantar la fachada occidental, por lo que se decide concluir
añadiendo un tramo a la nave, donde se ubica el coro alto, flanqueado por dos torres, la sur
sin concluir, y la fachada propiamente dicha con la portada principal, todo construido con
sillares de iguales dimensiones. El citado tramo se cubre con una bóveda estrellada, aunque
más sencilla que las de la nave, para no romper con el resto de las cubiertas de la iglesia.
En una de sus claves se grabó la fecha de conclusión de la obra en 1601.
La iglesia constituye una magnífica expresión de las características de la arquitectura
tardogótica castellana, relacionada especialmente con los talleres abulenses, cuya tipología
templaria responde a unas características claras. En opinión de la dra. de la Morena, atendiendo a su distribución geográfica y características constructivas, el templo de Valdemorillo se encuadraría dentro de un grupo de iglesias localizado en la zona occidental de la región madrileña que limita con la provincia de Ávila, concretamente el área sur de la Sierra
de Guadarrama, a orillas del río Alberche, que denominó “tipo serrano”. En este grupo se
pueden situar las iglesias de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Cerceda, Navalagamella,
Robledo de Chavela y Villa del Prado.
El principal representante de esta escuela abulense fue el maestro trasmerano Martín
de Solórzano (activo en 1482-1506), quien plasmará su concepción artística en el monasterio de Santo Tomás de Ávila, determinando en gran medida la evolución de la arquitectura
tardogótica en la provincia abulense hasta bien entrado el siglo XV y dando lugar a un taller de gran entidad. Otro destacado maestro de esta escuela, seguidor de Solórzano, fue
Juan Campero “El Viejo” (+1547), perteneciente a una familia de canteros activos en Ávila a lo largo del siglo XVI.
Algunos especialistas consideran que el maestro Juan Campero pudo intervenir en la
iglesia de Valdemorillo. Se sabe que en sus primeros años trabajó a las órdenes del cardenal Cisneros, en Torrelaguna y Alcalá de Henares. Entre 1508 y 1539 se documenta su actividad en Ávila, Cuenca, Madrid, Salamanca, Valladolid y Zamora. Dadas las numerosas
obras que dirigía, estaba en relación con otros maestros, pudiendo suponer la existencia de
un taller. Su obra más destacada es la capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, en Ávila; y en
la región madrileña participó en la construcción de las torres de las iglesias de Torrelaguna, Colmenar Viejo y Guadalix de la Sierra (1510-1515), la sacristía de la capilla del colegio de San Ildefonso en Alcalá de Henares (1515) o el convento de la Madre de Dios en Torrelaguna (1524). María Jesús Ruiz Ayucar Zurdo opina que, aunque documentalmente no
está demostrado, Campero pudo intervenir en la cabecera de Valdemorillo. La iglesia de
Valdemorillo muestra otros elementos constructivos y decorativos que aparecen en las
obras atribuidas a Campero en Ávila y en las iglesias de Madrid citadas anteriormente. Considerando lo expuesto, sería posible atribuir a Juan Campero las trazas de la cabecera de la
iglesia de la Asunción de Valdemorillo, cuya obra se llevaría a cabo durante el primer cuarto del siglo XVI.
Concluida la cabecera e interrumpidas las obras, se levantó la nave manteniendo las
mismas características de los elementos estructurales y decorativos de la fase anterior, lo
que parece indicar la intervención de algún maestro o taller seguidor o cercano a Campero,
de manera que la construcción muestra en su interior una clara unidad de conjunto, siguiendo una misma traza y manifestando pequeñas diferencias debidas al cambio de cuadrilla en
la ejecución de las obras. Las diferencias son algo más evidentes en el exterior, en vanos,
cornisas y contrafuertes.
Posteriormente, siendo cura párroco de Valdemorillo Pedro de Cardeña, decidió terminar la iglesia que había quedado inconclusa, para lo cual se contrató al maestro Bartolomé
Elorriaga, según consta en la documentación conservada en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Se trata de un cantero vizcaíno, que intervino en la última etapa constructiva
del monasterio de El Escorial junto a Juan de Herrera, dispersando y expandiendo el estilo herreriano por la Península. Intervino también en la iglesia de San Bernabé, en El Escorial de
Abajo, con Francisco de Mora, y en la iglesia de la Asunción en Colmenar del Arroyo, todas
ellas claro ejemplo de la influencia de El Escorial, dominando el clasicismo y sobriedad de
Herrera: rigor geométrico, ausencia de decoración, volúmenes limpios, vanos rectangulares
adintelados y potentes fachadas flanqueadas por torres de planta cuadrangular.
En 1590 Elorriaga establecía las condiciones, posturas y remate para ejecutar la obra
en seis años. En 1591 el arzobispo de Toledo concedió la obra al maestro de cantería Gon-
BOCM-20240619-56
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024
B.O.C.M. Núm. 145
En el interior de la nueva nave se aprecian ligeros cambios con respecto a la cabecera
en las características de algunos elementos constructivos, como el diseño de las bóvedas estrelladas que, sin embargo, mantienen el mismo perfil de sus nervios y arcos, o los vanos
que varían su diseño. Se mantiene también la misma tipología de los pilares baquetonados,
y los perfiles de cimacios y basas.
Hacia 1590 faltaba por levantar la fachada occidental, por lo que se decide concluir
añadiendo un tramo a la nave, donde se ubica el coro alto, flanqueado por dos torres, la sur
sin concluir, y la fachada propiamente dicha con la portada principal, todo construido con
sillares de iguales dimensiones. El citado tramo se cubre con una bóveda estrellada, aunque
más sencilla que las de la nave, para no romper con el resto de las cubiertas de la iglesia.
En una de sus claves se grabó la fecha de conclusión de la obra en 1601.
La iglesia constituye una magnífica expresión de las características de la arquitectura
tardogótica castellana, relacionada especialmente con los talleres abulenses, cuya tipología
templaria responde a unas características claras. En opinión de la dra. de la Morena, atendiendo a su distribución geográfica y características constructivas, el templo de Valdemorillo se encuadraría dentro de un grupo de iglesias localizado en la zona occidental de la región madrileña que limita con la provincia de Ávila, concretamente el área sur de la Sierra
de Guadarrama, a orillas del río Alberche, que denominó “tipo serrano”. En este grupo se
pueden situar las iglesias de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Cerceda, Navalagamella,
Robledo de Chavela y Villa del Prado.
El principal representante de esta escuela abulense fue el maestro trasmerano Martín
de Solórzano (activo en 1482-1506), quien plasmará su concepción artística en el monasterio de Santo Tomás de Ávila, determinando en gran medida la evolución de la arquitectura
tardogótica en la provincia abulense hasta bien entrado el siglo XV y dando lugar a un taller de gran entidad. Otro destacado maestro de esta escuela, seguidor de Solórzano, fue
Juan Campero “El Viejo” (+1547), perteneciente a una familia de canteros activos en Ávila a lo largo del siglo XVI.
Algunos especialistas consideran que el maestro Juan Campero pudo intervenir en la
iglesia de Valdemorillo. Se sabe que en sus primeros años trabajó a las órdenes del cardenal Cisneros, en Torrelaguna y Alcalá de Henares. Entre 1508 y 1539 se documenta su actividad en Ávila, Cuenca, Madrid, Salamanca, Valladolid y Zamora. Dadas las numerosas
obras que dirigía, estaba en relación con otros maestros, pudiendo suponer la existencia de
un taller. Su obra más destacada es la capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, en Ávila; y en
la región madrileña participó en la construcción de las torres de las iglesias de Torrelaguna, Colmenar Viejo y Guadalix de la Sierra (1510-1515), la sacristía de la capilla del colegio de San Ildefonso en Alcalá de Henares (1515) o el convento de la Madre de Dios en Torrelaguna (1524). María Jesús Ruiz Ayucar Zurdo opina que, aunque documentalmente no
está demostrado, Campero pudo intervenir en la cabecera de Valdemorillo. La iglesia de
Valdemorillo muestra otros elementos constructivos y decorativos que aparecen en las
obras atribuidas a Campero en Ávila y en las iglesias de Madrid citadas anteriormente. Considerando lo expuesto, sería posible atribuir a Juan Campero las trazas de la cabecera de la
iglesia de la Asunción de Valdemorillo, cuya obra se llevaría a cabo durante el primer cuarto del siglo XVI.
Concluida la cabecera e interrumpidas las obras, se levantó la nave manteniendo las
mismas características de los elementos estructurales y decorativos de la fase anterior, lo
que parece indicar la intervención de algún maestro o taller seguidor o cercano a Campero,
de manera que la construcción muestra en su interior una clara unidad de conjunto, siguiendo una misma traza y manifestando pequeñas diferencias debidas al cambio de cuadrilla en
la ejecución de las obras. Las diferencias son algo más evidentes en el exterior, en vanos,
cornisas y contrafuertes.
Posteriormente, siendo cura párroco de Valdemorillo Pedro de Cardeña, decidió terminar la iglesia que había quedado inconclusa, para lo cual se contrató al maestro Bartolomé
Elorriaga, según consta en la documentación conservada en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Se trata de un cantero vizcaíno, que intervino en la última etapa constructiva
del monasterio de El Escorial junto a Juan de Herrera, dispersando y expandiendo el estilo herreriano por la Península. Intervino también en la iglesia de San Bernabé, en El Escorial de
Abajo, con Francisco de Mora, y en la iglesia de la Asunción en Colmenar del Arroyo, todas
ellas claro ejemplo de la influencia de El Escorial, dominando el clasicismo y sobriedad de
Herrera: rigor geométrico, ausencia de decoración, volúmenes limpios, vanos rectangulares
adintelados y potentes fachadas flanqueadas por torres de planta cuadrangular.
En 1590 Elorriaga establecía las condiciones, posturas y remate para ejecutar la obra
en seis años. En 1591 el arzobispo de Toledo concedió la obra al maestro de cantería Gon-
BOCM-20240619-56
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