C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20240506-39)
Bien de interés cultural –  Decreto 49/2024, de 30 de abril, del Consejo de Gobierno, por el que se declara bien de interés cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de sitio científico, la estación de comunicaciones por satélite en Buitrago del Lozoya (Madrid)
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
LUNES 6 DE MAYO DE 2024

B.O.C.M. Núm. 107

En 1992 se llevó a cabo la adición de una edificación también de ladrillo destinada a
alojar instalaciones, dispuesta justo delante del volumen cilíndrico de la sala de control, que
limita en parte las vistas que desde el interior ofrece la sala. Reutiliza una torre de escalera
con lucernario del edificio original.
De época indeterminada es la sala situada justo en el extremo de poniente del edificio
principal, que, en la actualidad, sirve de cantina y de espacio para alojar las máquinas de
venta de comestibles. También se ha realizado una adición al edificio de fuerza, una conducción levantada con un machón de ladrillo y de menos de 2 metros de altura. En el lado
opuesto, hacia la M-137, se ha levantado un cuerpo que elimina el escalonamiento de volúmenes de la obra original. También se ha localizado un cobertizo de muy pequeño tamaño en la parte baja de la cafetería, de muy baja calidad constructiva.
De vuelta al edificio principal, y tal y como se ha comentado, la mayor parte del recorrido se efectúa en horizontal, sin cambios de cota significativos. Más allá de la torre del
depósito solo existen plantas por encima de la rasante en cuatro puntos. Son, de oeste a este,
el ala de los despachos —ahora habitaciones—, la entreplanta del vestíbulo de acceso, la
cafetería y la “L” de las residencias. El conjunto de terrazas de las residencias, que en planta se manifiestan con un característico perfil dentado, vierte hacia un jardín. En el ala que
se alinea con uno de los lados del claustro, se apilan, por única vez en todo el proyecto, tres
plantas de uso. Enterrado bajo el claustro hay un nivel de instalaciones.
Las habitaciones contaban en origen con un enyesado en blanco y un suelo de linóleo,
que no se conserva. Las celosías de madera originales, que delimitaban el espacio al aire libre de cada una las terrazas del ala este de residencias, se sustituyeron por unas piezas de
celosía realizadas en hormigón prefabricado. Los aspectos fundamentales que hacen tan
atractiva esa parte del conjunto son su escalonamiento volumétrico, la orientación hacia las
antenas como elementos integrantes del paisaje o la cercanía al jardín —actuación muy reciente. La misma solución con celosía se ha llevado a cabo también en la ventana alargada
del ala de poniente del edificio, ubicada junto a la entrada principal.
Frente al ala de las residencias se ha creado muy recientemente un jardín que, aunque
no tiene relación con el planteamiento original, mucho más austero y sostenible en términos de mantenimiento y que recurría a recursos secos, como piedras y guijarros, con tierra,
para minimizar el riego, ofrece un espacio de esparcimiento y no compite con la edificación
original.
Las viseras de rasilla cerámica construidas en varios puntos de la fachada se incorporaron en los años 80 y alteran en cierta medida la imagen del edificio. Destaca su incidencia, por ejemplo, en uno de los espacios más representativos del conjunto como es la entrada, donde esos voladizos hacen de alero por encima de la carpintería de madera que vierte
sobre el espacio en doble altura del acceso. También resulta llamativa su presencia en el patio, donde la limpieza y el juego con bandas horizontales del proyecto original —inspiradas en la arquitectura de Alvar Aalto— queda así alterado.
Las obras de impermeabilización de la cubierta han sustituido el acabado cerámico original por una tela asfáltica rematada contra los petos, a modo de albardilla, con un perfil de
aluminio que, aunque sí existía en la obra original, presentaba entonces un acabado oscuro,
más acorde e integrado con los tonos del ladrillo del cerramiento. Como en uno cuantos
puntos del inmueble el plano superior resulta completamente visible, tanto esta solución
como algunos casetones de instalaciones que se han construido sobre ese plano a lo largo
de los años resultan particularmente llamativos.
Debe destacarse que el tratamiento de los espacios exteriores fue de gran importancia
para los arquitectos, conforme a su intención declarada en la memoria de “entonar con el paisaje”. En otra memoria descriptiva de este proyecto, publicada años después por el propio Julio Cano Lasso, este contaba que pusieron todo su empeño en respetar el paisaje natural, tratando de restaurar los inevitables estragos de la obra, conservando las rocas y las encinas. Ese
respeto se aprecia en el trazado de vías muy escuetas, apenas pavimentadas, y la realización
de escasísimas actuaciones en un entorno que se pretendió dejar en un estado semisalvaje.
Apenas se efectuó una acequia, aún visible en la actualidad y en un ladrillo muy similar al del
edificio, que conducía las aguas hacia un arroyo situado en el lado sur de la parcela.
Dos cuestiones fueron prioritarias para los arquitectos en la central de Buitrago: el material constructivo y la relación del edificio con el entorno, su integración en el paisaje. El
ladrillo, utilizado de manera masiva, da unidad a la diversidad de formas y volúmenes que
configuran la estación y cumple la intención expresada por los autores: extremar la tensión
entre una arquitectura intemporal, arraigada en la tierra, con su función espacial, casi de
“ciencia ficción”.

BOCM-20240506-39

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