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Bien de interés cultural –  Resolución de 27 de febrero de 2024, para la incoación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto de Bienes Muebles, del Relicario del Monasterio del Santísimo Sacramento de Religiosas Bernardas, en Boadilla del Monte (Madrid)
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B.O.C.M. Núm. 62

BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 13 DE MARZO DE 2024

pino tallada, dorada y policromada. Presentan una peana rectangular sobre la que se levanta un pedestal que sostiene un cuerpo semiesférico con dos asas laterales avolutadas. La
tapa tiene forma de campana invertida sobre un pedestal moldurado, rematada en una bola.
En el frente se adhiere un tarjetón rectangular rematado en un frontón triangular, con el
nombre del santo cuyos restos se encuentran en la urna, escrito en tinta negra.
Esta tipología recuerda los sarcófagos escurialenses del Panteón de los Reyes. Es posible que el taller que realizó estos relicarios, se sitúe en la esfera de los talleres reales que
trabajaban para las casas nobles y conventos madrileños cercanos a la Corte.
Existe asimismo un conjunto de seis relicarios tipo custodia, datables hacia 1640, de
taller madrileño. Presentan un viril ochavado, con marcos de madera ebonizada de sencillo
molduraje y con aplicaciones de bronce. Cada uno de los ochavos presenta ocho tecas acristaladas rodeadas por un marco de plata donde se encuentran las reliquias. En el centro del
viril se muestra un Agnus Dei rodeado de flores de tela y papel. Este tipo de labor destinada a adornar los relicarios se encuentra en numerosas piezas, como manifestación de una de
las labores más tradicionales y cotidianas de las clausuras femeninas. Estos viriles se montaron posteriormente sobre unos soportes formados por piezas de diversa tipología.
Los relicarios tipo farol, modelo del que se conservan tres parejas de taller madrileño
correspondientes a la primera mitad del siglo XVII, están formados por un cuerpo prismático acristalado con aristas lisas y cubierta con cúpula semiesférica con incrustaciones de
piedras, rematada en una cruz. El interior contiene un soporte prismático de cartón forrado
de raso al que se adhieren los restos óseos identificados con una filacteria, rodeados por
adornos de pasamanería, laminillas plateadas, cordoncillos, flores secas, realizadas por la
comunidad de religiosas. Existen otras dos parejas que presentan algunas diferencias en la
forma del cuerpo, piramidal y troncopiramidal. Todos ellos se encuentran dentro del estilo
escurialense de finales del siglo XVI y principios del XVII, en relación con los talleres del
círculo cortesano.
Al siglo XVII corresponden también dos urnas escaparate, realizadas por un taller romano hacia 1670. De madera de roble dorado, se componen de una caja de planta rectangular dispuesta sobre un pedestal moldurado. El contenedor es de forma trapezoidal acristalada con cubierta troncopiramidal también acristalada. Los restos se incorporan entre
textiles y flores de tela y papel, con filacteria indicando la identidad del santo.
El Relicario contiene también un grupo de cuatro cajas escaparate de taller madrileño fechadas hacia 1650, de madera de pino ebonizada, de forma rectangular con vidrios, que apoya
en un pedestal moldurado; remata en una tapa plana y sobre ella un pequeño templete.
Otro modelo integra seis cajas relicario, de taller español, que se fechan en el siglo XVIII.
Son de hojalata y vidrio, de forma trapezoidal y cubierta troncopiramidal rematada en una
flor. El interior guarda los restos óseos entre algodón rodeados de flores de tela encolada,
labor realizada por la comunidad de religiosas.
Es destacable asimismo una arqueta relicario de taller flamenco, de hacia 1600, en madera de roble y ébano, con plata y vidrio. De forma tumular y planta rectangular, está formada por cuatro bastidores ensamblados, calados y enrejados para vidrios; la tapa es troncopiramidal con ventanas para vidrios.
Imitando este modelo flamenco, se conservan dos arquetas de taller madrileño, realizadas hacia finales del siglo XVIII o principios del XIX en madera de pino policromada y
dorada. El interior, donde se encuentran los restos óseos sin identificar, está forrado con
textiles rodeados de flores de tela realizados por la comunidad de religiosas.
Se conservan también doce relicarios de tipo vaso o ampolla con pie, de taller madrileño, realizadas con posterioridad a 1850 en vidrio y madera dorada. La ampolla, de vidrio
reforzada con listones verticales, puede ser de forma hexagonal, piramidal o cilíndrica; reposa sobre una peana circular moldurada y remata en una tapa cupuliforme, con pináculo
de estilo escurialense. Estos modelos imitan relicarios de los siglos XVII y XVIII, realizados en bronce por talleres madrileños.
El conjunto también incorpora cuatro relicarios teca, pequeños contenedores de forma
ovalada con marcos de plata en su color decorados con roleos, donde se guarda los restos
óseos con papeles de colores y filacterias identificativas. En origen se colgaban del cuello,
aunque posteriormente se montaron en cajas de madera para ser colocados en oratorios y
lipsanotecas.
El Relicario contiene una serie de cuadros relicario con Agnus Dei, del siglo XIX, realizados por la comunidad de religiosas. Los relieves de cera son de talleres vaticanos del siglo XVII.

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