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Bien de interés cultural –  Resolución de 27 de febrero de 2024, para la incoación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto de Bienes Muebles, del Relicario del Monasterio del Santísimo Sacramento de Religiosas Bernardas, en Boadilla del Monte (Madrid)
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 13 DE MARZO DE 2024

B.O.C.M. Núm. 62

car los relicarios. La calle central, que sobresale ligeramente, está flanqueada por dos pares
de pilastras que soportan un entablamento rematado en un frontón triangular. El basamento está estructurado en espacios rectangulares enmarcados por molduras y decorados con
motivos geométricos tallados y policromados. En la calle central de la pared sur se encuadra un mueble relicario y en la pared norte un mueble retablo situado sobre el altar.
Las paredes este y oeste se estructuran en dos calles laterales y dos centrales, y entre
ellas otros dos espacios de mayor anchura donde, en origen, se abrían dos puertas de madera en cada pared. En algún momento posterior al de creación del Relicario se cegaron todos
los vanos, excepto uno, añadiéndose ménsulas en esos espacios y sobre las puertas, para
ubicar nuevos relicarios. En la pared este se conserva la única puerta que no ha sido cegada, constituida por dos batientes formados por un basamento y un cuerpo de barrotes torneados. En las calles laterales, se abren sendas ventanas con celosías de motivos geométricos, rematadas en un frontón triangular decorado con bolas en sus vértices; y en las calles
centrales sendas parejas de vanos en faja, cerradas mediante celosías con decoración geométrica. Este cuerpo, que remata en un entablamento, descansa sobre un basamento como
el descrito anteriormente.
El techo del Relicario está decorado con pinturas sobre lienzo que simulan una decoración de elementos de marquetería, motivos vegetales y cueros recortados. En el centro de
la composición se reproduce el escudo de armas del duque de Uceda: con corona ducal y
partido, en la mitad de la siniestra, sobre campo de oro, banda de sable; en la diestra, sobre
campo azur, tres arietes de plata en palo y colocados en faja.
Tipología de los relicarios:
El conjunto de bienes que compone el Relicario está formado por elementos de diferente datación y tipología, producto de su evolución cronológica. Entre ellos, un numeroso
grupo puede datarse en el siglo XVII, constituyendo el de mayor valor histórico y artístico;
de ellos una parte está formada por piezas realizadas en el primer tercio de este siglo en talleres italianos, y se corresponden al período fundacional del monasterio y del Relicario.
Después, a lo largo del siglo el número de piezas fue aumentando con nuevos relicarios, la
mayoría de talleres madrileños.
Se conserva un numeroso grupo de relicarios-retablos, la mayor parte realizados en talleres italianos durante el primer tercio del siglo XVII, cuya finalidad era exhibir diferentes
reliquias y pequeñas pinturas o esculturas devocionales. Estos pequeños retablos tuvieron
una amplia difusión en España, debido tanto a la importación de piezas procedentes de Italia como a las realizadas por artífices españoles inspiradas en los modelos italianos, que se
destinaban tanto a oratorios privados como a lipsanotecas.
Están realizados en madera de ébano o ebonizada, con aplicaciones en bronce y adoptan distintas formas: de tipo ostensorio, con la pala rectangular o poligonal, en la que se
abren las tecas acristaladas que contienen los restos de las reliquias, y en el centro un “Agnus Dei” o bien un óleo sobre cobre; de pala central se dividida en pequeños compartimentos forrados con tela que contienen los restos; o bien retablos tipo fachada clásica, con una
hornacina central para ubicar una escultura o pintura flanqueada por columnas y remata con
un frontón, entorno a la cual se sitúan las tecas. Todos ellos se asientan sobre un basamento moldurado, donde también se ubican reliquias.
Otro numeroso grupo lo constituyen los treinta y seis brazos relicario, fechados entre 1600 y 1611, ejecutados por talleres castellanos. Esta modalidad, que se desarrolla desde la Edad Media, generalmente ejecutados en plata, tiene su máximo desarrollo a finales
del siglo XVI y durante el XVII, siendo muy frecuente encontrar ejemplares en los monasterios y conventos. Están realizados en madera tallada, policromada y dorada, y muestran
un carácter naturalista diferenciando el antebrazo, la muñeca y la mano extendida o bendiciendo. En el antebrazo se abre un viril acristalado que deja ver los restos, en ocasiones rodeado de flores de tela realizadas por la comunidad de religiosas. Reposan sobre una base
circular y una peana cuadrangular.
A esta primera década del siglo XVII corresponden también dos pirámides relicario,
de escuela castellana, realizados en ébano, plata y bronce dorado. Están formados por una
peana cuadrada, sobre ella un prisma acristalado con los restos óseos, que soporta un cuerpo piramidal acristalado también con reliquias. Destaca un conjunto constituido por dos pirámides y un crucifijo, fechado entre 1600 y 1611, realizado en ébano, bronce dorado y esmaltes; la figura de Cristo crucificado es de hueso, sobre una cruz de ébano que apoya en
una peana escalonada donde se aplican dos pequeñas cruces.
La lipsanoteca conserva también un grupo de dieciséis relicarios en forma de sarcófago, de taller madrileño, fechados con posterioridad a 1650. Están realizados en madera de

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