Alcalá de Henares (BOCM-20231123-69)
Urbanismo. Plan especial
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
JUEVES 23 DE NOVIEMBRE DE 2023

B.O.C.M. Núm. 279

Asimismo, será preciso reducir los riesgos de accidentes de las personas provocados por el tráfico, las caídas, y otros accidentes diversos que se pueden producir
en el espacio público de nuestros espacios urbanos.
Para ello habrá que considerar las diferencias respecto a las capacidades de las personas, bien sea simplemente por su edad, como por la pérdida temporal o progresiva de
sus capacidades cognitivas, de orientación o de seguridad, en el espacio público. En
una sociedad con alto porcentaje de personas mayores se considera la necesidad de
repensar las calles desde el punto de vista del envejecimiento activo, para que puedan
caminar y relacionarse con autonomía y sin riesgos reales o subjetivos. A su vez, es
necesario orientar las ciudades hacia las necesidades de la infancia, tanto para una
mayor movilidad activa (caminando y bicicleta) de esta población, como para la creación de más espacios de convivencia para estas edades.
— Línea de acción 2: Introducir la naturaleza en los barrios de la ciudad, ya que están
demostrados los grandes beneficios para la salud física y mental de las zonas verdes de proximidad, a lo que se añade su importante papel en la reducción de la
contaminación y la mejora del microclima urbano.
Las zonas verdes promueven la salud de las personas, ya que tienen beneficios físicos
y psicológicos constatados respecto a su bienestar, sea cual sea su edad y condición.
Para este objetivo, es necesario que las calles sean “calles-verdes”, con arbolado y
arbustos de sombra en sus aceras, que haya zonas de naturaleza distribuidas a pocos minutos de las zonas residenciales mediante recorridos accesibles y cortos
(para llegar en poco tiempo). Además, la introducción de soluciones de gestión del
ciclo del agua en la ciudad, también son idóneas y aconsejables y están englobadas en las denominadas “Soluciones basadas en la Naturaleza”.
El incremento de zonas verdes significará mejorar el microclima urbano y la calidad del aire. Las zonas verdes aportan oxígeno, retienen CO2 y partículas en suspensión de la atmósfera urbana, por lo que reducen las enfermedades respiratorias
y ayudan a regular microclimáticamente los golpes extremos de calor o frío de la
población, especialmente para grupos más vulnerables, como son la infancia y las
personas mayores.
Es importante también destacar los beneficios físicos y mentales de una adecuada
distribución, accesibilidad y tamaño de las zonas verdes, que puede ayudar a la reducción del consumo de fármacos y a la recuperación más rápida de los picos de
estrés que sufren las personas debido a las características de los ámbitos urbanos
(tráfico, ruido, etc.). También sería necesario considerar la importancia de que estas zonas verdes accesibles (de proximidad) estén unidas entre sí en forma de infraestructura verde, no solo desde el punto de vista ecológico sino también para
peatones y bicicletas de forma que se puedan organizar recorridos y circuitos que
amplíen las posibilidades de actividad física, movilidad activa y ocio activo en
ambientes de naturaleza.
De forma que los corredores de unión entre las diferentes zonas verdes tengan funciones de conectividad adicionales a las puramente ecológicas.
— Línea de acción 3: Configurar espacios de encuentro y convivencia para conseguir
ciudades más solidarias y menos desiguales, tratando de romper las burbujas de
soledad y aislamiento que enfrentan sistemáticamente a la ciudadanía entre sí.
Promover nuevos espacios de encuentro y convivencia servirá para salir del aislamiento, el individualismo y la soledad no deseada, que desemboca en perjuicios
sobre la salud de las personas. Deben ser espacios que posibiliten el desarrollo de
actividades que no segmenten a los grupos de población, lugares pensados para
provocar y facilitar el encuentro y la interacción intergeneracional.
Desde el planeamiento y el diseño urbano, diseñar espacios de encuentro y convivencia significa pensar en una red de espacios públicos con actividades para todas
las personas, teniendo en cuenta su diversidad (edad, género, diversidad funcional, país de origen, etc.), próximos a las viviendas, bien sean de nueva creación o
reacondicionados, que sirvan con flexibilidad para encauzar actividades sociales,
culturales, deportivas, educativas o de ocio desde la escala local.
Es fundamental incorporar la participación de la ciudadanía en el diseño de estos
espacios.
En este sentido, los espacios públicos con actividades variadas e intergeneracionales buscarán la creación de redes de personas activas, combinando las actividades
presenciales con las virtuales, en base a intereses reales y comunes de la población, que se podrán conocer gracias a la participación ciudadana. Para ello, será

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