C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20230208-24)
Bien de interés cultural – Decreto 6/2023, de 1 de febrero, del Consejo de Gobierno, por el que se declara bien de interés cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Zona de Interés Arqueológico, el yacimiento “Calatalifa”, en Villaviciosa de Odón (Madrid)
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BOCM
B.O.C.M. Núm. 33
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 8 DE FEBRERO DE 2023
Pág. 155
3. Enumeración de partes integrantes
Se consideran partes integrantes de la zona arqueológica de Calatalifa los restos que se
conservan: dos aljibes, situados respectivamente en la zona elevada del recinto y en el talud que domina el cauce del río Guadarrama, y restos de la muralla que un día protegió el
asentamiento. Pero también todas las parcelas que circundan a aquella en que se han localizado estructuras, en las que se han localizado materiales arqueológicos en superficie.
Conforme establece el artículo 3.1.g) de la Ley 3/2013, de 18 de junio, del Patrimonio
Histórico de la Comunidad de Madrid, quedarán incluidos en el objeto de declaración los
BOCM-20230208-24
amurallado que cierra a la población y del que nos queda tanto la huella de la muralla como
restos materiales.
Sin embargo, se ha documentado cerámica en dispersión en varias parcelas aledañas,
lo que apunta a la presencia de arrabales y de “maqbara” (cementerio) en su perímetro.
Por tanto, parece probable que nos encontremos ante una estructura urbana, que se extiende desde el oeste hacia el este, comenzando por una alcazaba-fortaleza, un collado-vaguada, un espacio acotado por una muralla, vinculado a la población, y unos arrabales que
circundan el cerro del Miradero.
Los elementos que conforman el bien inmueble fueron documentados gracias a las
campañas arqueológicas, salvo el aljibe mayor, que era visible debido a que se encontraba
seccionado desde época histórica al ceder parte de la ladera sobre el río Guadarrama.
Respecto a la muralla, aunque es apreciable su trazado en fotografía aérea, solamente
se han detectado hallazgos confirmados en las catas que se realizaron en el año 80. En la
primera de ella se localizó una estructura de dirección suroeste-noreste, de adobe o tapial.
La excavación del sector elevado, intramuros, confirmó la existencia de los restos de una
muralla de tapial de arena y cal. El único vestigio existente era una alineación de 40 metros.
Extramuros se documentó de igual forma el derrumbe de la muralla y restos de un basurero con gran cantidad de material cerámico y óseo.
En la segunda cata se identificaron dos lienzos de muralla, que se cruzan con dirección
norte-sur y este-oeste, de 1,6 y 1,4 metros de anchura, respectivamente. Los cimientos de
ambos lienzos están formados por ladrillos y cantos rodados, asentados directamente sobre
un terreno arenoso, estando el lado intramuros peor ejecutado. El lienzo este-oeste tiene
unos cinco metros de longitud; la cara externa del mismo está formada por hiladas sucesivas de mampostería y ladrillo, unidos con mortero de cal; en el extremo oriental hay varios
sillares de granito asentados sobre un buen cimiento de pedernal, a una cota más baja que
el resto del lienzo, pues éste se adapta al declive de la pequeña colina en la que se asienta.
El lienzo norte-sur, de cuatro metros de longitud, es de mejor factura; se une al anterior a
un metro de donde se asientan los sillares, formando una T con el lado izquierdo, más corto.
Esta excavación permitió así documentar parte del sistema defensivo, con una zarpa
escalonada sobre la que se asentaba el muro con torres que cerraba el flanco más vulnerable de la fortificación, el este. Los otros tres contaban con la protección de sendos barrancos y del río Guadarrama.
El aljibe menor, ubicado en las proximidades de la muralla, es de una sola nave, con
una planta prácticamente cuadrada (4,34 × 4,33 metros), que se cubría por completo, originalmente, con una bóveda esquifada —parcialmente conservada— y revestida al exterior
por una capa de 4 cm de argamasa de cal que protege la estructura, construida con ladrillos
de 29 × 19 × 3,5-4 cm colocados en aparejo a tizones, lo que hace que se aprecie la testa de
los mismos, mientras que las esquinas disponen de aparejos en espiga que confluirían probablemente en la parte superior de la bóveda, coincidiendo con la boca de extracción de
agua. El aljibe debía aflorar del nivel del terreno en parte, ya que al menos su cubierta debía ser completamente visible, como indica el revestimiento de argamasa de cal.
El aljibe mayor o militar se ubica en la zona sudoeste del yacimiento, en la ladera que
cae de forma pronunciada sobre el río Guadarrama. La estructura se encuentra, actualmente, seccionada prácticamente por la mitad de su recorrido. No obstante, se conserva parte de
su estructura, parcialmente colmatada, formada por una planta rectangular de 11,20 × 6,40
metros, de la que aún son visibles tres de los muros de cierre.
La construcción está realizada por una fábrica de ladrillo que se van disponiendo a
soga, con una métrica de la pieza de 33 × 21 × 5 cm, que se van uniendo mediante una argamasa de mortero de cal. Todo el conjunto estuvo revestido, probablemente con yeso rojizo, aunque el mismo está muy perdido.
También se documentaron gracias a las excavaciones almacenes o silos, lugares de habitación y tumbas de cronología cristiana en niveles superiores.
B.O.C.M. Núm. 33
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 8 DE FEBRERO DE 2023
Pág. 155
3. Enumeración de partes integrantes
Se consideran partes integrantes de la zona arqueológica de Calatalifa los restos que se
conservan: dos aljibes, situados respectivamente en la zona elevada del recinto y en el talud que domina el cauce del río Guadarrama, y restos de la muralla que un día protegió el
asentamiento. Pero también todas las parcelas que circundan a aquella en que se han localizado estructuras, en las que se han localizado materiales arqueológicos en superficie.
Conforme establece el artículo 3.1.g) de la Ley 3/2013, de 18 de junio, del Patrimonio
Histórico de la Comunidad de Madrid, quedarán incluidos en el objeto de declaración los
BOCM-20230208-24
amurallado que cierra a la población y del que nos queda tanto la huella de la muralla como
restos materiales.
Sin embargo, se ha documentado cerámica en dispersión en varias parcelas aledañas,
lo que apunta a la presencia de arrabales y de “maqbara” (cementerio) en su perímetro.
Por tanto, parece probable que nos encontremos ante una estructura urbana, que se extiende desde el oeste hacia el este, comenzando por una alcazaba-fortaleza, un collado-vaguada, un espacio acotado por una muralla, vinculado a la población, y unos arrabales que
circundan el cerro del Miradero.
Los elementos que conforman el bien inmueble fueron documentados gracias a las
campañas arqueológicas, salvo el aljibe mayor, que era visible debido a que se encontraba
seccionado desde época histórica al ceder parte de la ladera sobre el río Guadarrama.
Respecto a la muralla, aunque es apreciable su trazado en fotografía aérea, solamente
se han detectado hallazgos confirmados en las catas que se realizaron en el año 80. En la
primera de ella se localizó una estructura de dirección suroeste-noreste, de adobe o tapial.
La excavación del sector elevado, intramuros, confirmó la existencia de los restos de una
muralla de tapial de arena y cal. El único vestigio existente era una alineación de 40 metros.
Extramuros se documentó de igual forma el derrumbe de la muralla y restos de un basurero con gran cantidad de material cerámico y óseo.
En la segunda cata se identificaron dos lienzos de muralla, que se cruzan con dirección
norte-sur y este-oeste, de 1,6 y 1,4 metros de anchura, respectivamente. Los cimientos de
ambos lienzos están formados por ladrillos y cantos rodados, asentados directamente sobre
un terreno arenoso, estando el lado intramuros peor ejecutado. El lienzo este-oeste tiene
unos cinco metros de longitud; la cara externa del mismo está formada por hiladas sucesivas de mampostería y ladrillo, unidos con mortero de cal; en el extremo oriental hay varios
sillares de granito asentados sobre un buen cimiento de pedernal, a una cota más baja que
el resto del lienzo, pues éste se adapta al declive de la pequeña colina en la que se asienta.
El lienzo norte-sur, de cuatro metros de longitud, es de mejor factura; se une al anterior a
un metro de donde se asientan los sillares, formando una T con el lado izquierdo, más corto.
Esta excavación permitió así documentar parte del sistema defensivo, con una zarpa
escalonada sobre la que se asentaba el muro con torres que cerraba el flanco más vulnerable de la fortificación, el este. Los otros tres contaban con la protección de sendos barrancos y del río Guadarrama.
El aljibe menor, ubicado en las proximidades de la muralla, es de una sola nave, con
una planta prácticamente cuadrada (4,34 × 4,33 metros), que se cubría por completo, originalmente, con una bóveda esquifada —parcialmente conservada— y revestida al exterior
por una capa de 4 cm de argamasa de cal que protege la estructura, construida con ladrillos
de 29 × 19 × 3,5-4 cm colocados en aparejo a tizones, lo que hace que se aprecie la testa de
los mismos, mientras que las esquinas disponen de aparejos en espiga que confluirían probablemente en la parte superior de la bóveda, coincidiendo con la boca de extracción de
agua. El aljibe debía aflorar del nivel del terreno en parte, ya que al menos su cubierta debía ser completamente visible, como indica el revestimiento de argamasa de cal.
El aljibe mayor o militar se ubica en la zona sudoeste del yacimiento, en la ladera que
cae de forma pronunciada sobre el río Guadarrama. La estructura se encuentra, actualmente, seccionada prácticamente por la mitad de su recorrido. No obstante, se conserva parte de
su estructura, parcialmente colmatada, formada por una planta rectangular de 11,20 × 6,40
metros, de la que aún son visibles tres de los muros de cierre.
La construcción está realizada por una fábrica de ladrillo que se van disponiendo a
soga, con una métrica de la pieza de 33 × 21 × 5 cm, que se van uniendo mediante una argamasa de mortero de cal. Todo el conjunto estuvo revestido, probablemente con yeso rojizo, aunque el mismo está muy perdido.
También se documentaron gracias a las excavaciones almacenes o silos, lugares de habitación y tumbas de cronología cristiana en niveles superiores.