C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20230208-24)
Bien de interés cultural – Decreto 6/2023, de 1 de febrero, del Consejo de Gobierno, por el que se declara bien de interés cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Zona de Interés Arqueológico, el yacimiento “Calatalifa”, en Villaviciosa de Odón (Madrid)
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BOCM
MIÉRCOLES 8 DE FEBRERO DE 2023
B.O.C.M. Núm. 33
contiguo río Guadarrama. Existe, por tanto, un autoabastecimiento que se refleja en la cerámica encontrada; y que se puede llevar asimismo al terreno industrial, con telares —existen restos de telar—, herrerías —se han localizado restos de gran cantidad de escoria—, y
alfares —existen deshechos de horno y escorias con restos de vedrío—.
Las primeras noticias sobre este asentamiento en las fuentes pertenecen al cronista Ibn
Hayyan en el “Muqtabis V” (crónicas sobre el Califa Abd al-Rahman III), en la que relata
cómo en el año 939 el califa dirigió la campaña contra la base cristiana de Simancas; tras
pasar por Toledo y Olmos, se detuvo en Calatalifa donde le sorprendió un eclipse solar. Un
año más tarde, comenzaría la fortificación del lugar por un “qaid” de la familia de los Banu
Di l-Nun nombrado por el califa.
Tras la conquista, Calatalifa quedó englobada en el territorio que entonces se concedió a la ciudad de Segovia al sur de la sierra. La primera referencia en fuentes tras la conquista es del año 1118, figurando como lugar de medianedo, límite entre Segovia y Toledo,
adherido en esa fecha al Fuero General de Toledo, junto a los lugares de Alamín, Madrid y
Talamanca de Jarama. Se convertirá así en un lugar con ventajas para su repoblación por
parte de castellanos, y, pese a que los almorávides y almohades estaban asolando las regiones del antiguo reino de Toledo, no hay constancia de incursiones en Calatalifa.
La segunda referencia al castillo de Calatalifa relata la donación en 1136 por Alfonso VII
al obispo y cabildo de Segovia (“nostrum Castellum cuí est nomen Calatalíf”) con los mismos términos y rentas que tenía en época andalusí.
Casi treinta años después, en 1161, Alfonso VIII promueve su cesión al concejo segoviano y este a su vez cedió un término acotado denominado Viso de Calatalifa, en 1270, a
don Garci Martínez, Notario Real de Alfonso X, para que la poblase con fuero segoviano.
Pese a que se le otorgaron fueros y otros privilegios para evitar que se despoblara, en
el siglo XIV dejan de aparecer menciones en los documentos.
Las referencias que se encuentran desde entonces hacen alusión a un despoblado y a
tierras baldías. Desde el siglo XVI aparecen disputas entre los lindes de Móstoles y Villaviciosa, y en concreto se cita Calatahalia, que finalmente regresa a terreno de Villaviciosa por
las protestas del concejo. Parece que en el siglo XVII ya se habría producido el desmoronamiento de la ladera que da al Guadarrama, pues Diego de Colmenares hace mención ya
a los ladrillos que se veían en la ladera y lo vincula a que era un castillo de ladrillo. En el
siglo XVIII se llegaron a plantar viñas en el paraje, por concesión del Concejo de Castilla
a Villaviciosa y refrendado en el Catastro de Marqués de la Ensenada. En el siglo XX se
documenta la extracción de áridos y se llevan a cabo las primeras intervenciones arqueológicas, en los años 80, cuando se retoma el interés y el estudio por el enclave.
El estudio de este yacimiento arqueológico comenzó con una serie de prospecciones y excavaciones realizadas en los años 1980, 1981 y 1982. Desde el año 1980 hasta el año 2015 se
han realizado distintas prospecciones, excavaciones, y estudio y consolidación de estructuras.
Descripción del bien objeto de declaración
Calatalifa está configurado por un cerro principal, el del Miradero, que se ubica en la
orilla oriental del Guadarrama y a una altura de 600 metros sobre el nivel del mar, con 40
metros de desnivel respecto al cauce fluvial. El cerro no es una sola elevación, sino que se
configura con dos oteros y una pequeña vaguada o collado entre ambos.
La elevación más occidental, colindante con el río, tiene una forma triangular configurando un espacio de unas 0,7 hectáreas. Sin embargo, por el oeste se encuentra muy
erosionada con la pérdida de la estructura del mismo, por el lavado de la vertical del cerro, siendo así que se ha derrumbado parte de la estructura geológica y se pueden observar los estratos geológicos de limos, arcosas y arenas, así como el aljibe principal fracturado y derrumbado.
El collado configura una depresión llamativa entre ambas elevaciones, a modo de foso
en principio natural. Su altura desciende a 596 metros sobre el nivel del mar y se encuentra 4
metros más bajo respecto a la cota más alta del cerro occidental y 10 metros más bajo sobre la elevación oriental.
La segunda elevación, de 610 metros, ocupa un espacio de 2,11 hectáreas y tiene una
forma amesetada, que se encuentra enmarcada por dos barranqueras por el norte y por el
sur. Desde el collado hacia el este se genera una pendiente que asciende suavemente hasta
la parte más elevada, desde este punto la orografía es más llana y desciende paulatinamente al final de esta elevación, hasta los 600 metros.
Esta configuración topográfica no es casual y responde al binomio urbano de los conjuntos habitacionales andalusíes. Se configura así una alcazaba-fortaleza y un conjunto
BOCM-20230208-24
Pág. 154
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 8 DE FEBRERO DE 2023
B.O.C.M. Núm. 33
contiguo río Guadarrama. Existe, por tanto, un autoabastecimiento que se refleja en la cerámica encontrada; y que se puede llevar asimismo al terreno industrial, con telares —existen restos de telar—, herrerías —se han localizado restos de gran cantidad de escoria—, y
alfares —existen deshechos de horno y escorias con restos de vedrío—.
Las primeras noticias sobre este asentamiento en las fuentes pertenecen al cronista Ibn
Hayyan en el “Muqtabis V” (crónicas sobre el Califa Abd al-Rahman III), en la que relata
cómo en el año 939 el califa dirigió la campaña contra la base cristiana de Simancas; tras
pasar por Toledo y Olmos, se detuvo en Calatalifa donde le sorprendió un eclipse solar. Un
año más tarde, comenzaría la fortificación del lugar por un “qaid” de la familia de los Banu
Di l-Nun nombrado por el califa.
Tras la conquista, Calatalifa quedó englobada en el territorio que entonces se concedió a la ciudad de Segovia al sur de la sierra. La primera referencia en fuentes tras la conquista es del año 1118, figurando como lugar de medianedo, límite entre Segovia y Toledo,
adherido en esa fecha al Fuero General de Toledo, junto a los lugares de Alamín, Madrid y
Talamanca de Jarama. Se convertirá así en un lugar con ventajas para su repoblación por
parte de castellanos, y, pese a que los almorávides y almohades estaban asolando las regiones del antiguo reino de Toledo, no hay constancia de incursiones en Calatalifa.
La segunda referencia al castillo de Calatalifa relata la donación en 1136 por Alfonso VII
al obispo y cabildo de Segovia (“nostrum Castellum cuí est nomen Calatalíf”) con los mismos términos y rentas que tenía en época andalusí.
Casi treinta años después, en 1161, Alfonso VIII promueve su cesión al concejo segoviano y este a su vez cedió un término acotado denominado Viso de Calatalifa, en 1270, a
don Garci Martínez, Notario Real de Alfonso X, para que la poblase con fuero segoviano.
Pese a que se le otorgaron fueros y otros privilegios para evitar que se despoblara, en
el siglo XIV dejan de aparecer menciones en los documentos.
Las referencias que se encuentran desde entonces hacen alusión a un despoblado y a
tierras baldías. Desde el siglo XVI aparecen disputas entre los lindes de Móstoles y Villaviciosa, y en concreto se cita Calatahalia, que finalmente regresa a terreno de Villaviciosa por
las protestas del concejo. Parece que en el siglo XVII ya se habría producido el desmoronamiento de la ladera que da al Guadarrama, pues Diego de Colmenares hace mención ya
a los ladrillos que se veían en la ladera y lo vincula a que era un castillo de ladrillo. En el
siglo XVIII se llegaron a plantar viñas en el paraje, por concesión del Concejo de Castilla
a Villaviciosa y refrendado en el Catastro de Marqués de la Ensenada. En el siglo XX se
documenta la extracción de áridos y se llevan a cabo las primeras intervenciones arqueológicas, en los años 80, cuando se retoma el interés y el estudio por el enclave.
El estudio de este yacimiento arqueológico comenzó con una serie de prospecciones y excavaciones realizadas en los años 1980, 1981 y 1982. Desde el año 1980 hasta el año 2015 se
han realizado distintas prospecciones, excavaciones, y estudio y consolidación de estructuras.
Descripción del bien objeto de declaración
Calatalifa está configurado por un cerro principal, el del Miradero, que se ubica en la
orilla oriental del Guadarrama y a una altura de 600 metros sobre el nivel del mar, con 40
metros de desnivel respecto al cauce fluvial. El cerro no es una sola elevación, sino que se
configura con dos oteros y una pequeña vaguada o collado entre ambos.
La elevación más occidental, colindante con el río, tiene una forma triangular configurando un espacio de unas 0,7 hectáreas. Sin embargo, por el oeste se encuentra muy
erosionada con la pérdida de la estructura del mismo, por el lavado de la vertical del cerro, siendo así que se ha derrumbado parte de la estructura geológica y se pueden observar los estratos geológicos de limos, arcosas y arenas, así como el aljibe principal fracturado y derrumbado.
El collado configura una depresión llamativa entre ambas elevaciones, a modo de foso
en principio natural. Su altura desciende a 596 metros sobre el nivel del mar y se encuentra 4
metros más bajo respecto a la cota más alta del cerro occidental y 10 metros más bajo sobre la elevación oriental.
La segunda elevación, de 610 metros, ocupa un espacio de 2,11 hectáreas y tiene una
forma amesetada, que se encuentra enmarcada por dos barranqueras por el norte y por el
sur. Desde el collado hacia el este se genera una pendiente que asciende suavemente hasta
la parte más elevada, desde este punto la orografía es más llana y desciende paulatinamente al final de esta elevación, hasta los 600 metros.
Esta configuración topográfica no es casual y responde al binomio urbano de los conjuntos habitacionales andalusíes. Se configura así una alcazaba-fortaleza y un conjunto
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