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Bien de interés cultural – Resolución de 23 de noviembre de 2021, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural de la escultura romana titulada “Eros Tanato”
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B.O.C.M. Núm. 296
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
LUNES 13 DE DICIEMBRE DE 2021
ra, la adormidera, el lagarto…, que aluden a diferentes divinidades, según se encuentren caracterizados, pero que en muchas ocasiones se refieren a Hércules.
En origen, el tipo debió tener un marcado sentido funerario, en alusión a una futura
vida venidera, más placentera, tras el abandono del cuerpo. Otros autores ponen en duda ese
sentido prístino, dada la diversidad de los atributos, y resaltan el hallazgo de este tipo de representaciones en ámbitos domésticos, donde aparecen formando parte de la decoración de
villae y domus, en la ornamentación de los jardines y con frecuencia vinculadas a ambientes acuáticos. A este respecto, hay que añadir que este tipo del erote muestra evidentes relaciones con otro tipo de figuras dormidas, como los hermafroditas, las ninfas y los silenos,
creaciones asimismo con un carácter puramente ornamental y concebidas como decoraciones de alguno de sus ambientes más privilegiados de las villae o domus, como puedan ser
el peristilo o el jardín (en las fuentes y ninfeos), donde estas esculturas de género tienen
gran éxito, especialmente las de niños. En el caso de las villae, además, se enmarcan en un
contexto ambiental de proximidad a la naturaleza, donde el propietario pueda disfrutar de
una vida alejada de las preocupaciones cotidianas y mostrar su cultura estética y estatus
social mediante el empleo de diferentes recursos decorativos, que se combinan y completan con otros motivos pictóricos y musivarios.
Con relación a su lugar de producción, dentro del contexto de este tipo de obras mencionadas, según hemos observado a través de diferentes autores, se considera que es muy
probable que la producción del bien objeto de esta declaración se llevara a cabo en talleres
provinciales, mediante alguno de los cartones iconográficos que, derivados de notables
creaciones tardoclásicas y helenísticas, fueron manejados de forma prolija por el artesanado de la época imperial, utilizando mármoles foráneos. No obstante, dado su pequeño tamaño, no hay que descartar que haya sido importada de talleres extrapeninsulares.
La obra objeto de declaración se encuentra parcialmente documentada. Su procedencia se vincula con el yacimiento arqueológico de Clunia (Burgos), del cual algunos especialistas proponen su origen.
Las ruinas romanas de Clunia fueron declaradas Monumento Histórico Artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional por Decreto del 3 de junio de 1931. Clunia es una
ciudad romana situada en el término municipal de Peñalba de Castro, pedanía del Ayuntamiento de Huerta de Rey, en el sur de la provincia de Burgos (España).
Fue una de las ciudades más importantes de la mitad norte de Hispania, en la provincia Tarraconensis, y llegó a ser la capital del Conventus Cluniensis. Su esplendor se extendió durante los siglos I y II de nuestra era, al igual que otras ciudades de la Meseta Norte de Hispania, como Asturica Augusta o Juliobriga, situadas en las provincias de León
y Cantabria, respectivamente. Durante su máximo apogeo se calcula que llegó a tener alrededor de 30.000 habitantes, basándose su economía en esa época, en la ganadería y la
agricultura entre otros recursos.
Hoy constituye un enclave arqueológico de excepcional interés en el conjunto de la Península Ibérica. Destacan tanto sus ruinas, como su patrimonio de naturaleza mueble, siendo buen ejemplo de ello la Ariadna de Clunia, escultura de la primera mitad del s. II d. C.
(Museo Arqueológico Provincial de Burgos).
Parece que esta escultura perteneció a D. Pascual Domingo Jimeno Jimeno (1893-1972),
erudito farmacéutico y académico de la Real Academia de la Farmacia, y que estuvo expuesta en su farmacia de Peñaranda de Duero, al menos hasta 1947. Esta farmacia fue fundada por su antepasado, Lucas Ximeno Briongos en 1697. Emblemática y conocida por la
riqueza de su botamen, su anaquelería, sus libros y especímenes, disponía de un museo con
objetos atesorados durante siete generaciones. Se correspondía con la tipología de farmacias del siglo XVIII cuando alcanzaron notable reputación por el carácter científico y artístico que poseían. En ella se exhibían variados objetos, relacionados unos con la práctica farmacéutica y muchos otros de valor histórico-artístico como pinturas, porcelanas (de la
Fábrica del Buen Retiro, Talavera,…), orfebrería, mobiliario, vestimenta, armas de época,
monedas y esculturas de la ciudad romana de Clunia (como la pieza que nos ocupa). A ella
acudían personajes de alta alcurnia como los Condes de Miranda Zúñigas y Avellanadas,
Duques de Peñaranda.
Esta pieza aparece en una fotografía de una de las salas de esta farmacia, en una publicación del propio Jimeno Jimeno, P. D.: “Farmacia española del siglo XVIII” en Boletín de
la Institución Fernán González y de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y
Artísticos de Burgos, 99. 1947, p.p. 370-378.
Por otra parte, algunos especialistas apuntan a que este mármol podría haber formado
parte de la colección del I duque de Peñaranda de Duero, don Juan de Zúñiga y Bazán, quien
tenía en su palacio una colección de piezas procedentes de Clunia (algunas de las cuales se
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BOCM-20211213-51
BOCM
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ra, la adormidera, el lagarto…, que aluden a diferentes divinidades, según se encuentren caracterizados, pero que en muchas ocasiones se refieren a Hércules.
En origen, el tipo debió tener un marcado sentido funerario, en alusión a una futura
vida venidera, más placentera, tras el abandono del cuerpo. Otros autores ponen en duda ese
sentido prístino, dada la diversidad de los atributos, y resaltan el hallazgo de este tipo de representaciones en ámbitos domésticos, donde aparecen formando parte de la decoración de
villae y domus, en la ornamentación de los jardines y con frecuencia vinculadas a ambientes acuáticos. A este respecto, hay que añadir que este tipo del erote muestra evidentes relaciones con otro tipo de figuras dormidas, como los hermafroditas, las ninfas y los silenos,
creaciones asimismo con un carácter puramente ornamental y concebidas como decoraciones de alguno de sus ambientes más privilegiados de las villae o domus, como puedan ser
el peristilo o el jardín (en las fuentes y ninfeos), donde estas esculturas de género tienen
gran éxito, especialmente las de niños. En el caso de las villae, además, se enmarcan en un
contexto ambiental de proximidad a la naturaleza, donde el propietario pueda disfrutar de
una vida alejada de las preocupaciones cotidianas y mostrar su cultura estética y estatus
social mediante el empleo de diferentes recursos decorativos, que se combinan y completan con otros motivos pictóricos y musivarios.
Con relación a su lugar de producción, dentro del contexto de este tipo de obras mencionadas, según hemos observado a través de diferentes autores, se considera que es muy
probable que la producción del bien objeto de esta declaración se llevara a cabo en talleres
provinciales, mediante alguno de los cartones iconográficos que, derivados de notables
creaciones tardoclásicas y helenísticas, fueron manejados de forma prolija por el artesanado de la época imperial, utilizando mármoles foráneos. No obstante, dado su pequeño tamaño, no hay que descartar que haya sido importada de talleres extrapeninsulares.
La obra objeto de declaración se encuentra parcialmente documentada. Su procedencia se vincula con el yacimiento arqueológico de Clunia (Burgos), del cual algunos especialistas proponen su origen.
Las ruinas romanas de Clunia fueron declaradas Monumento Histórico Artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional por Decreto del 3 de junio de 1931. Clunia es una
ciudad romana situada en el término municipal de Peñalba de Castro, pedanía del Ayuntamiento de Huerta de Rey, en el sur de la provincia de Burgos (España).
Fue una de las ciudades más importantes de la mitad norte de Hispania, en la provincia Tarraconensis, y llegó a ser la capital del Conventus Cluniensis. Su esplendor se extendió durante los siglos I y II de nuestra era, al igual que otras ciudades de la Meseta Norte de Hispania, como Asturica Augusta o Juliobriga, situadas en las provincias de León
y Cantabria, respectivamente. Durante su máximo apogeo se calcula que llegó a tener alrededor de 30.000 habitantes, basándose su economía en esa época, en la ganadería y la
agricultura entre otros recursos.
Hoy constituye un enclave arqueológico de excepcional interés en el conjunto de la Península Ibérica. Destacan tanto sus ruinas, como su patrimonio de naturaleza mueble, siendo buen ejemplo de ello la Ariadna de Clunia, escultura de la primera mitad del s. II d. C.
(Museo Arqueológico Provincial de Burgos).
Parece que esta escultura perteneció a D. Pascual Domingo Jimeno Jimeno (1893-1972),
erudito farmacéutico y académico de la Real Academia de la Farmacia, y que estuvo expuesta en su farmacia de Peñaranda de Duero, al menos hasta 1947. Esta farmacia fue fundada por su antepasado, Lucas Ximeno Briongos en 1697. Emblemática y conocida por la
riqueza de su botamen, su anaquelería, sus libros y especímenes, disponía de un museo con
objetos atesorados durante siete generaciones. Se correspondía con la tipología de farmacias del siglo XVIII cuando alcanzaron notable reputación por el carácter científico y artístico que poseían. En ella se exhibían variados objetos, relacionados unos con la práctica farmacéutica y muchos otros de valor histórico-artístico como pinturas, porcelanas (de la
Fábrica del Buen Retiro, Talavera,…), orfebrería, mobiliario, vestimenta, armas de época,
monedas y esculturas de la ciudad romana de Clunia (como la pieza que nos ocupa). A ella
acudían personajes de alta alcurnia como los Condes de Miranda Zúñigas y Avellanadas,
Duques de Peñaranda.
Esta pieza aparece en una fotografía de una de las salas de esta farmacia, en una publicación del propio Jimeno Jimeno, P. D.: “Farmacia española del siglo XVIII” en Boletín de
la Institución Fernán González y de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y
Artísticos de Burgos, 99. 1947, p.p. 370-378.
Por otra parte, algunos especialistas apuntan a que este mármol podría haber formado
parte de la colección del I duque de Peñaranda de Duero, don Juan de Zúñiga y Bazán, quien
tenía en su palacio una colección de piezas procedentes de Clunia (algunas de las cuales se
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