Consejería De Cultura, Turismo, Jóvenes Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2024040085)
Decreto 53/2024, de 11 de junio, por el que se declara Bien de Interés Cultural la localidad de Hoyos (Cáceres), con la categoría de Conjunto Histórico.
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NÚMERO 116
Lunes 17 de junio de 2024
30418
pueblos serragateños que más hombres aportó al Nuevo Mundo, un total de 15 (Domingo
Domené 2011).
En el siglo XVII, la población sufrió las consecuencias de la guerra con Portugal, que fue
especialmente violenta en la comarca. Algunos ayuntamientos, con sus archivos, habían
sido arrasados por el fuego en la campaña realizada por Sancho Manuel en 1658 (Domingo
Domené, 2011). Ese debió ser el caso de Hoyos, pues el corregidor de Coria, Juan Pérez
de Rivero, otorgó a la población unas nuevas ordenanzas que tuvieron que ser aprobadas
por el Duque de Alba. En Hoyos había entonces estudio de Gramática, cuya fundación hizo
el licenciado Juan Zanca Rico, mediante obra pía.
A finales del siglo XVIII, tal y como refleja el Interrogatorio de la Real Audiencia (1791),
la población contaba con 227 vecinos, 17 viudas y 55 menores. Entre las principales construcciones del pueblo, el Interrogatorio cita las casas de ayuntamiento, una cárcel muy
reducida, dos mesones, un pósito, un hospital y el convento. Menciona, además, que las
calles están en buen estado. La parroquia se mantenía con los ingresos obtenidos mediante
el cobro de los diezmos, así como del pago por los enterramientos y los toques de campana. Además de la iglesia, había en Hoyos otras tres ermitas, entre las que sobresalía la de
San Lorenzo, situada en la parte alta del pueblo, a la que se concurría en procesión.
En cuanto al convento del Espíritu Santo, sabemos que en el año del Interrogatorio contaba con 18 religiosos observantes que se mantenían de pedir limosna, puesto que las tres
obras pías fundadas en esta institución contaban con escasas rentas. Esta precariedad de
medios pudo estar en el origen del litigio mantenido entre el convento y el párroco del pueblo, por la disputa de los ingresos de ambas instituciones. En efecto, dada la proximidad
del convento con la localidad, las gentes de Hoyos solían encargar a los frailes las ceremonias que no tenían efecto civil.
Los obispos caurienses eligieron Hoyos como lugar habitual de retiro veraniego, lo cual,
indudablemente, contribuyó al enriquecimiento del caserío y del urbanismo de la población, tanto en infraestructuras como en edificaciones singulares. A este respecto, en el
marco de la Guerra de la Independencia del siglo XIX, la población, y toda la comarca,
sufrió un tremendo impacto con el asesinato del prelado Juan Álvarez de Castro, ocurrido
el 29 de agosto de 1809, en la casa de la calle que actualmente lleva su nombre. El obispo
fue enterrado esa misma noche en la iglesia de Nuestra Señora del Buen Varón (Domingo
Domené, 2011).
Esta preeminencia comarcal se potenció en el año 1840 cuando la localidad se convirtió en
cabeza de un amplio partido judicial que llegó a comprender dieciocho entidades de población. Este partido judicial, según Madoz, había surgido en 1825 en San Martín de Trevejo
Lunes 17 de junio de 2024
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pueblos serragateños que más hombres aportó al Nuevo Mundo, un total de 15 (Domingo
Domené 2011).
En el siglo XVII, la población sufrió las consecuencias de la guerra con Portugal, que fue
especialmente violenta en la comarca. Algunos ayuntamientos, con sus archivos, habían
sido arrasados por el fuego en la campaña realizada por Sancho Manuel en 1658 (Domingo
Domené, 2011). Ese debió ser el caso de Hoyos, pues el corregidor de Coria, Juan Pérez
de Rivero, otorgó a la población unas nuevas ordenanzas que tuvieron que ser aprobadas
por el Duque de Alba. En Hoyos había entonces estudio de Gramática, cuya fundación hizo
el licenciado Juan Zanca Rico, mediante obra pía.
A finales del siglo XVIII, tal y como refleja el Interrogatorio de la Real Audiencia (1791),
la población contaba con 227 vecinos, 17 viudas y 55 menores. Entre las principales construcciones del pueblo, el Interrogatorio cita las casas de ayuntamiento, una cárcel muy
reducida, dos mesones, un pósito, un hospital y el convento. Menciona, además, que las
calles están en buen estado. La parroquia se mantenía con los ingresos obtenidos mediante
el cobro de los diezmos, así como del pago por los enterramientos y los toques de campana. Además de la iglesia, había en Hoyos otras tres ermitas, entre las que sobresalía la de
San Lorenzo, situada en la parte alta del pueblo, a la que se concurría en procesión.
En cuanto al convento del Espíritu Santo, sabemos que en el año del Interrogatorio contaba con 18 religiosos observantes que se mantenían de pedir limosna, puesto que las tres
obras pías fundadas en esta institución contaban con escasas rentas. Esta precariedad de
medios pudo estar en el origen del litigio mantenido entre el convento y el párroco del pueblo, por la disputa de los ingresos de ambas instituciones. En efecto, dada la proximidad
del convento con la localidad, las gentes de Hoyos solían encargar a los frailes las ceremonias que no tenían efecto civil.
Los obispos caurienses eligieron Hoyos como lugar habitual de retiro veraniego, lo cual,
indudablemente, contribuyó al enriquecimiento del caserío y del urbanismo de la población, tanto en infraestructuras como en edificaciones singulares. A este respecto, en el
marco de la Guerra de la Independencia del siglo XIX, la población, y toda la comarca,
sufrió un tremendo impacto con el asesinato del prelado Juan Álvarez de Castro, ocurrido
el 29 de agosto de 1809, en la casa de la calle que actualmente lleva su nombre. El obispo
fue enterrado esa misma noche en la iglesia de Nuestra Señora del Buen Varón (Domingo
Domené, 2011).
Esta preeminencia comarcal se potenció en el año 1840 cuando la localidad se convirtió en
cabeza de un amplio partido judicial que llegó a comprender dieciocho entidades de población. Este partido judicial, según Madoz, había surgido en 1825 en San Martín de Trevejo