Consejería De Cultura, Turismo, Jóvenes Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2024040040)
Decreto 26/2024, de 26 de marzo, por el que se declara Bien de Interés Cultural el "Poblado de Zamarrillas", en el término municipal de Cáceres, con la categoría de Sitio Histórico.
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Tipología de la casa de campo en Cáceres.
En una primera época, se construyen en el campo cacereño castillos y torres con una función militar o
al menos disuasoria.NÚMERO
Desde 63
finales del siglo XV, se unen a estos cometidos los de tipo residencial y
económico, constituyéndose como centros de la explotación agropecuaria y emblema del poder y18381
riqueza
Martes
de abril de 2024
de sus dueños. Muchos
se 2completan
desde entonces con nuevas dependencias residenciales y otras
para el recogimiento de cosechas y ganado. Más adelante, estas funciones, residencial y económica,
seguirán unidas en todas las grandes casas de campo, aunque sus modelos y soluciones arquitectónicas
evolucionan con el paso del tiempo.
En el siglo XV, se desarrolla definitivamente la casa-palacio campestre de estilo renacentista, sin torres,
con grandes y pétreos blasones heráldicos, mayor lujo, habitaciones más amplias, y en general, con
similar estructura y configuración que los palacios urbanos cacereños, con sus atractivas fachadas de
sillería.
Durante los siglos XVII y XVIII, las mejores construcciones campestres tienden a constituirse con una
característica figura cerrada, de forma casi cúbica, que se cubre con un tejado, a cuatro aguas, sobre
el que se levantan espadañas o pináculos, presentando todavía su fábrica de mampostería, con sus
habitaciones a uno y otro lado de un pasillo central, que se extiende entre la puerta principal y la trasera
de la edificación.
En el siglo XIX, se prodigan igualmente nuevas construcciones, ahora con un marcado carácter
historicista y ecléctico, con sus muros generalmente enfoscados y enjalbegados, donde todavía siguen
mostrándose los blasones y escudos heráldicos de sus propietarios.
Las casas suelen estar ubicadas en sitio dominante, con amplia visibilidad, desde donde controlar la
mayor extensión posible de la finca, y asimismo en sitio que disponga de agua en las proximidades, ya
sea arroyo, pozo o fuente. En general, componen el caserío una o varias casas para alojamiento del
dueño y de los empleados, más otras construcciones para atender las actividades de la explotación,
entre las que se comprenden tinados, cuadras, pajares o almacenes.
Las construcciones residenciales del dueño responden a una gran diversidad de modelos: castillos y
torres medievales; casas fuertes; palacios y grandes mansiones renacentistas, barrocas o eclécticas;
así como caseríos y explotaciones de gran sobriedad, con dedicación exclusiva a sus funciones
domésticas y agropecuarias.
En cada explotación, suele desarrollarse una casa principal, que tiene al menos dos pisos, empleándose
en la planta inferior los servicios de mayor uso público o colectivo, en los que suele figurar una capilla
o ermita, así como los almacenes y dependencias para empleados o para el ganado. Con frecuencia
estos espacios disponen de bóvedas de arista de ladrillo o de cañón. Los suelos se pavimentan con
lanchas de cantería en zaguanes y espacios principales, rollos o cantos rodados en corredores,
caballerizas y dependencias próximas a los corrales. En ocasiones, suelen reservarse para la familia del
guarda o casero algunas habitaciones de la planta baja, donde se incluye una cocina de grandes
proporciones o las llamadas cocina-hogar, con una gran campana y barro cocido alrededor, que sirve
tanto para cocinar como para calentar la casa.
El piso alto suele ser para uso exclusivo de los dueños, donde se emplazan los más espaciosos salones,
con una o varias chimeneas francesas, así como los dormitorios y, a veces, un oratorio o capilla privada.
Por lo general, estas habitaciones se cubren con techumbres de madera, aunque otras veces la solución
es con bóvedas de piedra o ladrillo.
Las construcciones agropecuarias se articulan de alguna manera con la casa principal y también con
uno o varios corrales para el ganado. La forma más peculiar de asociación entre estos elementos
arquitectónicos recibe el nombre de muralla, la cual se constituye por un patio espacioso, de forma
cuadrangular, flanqueado en todos sus lados por las diversas construcciones que constituyen la
explotación.
En casi todas las casas de los siglos XVII y XVIII aparece un jardín, o restos de haber existido, ocupando
preferentemente una superficie regular delante de la fachada principal de la casa, como todavía se
puede ver en Zamarrillas.
En las casas, que se construyen durante el siglo XIX, e incluso en algunas del siglo XX, persiste esta
misma tipología de jardín delante de la fachada principal, ocupando por lo general toda la anchura de
esta.
Descripción del Conjunto.
En el libro de Yerbas de Cáceres, del año 1909 aparecen los siguientes datos: “El antiguo pueblo de
Zamarrillas, hoy deshabitado y en ruinas, pero aún se conservan 6 casas, habilitadas para prestar
servicio a los arrendatarios de esta finca, y cuya descripción es a saber: 1ª) casa llamada Palacio de los
Muñoces, con 13 habitaciones, muralla, tinado para 30 reses, cuadra y pajar; 2ª)conocida con el nombre
de Casa Grande, de 8 habitaciones, muralla y 3 cuadras; 3ª) titulada de las Roldadas, con 11
habitaciones, muralla, tinado para 12 reses, cuatro cuadras y un horno de cocer pan; 4ª) llamada de
Merino, con 5 habitaciones, un tinado para 10 reses, tres cuadras y un corral; 5ª) denominada Casa
Chica, de 7 habitaciones y 6ª) llamada de los porqueros, que consta de una habitación y un tinado. Hay