Consejería De Cultura, Turismo, Jóvenes Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2024040040)
Decreto 26/2024, de 26 de marzo, por el que se declara Bien de Interés Cultural el "Poblado de Zamarrillas", en el término municipal de Cáceres, con la categoría de Sitio Histórico.
20 páginas totales
Página
NÚMERO 63
Martes 2 de abril de 2024

18380

compraventa de las tierras, a pesar de que aumentan moderadamente durante el siglo XVI, tampoco
son de los más caros.
En el siglo XX, nos son de ayuda los datos recogidos en el libro de yerbas de 1909, donde consta que el
heredamiento tiene 2.500 fanegas, divididas en dos partes. Son sus linderos generales: Lagartera,
Zafra, Dehesijos, y el término de Torreorgaz.
Aspecto muy interesante es la relación de los caseríos entre sí y con los pueblos inmediatos, para lo
cual, sin duda, se disponía de una densa red de vías de comunicación en la que se incluían algunas
carreteras y caminos y, sobre todo, muchos caminos de herradura, veredas y trochas, así como los
llamados “cordeles de merinas”, cordeles para el tráfico de animales y también de personas. Nos
referimos a la red viaria utilizada por los dueños de las dehesas, pastores y agricultores, para los
pequeños desplazamientos entre caseríos o entre estos y el Poblado o villa inmediata, caminos en los
que circula en carro o caballo, y sobre todo a pie.
Aspectos demográficos.
Los datos sobre la población que llegó a alcanzar el Poblado no son tampoco muy concisos, por su
condición de arrabal cacereño, frecuentemente en censos y recuentos de la población de la Villa incluye
también la de lugares de ella dependientes, pero en la mayoría de los casos sin especificar.
Los censos constituidos con finalidades fiscales son los llamados padrones de moneda forera. Así, en el
año 1608, figuraban entre el total de habitantes de Cáceres, 31 vecinos de “fuera del pueblo” y 14
vecinos de Zamarrillas. Por tanto, a principios del siglo XVII, la población de este Poblado rondaría los
70 habitantes, superándose, al parecer ampliamente, esta cifra a finales del mismo siglo, y en las
primeras décadas del siglo XVIII, en el que componían la población más de 200 personas, pues en el
recuento de Campoflorido de 1717, a pesar de no ser muy fiable, se da para Zamarrillas una población
de 47 vecinos. El siglo XVIII es el momento de mayor esplendor en la historia del arrabal, ya que a
partir de ese momento es seguro que se produce un continuado e irreversible descenso demográfico
como consecuencia de ser terreno de señorío, con muy poca atención a los habitantes del poblado, que
debían contribuir con impuestos a pesar de arrendarse las tierras a cultivadores forasteros. La población
del poblado se redujo a menos de la mitad en tan sólo unas décadas.
Juan Sanguino ofrece algunos datos interesantes de esta época (1790), referidos a Zamarrillas, sobre
todo, acerca de la miseria y dificultades por las que pasaban sus moradores: “Hay 22 vecinos y ningún
noble: uno solo es labrador que cultiva tierras arrendadas y los demás son jornaleros. De este pueblo
que algunos llaman arrabal de la villa de Cáceres y otros heredamientos, sus tierras son aprovechadas
por sujetos hacendados de forma que sus habitadores carecen de todo: ni tienen ejido ni partido ni
montes, y con las tierras de labor se arriendan por los herederos a los que no son vecinos ni habitadores
del pueblo”.
Ya en el libro de yerbas de 1731, en la dehesa de la Zafra, se adjudica un partido de labranza para
Zamarrillas de 793 fanegas, pero siempre sin beneficio para los pobladores. Así no es de extrañar el
paulatino abandono del poblado, cuya supervivencia constituiría un suplicio al menos desde un siglo
atrás. Sus habitantes, sin duda, marcharían a la Villa en busca de mejores perspectivas de vida,
sumiendo al caserío en el abandono en el que se encuentra desde hace doscientos años.
El hecho cierto es que Zamarrillas languideció, desapareciendo, de forma casi definitiva, su siempre
escasa población con motivo de un episodio que relatan varios autores, como Madoz, el Conde de
Canilleros, Velo y Nieto, etc, eso sí, todos con la misma parquedad de datos, que el Poblado fue arrasado
por los franceses en la Guerra de la Independencia.
Tipología de la casa de campo en Cáceres.
En una primera época, se construyen en el campo cacereño castillos y torres con una función militar o
al menos disuasoria. Desde finales del siglo XV, se unen a estos cometidos los de tipo residencial y
económico, constituyéndose como centros de la explotación agropecuaria y emblema del poder y riqueza
de sus dueños. Muchos se completan desde entonces con nuevas dependencias residenciales y otras
para el recogimiento de cosechas y ganado. Más adelante, estas funciones, residencial y económica,
seguirán unidas en todas las grandes casas de campo, aunque sus modelos y soluciones arquitectónicas
evolucionan con el paso del tiempo.
En el siglo XV, se desarrolla definitivamente la casa-palacio campestre de estilo renacentista, sin torres,