Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Patrimonio Histórico Y Cultural. (2023050114)
Orden de 4 de mayo de 2023 por la que se incluye en el Inventario de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura la "Ermita de San Miguel de los Fresnos", de la localidad de Fregenal de la Sierra (Badajoz).
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NÚMERO 89
Jueves 11 de mayo de 2023
30104
historiador M. Sánchez Cid, en su obra “Epítome histórico de la Gran villa de Fregenal” (1843),
así como el pintor Eugenio Hermoso en su autobiografía de 1955.
La segunda etapa sería la bajomedieval, datable entre los siglos XIV y XVI (entre los siglos
XIV y XV, según Luis Berrocal y Rafael Caso). A esta etapa correspondería el cerramiento de
la nave de la ermita, con su portada ojival, y también los dos arcos diafragma, conservados
en su interior. Finalmente, cabe señalar datable entre los siglos XVI y XVII, que pertenece a
una tercera etapa pertenece el altar de fábrica del ábside.
Descripción del bien.
— Etapa Altomedieval.
El presbiterio de la Ermita se orienta al este. Los investigadores, aunque Luis Caballero
recomienda prudencia al respecto, datan esta zona (los restos más antiguos del edificio) en el periodo visigodo, seguramente en el siglo VII. En la misma se observa un
ábside cuyo contorno es, exteriormente, cuadrado, realizado, en gran medida, a base
de sillares regulares de granito, de gran tamaño, trabados en seco. Estos sillares del
ábside podrían datar de época visigoda o, tal vez, reaprovechados de un edificio romano
o paleocristiano. A ambos lados del ábside se conservan restos de otros dos ábsides
laterales.
En el presbiterio, una ventana, alargada, estrecha y rematada por un arco de medio
punto, tallado en un solo sillar, con impostas labradas de mármol, se sitúa en el centro
del ábside exteriormente. Desde la ventana puede contemplarse la parte trasera del
retablo de fábrica de época moderna.
Interiormente destaca el arco toral del presbiterio, de herradura y de dovelas de granito.
Originalmente, este arco apoyaría en dos columnas. El mismo mide 3´50 m de ancho y
5´40 m de luz vertical, aunque, según Arbeiter, originalmente esta sería de 7 m, estando el resto enterrado actualmente. Tal extremo es fácilmente apreciable gracias a dos
huecos bajos que comunican el ábside central con los restos existentes de los dos ábsides laterales. Estos pequeños huecos serían, en realidad, puertas, ya que, tal y como
se ha señalado, el presbiterio está actualmente enterrado hasta metro y medio.
De excepcional interés es, según el mismo autor, la bóveda de piedra, “extremadamente
rara” en la Península Ibérica y de la que esta sería uno de los escasos ejemplos existentes junto a las de Santa María de Melque (Toledo); Santa Eulalia, en Mérida; y Portera,
en Garciaz. Se trata de una bóveda de cuarto de esfera, sobre la que se sitúa una parte
externa ejecutada mediante piedras irregulares y hormigón. Interiormente, además,
una imposta recorre el ábside, que, en planta, tiene forma de herradura poco marcada,
al igual que el arco toral.
Jueves 11 de mayo de 2023
30104
historiador M. Sánchez Cid, en su obra “Epítome histórico de la Gran villa de Fregenal” (1843),
así como el pintor Eugenio Hermoso en su autobiografía de 1955.
La segunda etapa sería la bajomedieval, datable entre los siglos XIV y XVI (entre los siglos
XIV y XV, según Luis Berrocal y Rafael Caso). A esta etapa correspondería el cerramiento de
la nave de la ermita, con su portada ojival, y también los dos arcos diafragma, conservados
en su interior. Finalmente, cabe señalar datable entre los siglos XVI y XVII, que pertenece a
una tercera etapa pertenece el altar de fábrica del ábside.
Descripción del bien.
— Etapa Altomedieval.
El presbiterio de la Ermita se orienta al este. Los investigadores, aunque Luis Caballero
recomienda prudencia al respecto, datan esta zona (los restos más antiguos del edificio) en el periodo visigodo, seguramente en el siglo VII. En la misma se observa un
ábside cuyo contorno es, exteriormente, cuadrado, realizado, en gran medida, a base
de sillares regulares de granito, de gran tamaño, trabados en seco. Estos sillares del
ábside podrían datar de época visigoda o, tal vez, reaprovechados de un edificio romano
o paleocristiano. A ambos lados del ábside se conservan restos de otros dos ábsides
laterales.
En el presbiterio, una ventana, alargada, estrecha y rematada por un arco de medio
punto, tallado en un solo sillar, con impostas labradas de mármol, se sitúa en el centro
del ábside exteriormente. Desde la ventana puede contemplarse la parte trasera del
retablo de fábrica de época moderna.
Interiormente destaca el arco toral del presbiterio, de herradura y de dovelas de granito.
Originalmente, este arco apoyaría en dos columnas. El mismo mide 3´50 m de ancho y
5´40 m de luz vertical, aunque, según Arbeiter, originalmente esta sería de 7 m, estando el resto enterrado actualmente. Tal extremo es fácilmente apreciable gracias a dos
huecos bajos que comunican el ábside central con los restos existentes de los dos ábsides laterales. Estos pequeños huecos serían, en realidad, puertas, ya que, tal y como
se ha señalado, el presbiterio está actualmente enterrado hasta metro y medio.
De excepcional interés es, según el mismo autor, la bóveda de piedra, “extremadamente
rara” en la Península Ibérica y de la que esta sería uno de los escasos ejemplos existentes junto a las de Santa María de Melque (Toledo); Santa Eulalia, en Mérida; y Portera,
en Garciaz. Se trata de una bóveda de cuarto de esfera, sobre la que se sitúa una parte
externa ejecutada mediante piedras irregulares y hormigón. Interiormente, además,
una imposta recorre el ábside, que, en planta, tiene forma de herradura poco marcada,
al igual que el arco toral.