Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2023040077)
Decreto 37/2023, de 19 de abril, por el que se declara Bien de Interés Cultural "La Cetrería en Extremadura" con carácter de Patrimonio Cultural Inmaterial.
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NÚMERO 78
Martes 25 de abril de 2023

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La invasión islámica a la Península Ibérica, a partir del año 711, propició el establecimiento
de su cultura en España durante cientos de años. Una de sus aportaciones más significativas en el ámbito cetrero fue su manejo de los halcones que, desde antaño, formaba
parte de sus costumbres culturales. Dice el Corán: “Comed lo que atrapen para vosotros
los animales de presa que habéis adiestrado…” (Corán V, 4). Estos animales son, según
Boubakeur: perros, lebreles, guepardos y halcones.
De la lengua árabe proceden algunos de los términos cetreros más usuales, tanto del español como del portugués. Es el caso del nombre de las dos variedades del halcón peregrino: “neblí/nebrí” y “baharí/bafarí”; así como la percha en la que se deja descansar a los
pájaros de caza: Alcándara e incluso la estructura en la que se trasportan a los halcones:
“Alcahaz”.
Relacionado con la cetrería y de origen árabe es el topónimo “Albaizín”, que significa barrio
de los halconeros (de Rabad al-bayyazin) que encontramos en ciudades como Granada.
Durante el Medievo este bien alcanza su máximo esplendor lo alcanza, pues se convierte
en un arte muy extendido. Sin embargo, debido a los altos precios de las aves, y de su
mantenimiento, solía estar restringido a los grandes señores.
En las ordenanzas reales se fijaban las épocas de vedas, pero estas no afectaban a los cetreros
puesto que se entendía que no era un tipo de caza con el que se pudiesen esquilmar especies.
Durante el Renacimiento, la cetrería conserva aún su esplendor y cierta primacía sobre las
armas de fuego y otras técnicas venatorias. Signo de ello es que, el 23 de marzo de 1530,
el Emperador Carlos V cede la soberanía de la isla de Malta a la Orden de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta) a perpetuidad junto a los enclaves de Gozo y Trípoli, a condición
de que anualmente le entreguen como tributo “un halcón maltés”, y que cumplan su religión y sus ideales. Por ello, dicha orden debía entregar anualmente un halcón entrenado
para la cetrería al reino de España. Desde la fecha, los ya Caballeros de la Orden de Malta,
cumplieron con su obligación hasta que fueron expulsados de este enclave por las tropas
de Napoleón en 1798.
Se puede generalizar que la Cetrería europea entró en declive a lo largo del siglo XVIII y
XIX. Se inicia entonces una lenta transición. Los equipos formados por gran cantidad de
pájaros, atendidos por cetreros profesionales, van siendo sustituidos. Se va estableciendo
una práctica minoritaria, sostenida por el entusiasmo de los aficionados. También cambió
la forma de desplazarse. En vez de ir a caballo, las partidas de caza iban a pie.
A lo largo del s. XX se consolida la Cetrería moderna en España. Su figura más representativa ha sido, sin duda, Félix Rodríguez de la Fuente.