Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2022040198)
Decreto 134/2022, de 9 de noviembre, por el que se declara Bien de Interés Cultural, las "Fiestas Patronales de San Antonio Abad", de la localidad de Peloche, Herrera del Duque (Badajoz), con categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial.
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NÚMERO 219
Martes 15 de noviembre de 2022

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Los danzantes aportan a la música, con las piernas, el sonido de los cascabeles; y, en la segunda parte de la danza, con las manos, el sonido de sus castañuelas de fabricación casera.
Los danzantes miran hacia el santo, dando la espalda a los fieles, que están sentados en
los bancos de la iglesia. Como la iglesia es pequeña, la gente ocupa todos los huecos libres,
incluido el coro. Entre los asistentes sorprende ver no solo a gente mayor, sino también a
muchos jóvenes y niños.
La danza se realiza pausadamente, siguiendo la música repetitiva de la guitarra. Tiene dos
partes: la primera, que algunos llaman “danza baja”, y la segunda, o “danza alta”.
La primera parte dura unos diez o doce minutos y, en ella, los danzantes no llevan sus
castañuelas, así que solo se escuchan los sonidos de la guitarra y de los cascabeles. Es una
danza lenta. Los seis danzantes, colocados en doble fila de tres, y el guía llevan uno de sus
brazos en jarras (aquel que mira hacia fuera de la formación); el otro brazo lo dejan caer
sobre el cuerpo (el que mira hacia la otra fila de danzantes).
En realidad, más que danzar, los danzantes van andando con cierta majestuosidad: dan un
paso moviendo un pie, por ejemplo, el izquierdo, hacia el lado izquierdo, y a continuación
acercan el pie derecho; cuando juntan los dos pies, se levantan de puntillas, con lo que
quiere parecer un pequeño saltito, pero que no lo es, ya que solo levantan el talón, manteniendo la punta del pie en el suelo. A continuación, hacen el mismo movimiento hacia la
derecha, empezando con el pie derecho. Y así continuamente, con estos pasos, sin castañuelas, van trenzando giros, van cruzándose con los danzantes de la otra fila…, hasta que
la danza termina con un fuerte taconazo que dan todos los danzantes a la vez.
Al terminar esta primera danza, o “danza baja”, sin pérdida de tiempo, los danzantes se
colocan en sus manos las castañuelas y comienza la segunda parte, o “danza alta”. Ahora,
al son de guitarras, cascabeles y castañuelas, dan un paso, por ejemplo, con el pie izquierdo, y luego levantan el pie derecho en paralelo, dando un pequeño golpe al aire, como si
hicieran un paso de jota, con el fin de que suenen los cascabeles; pero todo, aunque van
marcando más cada paso de la danza, también de forma lenta y reposada. De todas formas, esta es la parte de la danza que resulta más viva y alegre.
Esta segunda parte de la danza finaliza con lo que la gente denomina “el caracol”, un movimiento largo y continuado, en el que el guía va rodeando uno por uno a los seis danzantes;
al terminar de rodear a todos, uno de los danzantes comienza a seguir al guía; ahora los
dos van rodeando de nuevo, uno por uno, a los otros cinco danzantes; al terminar esta
vuelta, otro danzante se une al guía y al compañero; y así hasta que todos los danzantes
van uno detrás de otro, en fila; entonces, comienza a deshacerse la fila y, en cada vuelta,
se va quedando un danzante en su sitio, hasta que todos vuelven a la posición inicial.