Consejería De Educación Y Empleo. Administración Electrónica. (2022050193)
Orden de 21 de octubre de 2022 por la que se crea el sello "Buena práctica en competencia digital de Extremadura" y se establece el procedimiento para su concesión.
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NÚMERO 211
Jueves 3 de noviembre de 2022
52984
Por su parte, la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE) insiste “en la necesidad de tener en
cuenta el cambio digital que se está produciendo en nuestras sociedades y que forzosamente
afecta a la actividad educativa. El desarrollo de la competencia digital no supone solamente el
dominio de los diferentes dispositivos y aplicaciones. El mundo digital es un nuevo hábitat en
el que la infancia y la juventud viven cada vez más: en él aprenden, se relacionan, consumen,
disfrutan de su tiempo libre. Con el objetivo de que el sistema educativo adopte el lugar que le
corresponde en el cambio digital, se incluye la atención al desarrollo de la competencia digital
de los y las estudiantes de todas las etapas educativas, tanto a través de contenidos específicos como en una perspectiva transversal, y haciendo hincapié en la brecha digital de género”.
Para conseguir estos objetivos, la competencia digital no puede aislarse del desarrollo de
otros aspectos de la persona; por ello, la Unesco considera que “las competencias digitales,
antes “opcionales”, se han convertido en “esenciales” y deben completarse con “competencias
blandas” transversales como la capacidad de comunicarse eficazmente en línea y fuera de
esta”; estas competencias digitales “deben ir acompañadas de capacidades sólidas de lectoescritura y cálculo, y de habilidades blandas y socioemocionales, como el pensamiento crítico
e innovador, la resolución de problemas complejos, el trabajo colaborativo, la comunicación
efectiva, entre otros.”
En definitiva, la insistencia de la normativa y de los organismos internacionales en este asunto
deriva del hecho de que, en la actualidad, la competencia digital hay que entenderla como una
herramienta transversal que posibilita la realización de nuevos aprendizajes, que expande el
tiempo y el espacio en que estos se realizan, que mejora la gestión y el funcionamiento de
los centros educativos, su presencia en la comunidad y, desarrollada desde la premisa de la
igualdad de oportunidades, facilita la construcción de un modelo educativo más equitativo.
En lo que se refiere al desarrollo de esta competencia en el alumnado, no puede orientarse
como una línea específica, aislada de los procesos que se realizan en el aula y con objetivos
diferenciados. Concebida desde esta perspectiva instrumental, el desarrollo de esta competencia debe aliarse con el uso de metodologías activas, con el trabajo en proyectos, con la
realización de trabajos colaborativos o con la vinculación con la comunidad mediante proyectos de servicio. En este contexto educativo, es igualmente necesario contemplar los factores
ambientales derivados del uso de la tecnología, así como la importancia que tiene en la generación de brechas de todo tipo, desde las vinculadas al género como las que tienen que ver
con la economía o la situación geográfica de los usuarios. Por eso, hay que contemplar el desarrollo de la competencia digital como un instrumento que puede contribuir al cumplimiento
de algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular los que tienen que
ver con la salud y bienestar, la educación de calidad, la igualdad de género, el trabajo decente
y crecimiento económico y la reducción de las desigualdades.
Jueves 3 de noviembre de 2022
52984
Por su parte, la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE) insiste “en la necesidad de tener en
cuenta el cambio digital que se está produciendo en nuestras sociedades y que forzosamente
afecta a la actividad educativa. El desarrollo de la competencia digital no supone solamente el
dominio de los diferentes dispositivos y aplicaciones. El mundo digital es un nuevo hábitat en
el que la infancia y la juventud viven cada vez más: en él aprenden, se relacionan, consumen,
disfrutan de su tiempo libre. Con el objetivo de que el sistema educativo adopte el lugar que le
corresponde en el cambio digital, se incluye la atención al desarrollo de la competencia digital
de los y las estudiantes de todas las etapas educativas, tanto a través de contenidos específicos como en una perspectiva transversal, y haciendo hincapié en la brecha digital de género”.
Para conseguir estos objetivos, la competencia digital no puede aislarse del desarrollo de
otros aspectos de la persona; por ello, la Unesco considera que “las competencias digitales,
antes “opcionales”, se han convertido en “esenciales” y deben completarse con “competencias
blandas” transversales como la capacidad de comunicarse eficazmente en línea y fuera de
esta”; estas competencias digitales “deben ir acompañadas de capacidades sólidas de lectoescritura y cálculo, y de habilidades blandas y socioemocionales, como el pensamiento crítico
e innovador, la resolución de problemas complejos, el trabajo colaborativo, la comunicación
efectiva, entre otros.”
En definitiva, la insistencia de la normativa y de los organismos internacionales en este asunto
deriva del hecho de que, en la actualidad, la competencia digital hay que entenderla como una
herramienta transversal que posibilita la realización de nuevos aprendizajes, que expande el
tiempo y el espacio en que estos se realizan, que mejora la gestión y el funcionamiento de
los centros educativos, su presencia en la comunidad y, desarrollada desde la premisa de la
igualdad de oportunidades, facilita la construcción de un modelo educativo más equitativo.
En lo que se refiere al desarrollo de esta competencia en el alumnado, no puede orientarse
como una línea específica, aislada de los procesos que se realizan en el aula y con objetivos
diferenciados. Concebida desde esta perspectiva instrumental, el desarrollo de esta competencia debe aliarse con el uso de metodologías activas, con el trabajo en proyectos, con la
realización de trabajos colaborativos o con la vinculación con la comunidad mediante proyectos de servicio. En este contexto educativo, es igualmente necesario contemplar los factores
ambientales derivados del uso de la tecnología, así como la importancia que tiene en la generación de brechas de todo tipo, desde las vinculadas al género como las que tienen que ver
con la economía o la situación geográfica de los usuarios. Por eso, hay que contemplar el desarrollo de la competencia digital como un instrumento que puede contribuir al cumplimiento
de algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular los que tienen que
ver con la salud y bienestar, la educación de calidad, la igualdad de género, el trabajo decente
y crecimiento económico y la reducción de las desigualdades.