Otras Resoluciones. Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Bienes De Interés Cultural.- (2021060916)
Resolución de 24 de marzo de 2021, de la Consejera, por la que se incoa expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural a favor de "La Montería y la Rehala en Extremadura" con carácter de Patrimonio Cultural Inmaterial.
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NÚMERO 62
Lunes, 5 de abril de 2021

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4. Las rehalas o recovas en Extremadura.
La montería necesita del conjunto de perros que componen las rehalas para su estrategia
cinegética. En Extremadura, las rehalas se conocen con el término de recova. En el Libro de
la Montería de Alfonso XI se informa sobre cómo se realizaba la montería y se utilizaban los
perros en época medieval; su organización recordaba a un dispositivo militar y se identificaba
al montero como aquel que tiene perro y lo suelta en la montería.
El término rehala procede del árabe “rahala”, que se refiere a “partida de ganado de distintos
dueños conducidos por un solo mayoral” y que, en castellano medieval, se usa para denominar a una partida o tropa militar (Aguado, 2017).
El componente asociativo de las rehalas surge en el momento en el que los cazadores ven la
necesidad de unir sus perros para poder batir el monte. Con el paso del tiempo, esta función
ha ido ampliándose, creando una red social.
Aguado (2017) diferencia dos tipos de rehalas según su origen: las rehalas de clase social alta
y las rehalas sociales. Los cambios acaecidos en la organización de las monterías tienen su
reflejo en las rehalas. La “montería romántica”, a finales del siglo XIX y primer tercio del siglo
XX, duraba varios días y participaban en ellas clases altas de la sociedad. En ese momento,
los cortijos de las fincas solían albergar a los perros y perreros días antes de la montería.
El acceso a la mancha, la suelta de los perros, la recogida de las reses, se hacía a lomos de
caballerías o andando.
Con la introducción de los vehículos a motor los desplazamientos se simplificaron. La comercialización de las monterías provocó un aumento de las rehalas sociales y de propietarios. El
rehalero mercantiliza su trabajo con el alquiler de sus servicios o la contraprestación de un
puesto de montería.
Aguado (2017) señala que la figura del rehalero en el contexto de la montería tiene una
función delimitada e integrada en la estrategia de la cacería. Por otro lado, el trabajo y la solidaridad entre perreros denotan un vínculo colectivo basado en normas no escritas. A partir
de la década de los 90 del siglo XX, esta asociación encuentra vías de institucionalización en
asociaciones locales y, finalmente, con la creación en el año 1996 de la Asociación Española
de Rehalas.
- Composición de las recovas.
Dentro de las recovas hay dos figuras fundamentales: el perrero (podenquero) y el perro. La
relación entre cazador y perro es muy común en la caza menor; y en la caza mayor la relación
se establece entre el rehalero y el perro de montería.