Otras Resoluciones. Consejería Para La Transición Ecológica Y Sostenibilidad. Parque Nacional De Monfragüe.- (2021060887)
Resolución de 18 de marzo de 2021, de la Consejera, por la que se aprueba el Plan de acción selectiva de ungulados en el Parque Nacional de Monfragüe.
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NÚMERO 62
Lunes, 5 de abril de 2021
16789
1. A
NTECEDENTES Y OBJETO.
Desde la creación de los primeros parques nacionales, el manejo de los ungulados nativos ha
generado grandes debates, tanto en el mundo científico (Grignolio et al., 2014) como de la
gestión (Granados & Cano-Manuel, 2015). En un caso ideal, en un parque nacional de carácter
primario (sin influencia humana, al menos apreciable) de suficiente tamaño, donde todas las
especies nativas estuviesen presentes y los procesos ecológicos permaneciesen intactos, los
objetivos de conservación se podrían conseguir sin intervención humana (Anderson, 1991).
Por ejemplo, las dinámicas poblacionales de los ungulados estarían en equilibrio con el medio
a través de la disponibilidad de alimento, su competencia con otras especies y la presión de
los depredadores (Sinclair, 1998).
La Ley 30/2014, de 3 de diciembre, de Parques Nacionales establece en su art. 4 que “Los
parques nacionales son espacios naturales, de alto valor ecológico y cultural, poco transformados por la explotación o actividad humana…”. De acuerdo con eso, en ellos se debe
pretender que sus ecosistemas tengan una estructura, composición y procesos del carácter
más “natural” posible: con todas las piezas (taxones) y procesos ecológicos básicos (Ehrlich
& Walker, 1998) que representen a esos ecosistemas primarios o primigenios y que, además,
se puedan conservar con una gestión activa mínima. De ese modo, se entiende que los parques nacionales deben contar con las especies de ungulados silvestres que son o han sido
características de sus ecosistemas primarios y que, además, desempeñan funciones básicas
esenciales en los procesos ecológicos de dichos sistemas.
Sin embargo, en Europa y, en concreto, en España, la mayoría de los parques nacionales se
constituyen sobre paisajes alterados por la actividad del hombre (Montserrat, 2009; San Miguel et al., 2010), en los que faltan (o sobran) componentes en el sistema, de forma que no
existe una autorregulación absoluta de los procesos ecológicos. Así, respecto a los ungulados
se puede comparar qué especies nativas o exóticas están presentes en la actualidad en cada
parque nacional y compararlo con aquellas que presumiblemente estaban presentes antes de
los asentamientos humanos.
Durante los últimos 100 años, las poblaciones de ungulados silvestres de la península ibérica
han sufrido grandes cambios en cuanto a su distribución y abundancia (Acevedo et al., 2011),
al igual que las de todo el hemisferio norte (Côté et al., 2004). De hecho, en pocas décadas
se ha pasado de una situación en la que había bastantes especies o subespecies de ungulados al borde de la extinción por causa del hombre (caza sin control, destrucción de hábitats,
fragmentación del territorio, etc.) a que, actualmente, uno de los problemas principales a la
hora de gestionar las poblaciones de ungulados silvestres sea la sobreabundancia (Gortázar
et al., 2008; Grignolio et al., 2014; Perea et al., 2015).
Lunes, 5 de abril de 2021
16789
1. A
NTECEDENTES Y OBJETO.
Desde la creación de los primeros parques nacionales, el manejo de los ungulados nativos ha
generado grandes debates, tanto en el mundo científico (Grignolio et al., 2014) como de la
gestión (Granados & Cano-Manuel, 2015). En un caso ideal, en un parque nacional de carácter
primario (sin influencia humana, al menos apreciable) de suficiente tamaño, donde todas las
especies nativas estuviesen presentes y los procesos ecológicos permaneciesen intactos, los
objetivos de conservación se podrían conseguir sin intervención humana (Anderson, 1991).
Por ejemplo, las dinámicas poblacionales de los ungulados estarían en equilibrio con el medio
a través de la disponibilidad de alimento, su competencia con otras especies y la presión de
los depredadores (Sinclair, 1998).
La Ley 30/2014, de 3 de diciembre, de Parques Nacionales establece en su art. 4 que “Los
parques nacionales son espacios naturales, de alto valor ecológico y cultural, poco transformados por la explotación o actividad humana…”. De acuerdo con eso, en ellos se debe
pretender que sus ecosistemas tengan una estructura, composición y procesos del carácter
más “natural” posible: con todas las piezas (taxones) y procesos ecológicos básicos (Ehrlich
& Walker, 1998) que representen a esos ecosistemas primarios o primigenios y que, además,
se puedan conservar con una gestión activa mínima. De ese modo, se entiende que los parques nacionales deben contar con las especies de ungulados silvestres que son o han sido
características de sus ecosistemas primarios y que, además, desempeñan funciones básicas
esenciales en los procesos ecológicos de dichos sistemas.
Sin embargo, en Europa y, en concreto, en España, la mayoría de los parques nacionales se
constituyen sobre paisajes alterados por la actividad del hombre (Montserrat, 2009; San Miguel et al., 2010), en los que faltan (o sobran) componentes en el sistema, de forma que no
existe una autorregulación absoluta de los procesos ecológicos. Así, respecto a los ungulados
se puede comparar qué especies nativas o exóticas están presentes en la actualidad en cada
parque nacional y compararlo con aquellas que presumiblemente estaban presentes antes de
los asentamientos humanos.
Durante los últimos 100 años, las poblaciones de ungulados silvestres de la península ibérica
han sufrido grandes cambios en cuanto a su distribución y abundancia (Acevedo et al., 2011),
al igual que las de todo el hemisferio norte (Côté et al., 2004). De hecho, en pocas décadas
se ha pasado de una situación en la que había bastantes especies o subespecies de ungulados al borde de la extinción por causa del hombre (caza sin control, destrucción de hábitats,
fragmentación del territorio, etc.) a que, actualmente, uno de los problemas principales a la
hora de gestionar las poblaciones de ungulados silvestres sea la sobreabundancia (Gortázar
et al., 2008; Grignolio et al., 2014; Perea et al., 2015).