Otras Resoluciones. Consejería Para La Transición Ecológica Y Sostenibilidad. Parque Nacional De Monfragüe.- (2021060887)
Resolución de 18 de marzo de 2021, de la Consejera, por la que se aprueba el Plan de acción selectiva de ungulados en el Parque Nacional de Monfragüe.
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NÚMERO 62
Lunes, 5 de abril de 2021
16819
En este sentido, para estimar el grado de ramoneo Montoya establece 5 grados de afectación
de las especies vegetales:
0. No tocada por animales (0-5% brotes jóvenes comidos).
1. Poco agredida (5-25% comidos).
2. Algo comida (25-45% comidos).
3. M
edianamente comida (45-65% comidos). Este suele ser, medido el daño en las especies de la clase III, el umbral para estimar la máxima carga admisible (capacidad de
carga).
4. R
ecomida (65-85% comidos). Situación ya no compatible, a medio plazo, con la regeneración vegetal.
5. S
in verde accesible (85-100% comidos). Planta sin regeneración, en proceso de
fosilización.
Según los valores de daño observado en cada una de las seis clases de palatabilidad, para
la estimación de la capacidad de carga, Montoya hace corresponder a cada situación con un
cierto valor de carga pastante, referida al ciervo. Dicha carga va desde el valor 0-5 ciervos/
km2, que denomina baja, hasta valores superiores a 45 ciervos/km2, que denomina hiperabusiva. Para Montoya la carga normal, que podría ser la capacidad de carga del gestor, toma
unos valores de 15-20 ciervos/km2.
Tomando como referencia el “Estudio poblacional ciervos y jabalíes en el P.N. de Monfragüe y
su entorno” (Ingulados 2017), se utilizarán una serie de indicadores que nos permitan valorar
el impacto que estos generan sobre las diferentes comunidades vegetales.
5.5. ÍNDICES DE ABUNDANCIA: CAPTURAS, FOTOTRAMPEO, HUELLAS.
Son aquellos que solo persiguen la obtención de I, sin preocuparse de diseñar ninguna estrategia que les permita conocer d o N (es decir, la densidad o tamaño de la población censada).
La lógica de su aplicación consiste en controlar el esfuerzo (d) aplicado a la obtención de
una serie de registros así como en asumir la constancia –o efecto insignificante- de todas las
variables determinantes de los coeficientes de capturabilidad y detectabilidad (K ; es decir,
a,b,c,...) Así, las variaciones de I reflejarán también las variaciones de las poblaciones controladas. Esto es difícil de asumir en muchas circunstancias por lo que la aplicación de estos
métodos debiera ser particularmente crítica.
Los índices de abundancia tienen una serie de ventajas nada despreciables. Son métodos sencillos, versátiles y económicos que permiten trabajar con grandes tamaños de muestra. Esto
Lunes, 5 de abril de 2021
16819
En este sentido, para estimar el grado de ramoneo Montoya establece 5 grados de afectación
de las especies vegetales:
0. No tocada por animales (0-5% brotes jóvenes comidos).
1. Poco agredida (5-25% comidos).
2. Algo comida (25-45% comidos).
3. M
edianamente comida (45-65% comidos). Este suele ser, medido el daño en las especies de la clase III, el umbral para estimar la máxima carga admisible (capacidad de
carga).
4. R
ecomida (65-85% comidos). Situación ya no compatible, a medio plazo, con la regeneración vegetal.
5. S
in verde accesible (85-100% comidos). Planta sin regeneración, en proceso de
fosilización.
Según los valores de daño observado en cada una de las seis clases de palatabilidad, para
la estimación de la capacidad de carga, Montoya hace corresponder a cada situación con un
cierto valor de carga pastante, referida al ciervo. Dicha carga va desde el valor 0-5 ciervos/
km2, que denomina baja, hasta valores superiores a 45 ciervos/km2, que denomina hiperabusiva. Para Montoya la carga normal, que podría ser la capacidad de carga del gestor, toma
unos valores de 15-20 ciervos/km2.
Tomando como referencia el “Estudio poblacional ciervos y jabalíes en el P.N. de Monfragüe y
su entorno” (Ingulados 2017), se utilizarán una serie de indicadores que nos permitan valorar
el impacto que estos generan sobre las diferentes comunidades vegetales.
5.5. ÍNDICES DE ABUNDANCIA: CAPTURAS, FOTOTRAMPEO, HUELLAS.
Son aquellos que solo persiguen la obtención de I, sin preocuparse de diseñar ninguna estrategia que les permita conocer d o N (es decir, la densidad o tamaño de la población censada).
La lógica de su aplicación consiste en controlar el esfuerzo (d) aplicado a la obtención de
una serie de registros así como en asumir la constancia –o efecto insignificante- de todas las
variables determinantes de los coeficientes de capturabilidad y detectabilidad (K ; es decir,
a,b,c,...) Así, las variaciones de I reflejarán también las variaciones de las poblaciones controladas. Esto es difícil de asumir en muchas circunstancias por lo que la aplicación de estos
métodos debiera ser particularmente crítica.
Los índices de abundancia tienen una serie de ventajas nada despreciables. Son métodos sencillos, versátiles y económicos que permiten trabajar con grandes tamaños de muestra. Esto