Administración Local. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-14578)
Resolución de 30 de junio de 2025, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), referente a la declaración como bien de interés cultural, con categoría de monumento, del inmueble conocido como Casa Huarte, situada en Formentor, Pollença.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 14 de julio de 2025
Sec. III. Pág. 94089
separaba el cuerpo donde se encontraban las estancias principales (sala, comedor,
dormitorios y baños), más próximo a la costa, del cuerpo donde se encontraban las
dependencias de servicio, que incluían cocina, comedor de servicio, dormitorios para el
servicio y cámara higiénica.
Las fachadas se estructuran a partir de una serie de aperturas que se corresponden
con las diferentes dependencias, excepto en la fachada este del volumen más próximo a
la costa y la fachada sur correspondiente al estar-menjador, que se encuentran vidriadas
en casi toda su superficie.
En el interior destacaba el pavimento, en mármol rosa portugués, que se extendía
como revestimiento en las cámaras higiénicas.
El año 1968 Huarte encarga a Sáenz de Oíza el proyecto de ampliación de la casa.
El autor se instaló en Mallorca durante unos meses y estudió en profundidad el solar,
documentando cada elemento, dibujando esmeradamente todas las preexistencias:
topografia, árboles, vegetación, la línea de costa, las rocas, etc. Un exhaustivo
reconocimiento del entorno que fue decisivo para el desarrollo del proyecto y que queda
recogido en numerosos croquis y dibujos que reflejan la línea de trabajo sobre el lugar y
sus relaciones con el objeto arquitectónico. Los dibujos de Oíza ponen al mismo nivel
aquello construido, los dos edificios de García Paredes i Carvajal, con aquello que lo
rodea, la abundante vegetación y la costa. El nuevo pabellón, objeto del encargo, se
convierte en el tercer ingrediente, que lo vincula, generando un todo.
El nuevo pabellón se sitúa perpendicular a los volúmenes existentes, siguiendo la
alineación del volumen más próximo a la costa. Se extiende la cubierta original, que ata
los tres edificios, articulando diferentes espacios vacíos cubiertos y descubiertos, que
generan estancias habitables al aire libre y dejan entrar la vegetación al interior.
El nuevo pabellón está formado por dos cuerpos anexos prácticamente cuadrados y
de diferente medida, formando un único volumen en planta baja, con estructura de
pilares con una sección que se puede inscribir dentro de un rectángulo, con los lados
mayores rectilíneos y los menores curvados describiendo un semicírculo. El volumen
queda cerrado por una cubierta que se eleva ligeramente a medida que se acerca al mar,
con el fin de abrir las vistas hacia la bahía. La fachada es vidriada prácticamente en su
totalidad, hecho que permite la entrada del entorno dentro de la casa, disolviendo los
límites entre dentro y fuera.
Las dependencias interiores se sitúan en diferentes niveles, conectadas por tramos
de escaleras de pocos peldaños. En el cuerpo superior se sitúan los dormitorios y los
baños, organizados a partir de un eje central perpendicular a la línea de costa, una franja
donde se sitúa uno de los baños y un tramo de escaleras, delimitados ambos por
armarios. En la zona inferior encontramos la sala, escalonada también en varios niveles,
abierta hacia el mar y vinculada al porche de acceso.
Las divisiones entre espacios se hacen a través del propio programa; baños,
armarios, estanterías constituyen los tabiques interiores. Los baños son de formas
orgánicas y recuerdan al «aseo cápsula» que Oíza diseñó el año 1970 para la casa
Roca.
El pavimento interior, de mármol con tonalidades rosas, destaca sobre el blanco que
abarca la totalidad de la intervención. Paredes, techo, pilares, carpinterías interiores y
exteriores, todo en color blanco, sólo interrumpido por algunos elementos de madera
natural como los marcos de las puertas de acceso al baño o el interior de los armarios o
el baño de la señora, todo revestido de madera.
Buena parte del mobiliario del nuevo pabellón fue diseñado a medida durante el
proyecto, se trata de mobiliario fijo, como los armarios, el banco de la sala o los muebles
de baño, que son parte indivisible de la composición del espacio. Otros elementos, como
los cabezales de las camas o varios taburetes tapizados en blanco, también fueron
diseñados a medida por Sáenz de Oíza.
En el pabellón cada geometría responde a una voluntad y el continente y el
contenido son casi indivisibles. Al llegar al perímetro, el techo describe una pequeña
curva ascendente que genera un vacío donde se esconde la guía de la que cuelgan las
cve: BOE-A-2025-14578
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 168
Lunes 14 de julio de 2025
Sec. III. Pág. 94089
separaba el cuerpo donde se encontraban las estancias principales (sala, comedor,
dormitorios y baños), más próximo a la costa, del cuerpo donde se encontraban las
dependencias de servicio, que incluían cocina, comedor de servicio, dormitorios para el
servicio y cámara higiénica.
Las fachadas se estructuran a partir de una serie de aperturas que se corresponden
con las diferentes dependencias, excepto en la fachada este del volumen más próximo a
la costa y la fachada sur correspondiente al estar-menjador, que se encuentran vidriadas
en casi toda su superficie.
En el interior destacaba el pavimento, en mármol rosa portugués, que se extendía
como revestimiento en las cámaras higiénicas.
El año 1968 Huarte encarga a Sáenz de Oíza el proyecto de ampliación de la casa.
El autor se instaló en Mallorca durante unos meses y estudió en profundidad el solar,
documentando cada elemento, dibujando esmeradamente todas las preexistencias:
topografia, árboles, vegetación, la línea de costa, las rocas, etc. Un exhaustivo
reconocimiento del entorno que fue decisivo para el desarrollo del proyecto y que queda
recogido en numerosos croquis y dibujos que reflejan la línea de trabajo sobre el lugar y
sus relaciones con el objeto arquitectónico. Los dibujos de Oíza ponen al mismo nivel
aquello construido, los dos edificios de García Paredes i Carvajal, con aquello que lo
rodea, la abundante vegetación y la costa. El nuevo pabellón, objeto del encargo, se
convierte en el tercer ingrediente, que lo vincula, generando un todo.
El nuevo pabellón se sitúa perpendicular a los volúmenes existentes, siguiendo la
alineación del volumen más próximo a la costa. Se extiende la cubierta original, que ata
los tres edificios, articulando diferentes espacios vacíos cubiertos y descubiertos, que
generan estancias habitables al aire libre y dejan entrar la vegetación al interior.
El nuevo pabellón está formado por dos cuerpos anexos prácticamente cuadrados y
de diferente medida, formando un único volumen en planta baja, con estructura de
pilares con una sección que se puede inscribir dentro de un rectángulo, con los lados
mayores rectilíneos y los menores curvados describiendo un semicírculo. El volumen
queda cerrado por una cubierta que se eleva ligeramente a medida que se acerca al mar,
con el fin de abrir las vistas hacia la bahía. La fachada es vidriada prácticamente en su
totalidad, hecho que permite la entrada del entorno dentro de la casa, disolviendo los
límites entre dentro y fuera.
Las dependencias interiores se sitúan en diferentes niveles, conectadas por tramos
de escaleras de pocos peldaños. En el cuerpo superior se sitúan los dormitorios y los
baños, organizados a partir de un eje central perpendicular a la línea de costa, una franja
donde se sitúa uno de los baños y un tramo de escaleras, delimitados ambos por
armarios. En la zona inferior encontramos la sala, escalonada también en varios niveles,
abierta hacia el mar y vinculada al porche de acceso.
Las divisiones entre espacios se hacen a través del propio programa; baños,
armarios, estanterías constituyen los tabiques interiores. Los baños son de formas
orgánicas y recuerdan al «aseo cápsula» que Oíza diseñó el año 1970 para la casa
Roca.
El pavimento interior, de mármol con tonalidades rosas, destaca sobre el blanco que
abarca la totalidad de la intervención. Paredes, techo, pilares, carpinterías interiores y
exteriores, todo en color blanco, sólo interrumpido por algunos elementos de madera
natural como los marcos de las puertas de acceso al baño o el interior de los armarios o
el baño de la señora, todo revestido de madera.
Buena parte del mobiliario del nuevo pabellón fue diseñado a medida durante el
proyecto, se trata de mobiliario fijo, como los armarios, el banco de la sala o los muebles
de baño, que son parte indivisible de la composición del espacio. Otros elementos, como
los cabezales de las camas o varios taburetes tapizados en blanco, también fueron
diseñados a medida por Sáenz de Oíza.
En el pabellón cada geometría responde a una voluntad y el continente y el
contenido son casi indivisibles. Al llegar al perímetro, el techo describe una pequeña
curva ascendente que genera un vacío donde se esconde la guía de la que cuelgan las
cve: BOE-A-2025-14578
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Núm. 168