Comunidad Autónoma Del Principado de Asturias. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-12397)
Resolución de 14 de mayo de 2025, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, por la que se incoa expediente para la declaración de la Trashumancia en Asturias, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 146
Miércoles 18 de junio de 2025
Sec. III. Pág. 81190
asentamientos rurales mejor conocidos para la época romana (Orejas y Ruiz del
Árbol 2008; Liesau 2012). En este contexto, cabe contemplar una continuidad en el
aprovechamiento ganadero de las zonas altas, siguiendo esquemas equiparables con la
trashumancia de valle iniciada durante la Edad del Hierro, particularmente en las zonas
más accidentadas de la región. Sin embargo, la integración de estas prácticas debe ser
ligada a la nueva realidad social, administrativa y de mercado que cristalizará en el
actual territorio asturiano tras la extensión del poder político romano.
La trashumancia en la Edad Media.
A lo largo de la Edad Media se producen algunas de las transformaciones
fundamentales, ya fueran paulatinas o más bruscas, que nos permiten desentrañar la
genealogía de los formatos trashumantes vigentes actualmente en Asturias. Al
caracterizar estas prácticas para un período de casi un milenio de duración, se debe de
huir de simplificaciones en los modelos propuestos. De este modo, antes que hablar de
un único modelo de «trashumancia medieval», en un sentido generalista y totalizador, se
debería explorar su variabilidad geográfica y diacrónica. Éste es uno de los principales
retos para profundizar en el análisis histórico del fenómeno en tiempos medievales,
apoyándonos para ello en los estudios previos que analizan la ganadería medieval en
Asturias (Aguadé Nieto 1983; Fernández Conde 2001; Fernández Mier et al. 2013).
Los modelos trashumantes reconocibles en la fase medieval se deben conectar con
los procesos históricos más relevantes en esta etapa, tomando forma a partir de las
bases sociales, culturales y económicas que sustentan esta manifestación inmaterial.
Varios son los procesos que contextualizan el desarrollo de la trashumancia en época
medieval: la cristalización de una red de poblamiento aldeano de base campesina en
progresiva territorialización (Fernández Mier 1999, 2009; Gutiérrez González 2008;
Muñiz López 2012; Fernández Fernández 2017; Menéndez Blanco 2019), la extensión
del sistema feudal ligado a la monarquía y los poderes nobiliarios (Barbero y Vigil 1978;
Menéndez Bueyes 2001; Gutiérrez González 2007; Fernández Conde et al. 2009;
Gutiérrez González y Suárez Manjón 2009), la consolidación del sistema parroquial rural
y de las diferentes escalas territoriales del poder eclesiástico (Fernández Conde y
Fernández Fernández 2010; García Álvarez-Busto y Muñiz López 2010), el auge y caída
de las diferentes redes comerciales vigentes a lo largo de este período (Fernández
Conde 1979; Ruiz de la Peña 1979), el surgimiento de la red de villas o pueblas
plenomedievales con sus respectivos alfoces (Ruiz de la Peña 1981), así como la
diversidad de estrategias productivas desplegadas por las comunidades
campesinas (Fernández Mier 2013). Necesariamente, la configuración y extensión
precisa de las prácticas ganaderas a lo largo de la Edad Media estarían mediados por
factores ambientales propios de esta etapa, como la «Pequeña Edad del
Hielo» (Fagan 2008; Ruiz-Fernández et al. 2016; Oliva et al. 2018) o el «Óptimo climático
medieval» (Fagan 2007), cuyos efectos en la trashumancia no han sido aún analizados
de forma pormenorizada en Asturias. A buen seguro, estos eventos climáticos
condicionarían las posibilidades de las comunidades rurales para poner en práctica los
modelos trashumantes con los que aprovechaban los recursos disponibles para
alimentar sus rebaños. En definitiva, la comprensión reflexiva de todos estos procesos y
su incidencia en la configuración de la trashumancia de época medieval en Asturias debe
cimentarse necesariamente en la consideración de distintos cuerpos de datos a nuestro
alcance: documentales, arqueológicos y paleoambientales.
Los modelos de trasterminancia o trashumancia vertical de corta distancia seguirían
vigentes durante toda la fase medieval, convirtiéndose probablemente en los formatos
trashumantes más extendidos a la vista de la información existente (Fernández
Conde 2001: 152–54). La vinculación de las comunidades aldeanas a territorios
incipientes en progresiva consolidación, y la continuación de manejos pastoriles que
podíamos ya intuir en época prerromana y romana, permiten contemplar su desarrollo
durante todo el período, a lo largo y ancho del territorio asturiano. Los datos
arqueológicos recuperados en contextos aldeanos como el recientemente investigado
cve: BOE-A-2025-12397
Verificable en https://www.boe.es
2.3
Núm. 146
Miércoles 18 de junio de 2025
Sec. III. Pág. 81190
asentamientos rurales mejor conocidos para la época romana (Orejas y Ruiz del
Árbol 2008; Liesau 2012). En este contexto, cabe contemplar una continuidad en el
aprovechamiento ganadero de las zonas altas, siguiendo esquemas equiparables con la
trashumancia de valle iniciada durante la Edad del Hierro, particularmente en las zonas
más accidentadas de la región. Sin embargo, la integración de estas prácticas debe ser
ligada a la nueva realidad social, administrativa y de mercado que cristalizará en el
actual territorio asturiano tras la extensión del poder político romano.
La trashumancia en la Edad Media.
A lo largo de la Edad Media se producen algunas de las transformaciones
fundamentales, ya fueran paulatinas o más bruscas, que nos permiten desentrañar la
genealogía de los formatos trashumantes vigentes actualmente en Asturias. Al
caracterizar estas prácticas para un período de casi un milenio de duración, se debe de
huir de simplificaciones en los modelos propuestos. De este modo, antes que hablar de
un único modelo de «trashumancia medieval», en un sentido generalista y totalizador, se
debería explorar su variabilidad geográfica y diacrónica. Éste es uno de los principales
retos para profundizar en el análisis histórico del fenómeno en tiempos medievales,
apoyándonos para ello en los estudios previos que analizan la ganadería medieval en
Asturias (Aguadé Nieto 1983; Fernández Conde 2001; Fernández Mier et al. 2013).
Los modelos trashumantes reconocibles en la fase medieval se deben conectar con
los procesos históricos más relevantes en esta etapa, tomando forma a partir de las
bases sociales, culturales y económicas que sustentan esta manifestación inmaterial.
Varios son los procesos que contextualizan el desarrollo de la trashumancia en época
medieval: la cristalización de una red de poblamiento aldeano de base campesina en
progresiva territorialización (Fernández Mier 1999, 2009; Gutiérrez González 2008;
Muñiz López 2012; Fernández Fernández 2017; Menéndez Blanco 2019), la extensión
del sistema feudal ligado a la monarquía y los poderes nobiliarios (Barbero y Vigil 1978;
Menéndez Bueyes 2001; Gutiérrez González 2007; Fernández Conde et al. 2009;
Gutiérrez González y Suárez Manjón 2009), la consolidación del sistema parroquial rural
y de las diferentes escalas territoriales del poder eclesiástico (Fernández Conde y
Fernández Fernández 2010; García Álvarez-Busto y Muñiz López 2010), el auge y caída
de las diferentes redes comerciales vigentes a lo largo de este período (Fernández
Conde 1979; Ruiz de la Peña 1979), el surgimiento de la red de villas o pueblas
plenomedievales con sus respectivos alfoces (Ruiz de la Peña 1981), así como la
diversidad de estrategias productivas desplegadas por las comunidades
campesinas (Fernández Mier 2013). Necesariamente, la configuración y extensión
precisa de las prácticas ganaderas a lo largo de la Edad Media estarían mediados por
factores ambientales propios de esta etapa, como la «Pequeña Edad del
Hielo» (Fagan 2008; Ruiz-Fernández et al. 2016; Oliva et al. 2018) o el «Óptimo climático
medieval» (Fagan 2007), cuyos efectos en la trashumancia no han sido aún analizados
de forma pormenorizada en Asturias. A buen seguro, estos eventos climáticos
condicionarían las posibilidades de las comunidades rurales para poner en práctica los
modelos trashumantes con los que aprovechaban los recursos disponibles para
alimentar sus rebaños. En definitiva, la comprensión reflexiva de todos estos procesos y
su incidencia en la configuración de la trashumancia de época medieval en Asturias debe
cimentarse necesariamente en la consideración de distintos cuerpos de datos a nuestro
alcance: documentales, arqueológicos y paleoambientales.
Los modelos de trasterminancia o trashumancia vertical de corta distancia seguirían
vigentes durante toda la fase medieval, convirtiéndose probablemente en los formatos
trashumantes más extendidos a la vista de la información existente (Fernández
Conde 2001: 152–54). La vinculación de las comunidades aldeanas a territorios
incipientes en progresiva consolidación, y la continuación de manejos pastoriles que
podíamos ya intuir en época prerromana y romana, permiten contemplar su desarrollo
durante todo el período, a lo largo y ancho del territorio asturiano. Los datos
arqueológicos recuperados en contextos aldeanos como el recientemente investigado
cve: BOE-A-2025-12397
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