Comunidad Autónoma Del Principado de Asturias. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-12397)
Resolución de 14 de mayo de 2025, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, por la que se incoa expediente para la declaración de la Trashumancia en Asturias, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 18 de junio de 2025

Sec. III. Pág. 81207

El reducido peso de la actividad agrícola impedía a las familias vaqueiras producir
cereales o harinas suficientes para sostener su dieta. Por este motivo, estas familias
suplementaban su actividad ganadera con labores de arriería y trajinería, transportando
fundamentalmente bienes desde la costa cantábrica hacia el interior de la península
ibérica. Además, parte de su producción ganadera estaba orientada a la venta de
productos cárnicos o elementos elaborados, como quesos y mantequilla. Estas
actividades aportaban ganancias monetarias a la economía familiar, lo cual les permitían
adquirir cereales, harinas y otros productos básicos que no producían en la casa dada su
limitada actividad agrícola. En consecuencia, la economía familiar de los vaqueiros
estuvo tempranamente monetarizada, a diferencia de la mayor parte de familias
campesinas asturianas (González Alonso 2018). Estas diferencias, junto a otros factores
que analizaremos después, singularizaron en mayor medida a los vaqueiros d’alzada
respecto a la población rural asturiana. Y, por ello, fueron considerados gentes «otras»
en su entorno regional, llegando en ocasiones a ser marginados (Vaquero Iglesias y
Fernández Pérez 1986). Se llegaba a plantear que los vaqueiros formaban parte de una
«raza diferente» cuyos ancestros no eran comunes a los del resto de la población
asturiana. Entre las muchas historias que surgieron para explicar esas diferencias, la
idea predominante era que los vaqueiros descendían de los moros, lo que daría lugar a
su inclusión entre los denominados «pueblos malditos» de la península ibérica (Miner y
Martínez 1978; Atienza 1985). Sin embargo, las razones más probables para su
marginalización se relacionan con las especificidades culturales, económicas y religiosas
de los vaqueiros (García Martínez 1988; Cátedra 1989; González Alonso 2005).
Las actividades históricas de arriería y trajinería entre los vaqueiros decayeron una
vez se consolidó la moderna red ferroviaria de transporte de mercancías, junto al
asfaltado y acondicionado de la red de carreteras para el tráfico rodado (Madrazo 1977).
Sin embargo, algunos vaqueiros aprovecharon sus relaciones familiares con productores
y comerciantes de distintos puntos de la península, desarrollando negocios familiares de
distribución y comercio de productos como vino o carbón. Estas nuevas actividades
serían iniciadas tanto en Asturias, como lejos de la región (Feo Parrondo 1985: 15),
proyectando hacia el presente la relevancia destacada de su movilidad, más allá de la
trashumancia de base ganadera, en la configuración de su identidad grupal.
La particular forma de vida de este colectivo y su movilidad residencial ha perdido
vigencia en buena parte de las zonas por las que reconocíamos vaqueiros o vaqueros
d’alzada hace un siglo, habiéndose estudiado en algunos casos los procesos históricos
de su plena sedentarización (Cátedra 1989; Cantero 2003). En la actualidad continúan
realizando la trashumancia unas pocas familias vaqueiras (en asturiano occidental) de
Salas y Balmonte de Miranda que trashuman hacia localidades de Somiedu como El
Puertu, así como hacia la localidad leonesa de Torrestío (San Emiliano, León). Además,
otras familias vaqueras (en asturiano central) procedentes de diferentes localidades del
área central asturiana, como Les Regueres, Llanera, Xixón, Siero o Uviéu, se desplazan
igualmente hacia Torrestío. En el transcurso de las entrevistas realizadas para elaborar
esta memoria hemos atestiguado, incluso, que algunas familias han retomado la
trashumancia décadas después tras su inicial interrupción, con el objetivo de aprovechar
los extensos terrenos comunales disponibles en las zonas elevadas de esta localidad
babiana con fines ganaderos. De esta forma, minimizan los costes de producción
derivados de la adquisición de insumos para alimentar el ganado, al tiempo que acceden
a una base más amplia de las ayudas ofrecidas por la PAC para el desarrollo de la
ganadería en espacios de montaña. Por el contrario, el movimiento trashumante basado
en la doble residencia ha desaparecido en los territorios más occidentales de Asturias
(valle del Navia, zonas de Tinéu y Valdés) (Cátedra 1989), siendo tal proceso anterior en
unas décadas a lo observado en zonas como el valle del río Pigüeña o las zonas
vaqueras del área central asturiana.

cve: BOE-A-2025-12397
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Núm. 146