Comunidad Autónoma Del Principado de Asturias. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-12397)
Resolución de 14 de mayo de 2025, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, por la que se incoa expediente para la declaración de la Trashumancia en Asturias, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 18 de junio de 2025
Sec. III. Pág. 81198
igual que respecto a las estructuras de poder económico, político o eclesiástico
relevantes para su contexto histórico concreto.
La trashumancia, como cualquier manifestación de PCI (UNESCO 2020), engloba
una serie de prácticas y manifestaciones vivas que es necesario contextualizar
históricamente, considerando una cronología determinada y situaciones sociales,
políticas y culturales propias de ese contexto. En este sentido, conviene aclarar que esta
memoria considera la trashumancia en Asturias con una mirada comprensiva respecto a
la esperable mutabilidad diacrónica de sus características definitorias. Se asume, por
tanto, que una manifestación trashumante determinada cambiará en un futuro a corto o
medio plazo, como consecuencia de los procesos sociales e históricos en los que esa
manifestación cultural y productiva esté embebida.
Asumiendo estas consideraciones previas, resulta imprescindible advertir que
algunos de los rasgos tradicionales de los diferentes formatos trashumantes observables
hoy día en Asturias se encuentran en proceso de cambio. Ante esas transformaciones
recientes, hay quien hablaría de «declive», en cuanto a que esas características propias
del sistema «tradicional» se irían diluyendo. Sin embargo, tal perspectiva refleja en
verdad una mirada ahistórica, que niega la capacidad de cambio y adaptación de las
sociedades humanas. Las manifestaciones inmateriales del patrimonio cultural deben ser
siempre consideradas realidades vivas y, por tanto, cambiantes, que deben ser
respetadas (VV. AA. 2010: 27). En consecuencia, aunque aquí se describan en presente
los modelos de movilidad propios de cada una de estas fórmulas ganaderas, la mayoría
de las familias que aún mantienen prácticas pastoriles extensivas que incluyen movilidad
estacional han variado profundamente su forma de vida.
Como resultado de esos cambios recientes, son prácticamente anecdóticos los casos
de pastores que pernoctan en las viejas cabañas de los enclaves pastoriles estacionales
por motivaciones productivas. La mejora de los accesos hacia los pastizales de altura y
el uso de vehículos motorizados les permiten vigilar y atender sus rebaños con
desplazamientos rápidos desde sus localidades de origen. Por ello, muchas de las
estructuras que forman las brañas o majadas están hoy abandonadas, mientras otras
son únicamente utilizadas para almacenar materiales de apoyo para el pastoreo
(alimentos para el ganado o los perros pastores, medicamentos, útiles para las labores
pastoriles, etc.), así como para guarecer animales enfermos o recién nacidos. Del mismo
modo, solo excepcionalmente se elaboran quesos u otros derivados lácteos en estos
enclaves, en buena medida por la dificultad de implementar las normativas de salud e
higiene que pautan la producción de estos productos en las brañas y majadas. Pese a
ello, la actividad que da lugar a la trashumancia como manifestación del PCI asturiano
sigue mediando la forma en la que las comunidades se relacionan con su entorno, con
sus vecinos, y se autoidentifican como habitantes de esa tierra. Quizá ya no pasen la
noche en sus majadas, como hacían antaño los pastores, pero los manejos ganaderos,
su vinculación con el entorno, su propia identidad y su forma de vida siguen
descansando en coordenadas culturales semejantes a las que les fueron transmitidas
desde la infancia por sus mayores. Por ello, estos modelos pastoriles trashumantes
siguen plenamente vigentes como marco comprensivo para comprender las bases
sociales y culturales de las comunidades rurales de Asturias, quienes podemos
identificar como comunidades portadoras de la trashumancia, en tanto que manifestación
del PCI asturiano.
De forma general, es posible definir tres grandes modelos trashumantes en Asturias,
que a su vez generan especificidades regionales particulares. A continuación, se repasa
cada uno de esos tres modelos, deteniéndonos en sus características generales, así
como en algunas especificidades que resulta posible acotar para las variaciones
reconocibles a lo largo y ancho del territorio asturiano. Es necesario aclarar que los
límites de estas tres categorías surgen como consecuencia de las necesidades
contenciosas de una descripción generalista y comprehensiva propia de un documento
de esta naturaleza, en contraposición a un mayor grado posible de detalle que
demandaría un estudio denso, de corte histórico o etnográfico, para las diversas
cve: BOE-A-2025-12397
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 146
Miércoles 18 de junio de 2025
Sec. III. Pág. 81198
igual que respecto a las estructuras de poder económico, político o eclesiástico
relevantes para su contexto histórico concreto.
La trashumancia, como cualquier manifestación de PCI (UNESCO 2020), engloba
una serie de prácticas y manifestaciones vivas que es necesario contextualizar
históricamente, considerando una cronología determinada y situaciones sociales,
políticas y culturales propias de ese contexto. En este sentido, conviene aclarar que esta
memoria considera la trashumancia en Asturias con una mirada comprensiva respecto a
la esperable mutabilidad diacrónica de sus características definitorias. Se asume, por
tanto, que una manifestación trashumante determinada cambiará en un futuro a corto o
medio plazo, como consecuencia de los procesos sociales e históricos en los que esa
manifestación cultural y productiva esté embebida.
Asumiendo estas consideraciones previas, resulta imprescindible advertir que
algunos de los rasgos tradicionales de los diferentes formatos trashumantes observables
hoy día en Asturias se encuentran en proceso de cambio. Ante esas transformaciones
recientes, hay quien hablaría de «declive», en cuanto a que esas características propias
del sistema «tradicional» se irían diluyendo. Sin embargo, tal perspectiva refleja en
verdad una mirada ahistórica, que niega la capacidad de cambio y adaptación de las
sociedades humanas. Las manifestaciones inmateriales del patrimonio cultural deben ser
siempre consideradas realidades vivas y, por tanto, cambiantes, que deben ser
respetadas (VV. AA. 2010: 27). En consecuencia, aunque aquí se describan en presente
los modelos de movilidad propios de cada una de estas fórmulas ganaderas, la mayoría
de las familias que aún mantienen prácticas pastoriles extensivas que incluyen movilidad
estacional han variado profundamente su forma de vida.
Como resultado de esos cambios recientes, son prácticamente anecdóticos los casos
de pastores que pernoctan en las viejas cabañas de los enclaves pastoriles estacionales
por motivaciones productivas. La mejora de los accesos hacia los pastizales de altura y
el uso de vehículos motorizados les permiten vigilar y atender sus rebaños con
desplazamientos rápidos desde sus localidades de origen. Por ello, muchas de las
estructuras que forman las brañas o majadas están hoy abandonadas, mientras otras
son únicamente utilizadas para almacenar materiales de apoyo para el pastoreo
(alimentos para el ganado o los perros pastores, medicamentos, útiles para las labores
pastoriles, etc.), así como para guarecer animales enfermos o recién nacidos. Del mismo
modo, solo excepcionalmente se elaboran quesos u otros derivados lácteos en estos
enclaves, en buena medida por la dificultad de implementar las normativas de salud e
higiene que pautan la producción de estos productos en las brañas y majadas. Pese a
ello, la actividad que da lugar a la trashumancia como manifestación del PCI asturiano
sigue mediando la forma en la que las comunidades se relacionan con su entorno, con
sus vecinos, y se autoidentifican como habitantes de esa tierra. Quizá ya no pasen la
noche en sus majadas, como hacían antaño los pastores, pero los manejos ganaderos,
su vinculación con el entorno, su propia identidad y su forma de vida siguen
descansando en coordenadas culturales semejantes a las que les fueron transmitidas
desde la infancia por sus mayores. Por ello, estos modelos pastoriles trashumantes
siguen plenamente vigentes como marco comprensivo para comprender las bases
sociales y culturales de las comunidades rurales de Asturias, quienes podemos
identificar como comunidades portadoras de la trashumancia, en tanto que manifestación
del PCI asturiano.
De forma general, es posible definir tres grandes modelos trashumantes en Asturias,
que a su vez generan especificidades regionales particulares. A continuación, se repasa
cada uno de esos tres modelos, deteniéndonos en sus características generales, así
como en algunas especificidades que resulta posible acotar para las variaciones
reconocibles a lo largo y ancho del territorio asturiano. Es necesario aclarar que los
límites de estas tres categorías surgen como consecuencia de las necesidades
contenciosas de una descripción generalista y comprehensiva propia de un documento
de esta naturaleza, en contraposición a un mayor grado posible de detalle que
demandaría un estudio denso, de corte histórico o etnográfico, para las diversas
cve: BOE-A-2025-12397
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 146