Comunidad Autónoma Del Principado de Asturias. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-12397)
Resolución de 14 de mayo de 2025, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, por la que se incoa expediente para la declaración de la Trashumancia en Asturias, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 18 de junio de 2025

Sec. III. Pág. 81193

esta época, pues generaba algunos de los escenarios más relevantes para el conflicto
social y político, en conexión con su importancia económica.
Por su parte, la ganadería trashumante de larga distancia basada en rebaños de
ovejas merinas tendrá un desarrollo más temprano y extenso en la vertiente meridional
de la cordillera Cantábrica (Gómez Sal y Rodríguez Pascual 1992; Gómez Gómez 2006;
González Prieto 2008; Rodríguez Pascual y Fernández 2010). Su extensión sería
limitada en la vertiente asturiana debido a los intereses enfrentados entre los rebaños
mesteños y los poderes eclesiásticos, señoriales, aldeanos y concejiles que pautaban el
aprovechamiento de los pastizales de altura en Asturias, exceptuando algunos casos en
la zona oriental de Asturias (Valladares 2005; Fernández Mier et al. 2013: 208).
2.4 La relevancia de la trashumancia en la cristalización de la estructura agraria
tradicional asturiana (siglos XVI-XIX).
Si bien la Edad Media sentó las bases para configurar los diferentes formatos de
trashumancia reconocibles históricamente en Asturias –sin desdeñar con esto los
antecedentes prehistóricos y antiguos, de más difícil caracterización– la época moderna
propiciará el modelado de las formas mejor conocidas de esta manifestación inmaterial
en la actualidad. No olvidando las consideraciones críticas ya expuestas en esta
memoria, podemos reconocer que será en esta etapa cuando se configuren las formas
de la «organización tradicional del espacio agrario» en Asturias (García Fernández 1988;
Rodríguez Gutiérrez 1989). Con ello a la vista, debemos valorar la relevancia de este
período en la configuración de las manifestaciones culturales ligadas a la trashumancia
en los territorios rurales de la región (García Martínez 2003; González-Álvarez 2013). En
este marco, y así lo señalan los estudios existentes para diferentes zonas de la región,
los usos ganaderos del territorio dominan en extensión el paisaje rural asturiano (García
Fernández 1988; Fernández García et al. 1990), particularmente en las comarcas del
interior montañoso (Rodríguez Gutiérrez 1989: 209), frente a un sector agrícola en
progresiva intensificación, que se constituye como la actividad productiva dominante en
los valles más amplios y en la costa. De nuevo, conviene reconocer para esta fase qué
procesos y acontecimientos históricos fueron relevantes en su genealogía, considerando
una lectura interdisciplinar de los diferentes cuerpos de datos potencialmente
informativos para estudiar la trashumancia en Asturias.
Como ha sido analizado en detalle en los espacios de aprovechamiento estival
ocupados por los vaqueiros d’alzada, a partir del siglo XVI se observa un proceso de
cerramiento privativo de los pastizales de aprovechamiento equinoccial y estival
(García Martínez 1988). Este fenómeno corre parejo a un proceso de extensión de los
espacios pastoriles más elevados, y a una creciente regulación en el uso ganadero de
los usos comunales, tanto en aquellas zonas gestionadas por las comunidades
campesinas, como en los aprovechamientos privativos administrados por diferentes
actores sociales. Los procesos de cerramiento de las brañas se incrementarán aún
más a partir del siglo XVIII (Valladares 2005: 60–61), motivado en parte por la
creciente presión demográfica que se reconoce desde el siglo XVI, y que continuará
hasta comienzos del siglo XX (Anes 1988; Nadal 1991). El empuje de esta dinámica
demográfica expansiva propiciaría ciertos cambios que afectaron a las prácticas
trashumantes, como la conversión de antiguas brañas de ocupación estacional en
pueblos permanentes (Menéndez Blanco 2019: 213–14), lo cual sustraería espacios
de pasto para los rebaños trashumantes en las cotas intermedias del territorio
asturiano. Mientras tanto, se abrirían nuevos espacios de monte más elevados para
sustentar las actividades trashumantes, al tiempo que zonas marginales y
accidentadas correspondientes a los pisos altitudinales intermedios serán puestos en
aprovechamiento como brañas equinocciales por vez primera, a pesar de los
dificultoso de su aprovechamiento (Valladares 2005: 61-62; Concepción et al. 2008).
Estos espacios serán los primeros en ser abandonados ya en el siglo XX, cuando la
presión ganadera comience a disminuir y se inicie el declive de la ganadería extensiva
en la que cobra sentido la trashumancia.

cve: BOE-A-2025-12397
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Núm. 146