Comunidad Autónoma Del Principado de Asturias. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-5518)
Resolución de 5 de febrero de 2025, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, por la que se incoa expediente para la declaración del Teatro Popular Asturiano, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 19 de marzo de 2025
Sec. III. Pág. 37104
La música popular asturiana, pero también la de moda en ese momento, estará muy
presente; directamente, en el elenco, los textos y las representaciones, e indirectamente,
al incorporarse las piezas teatrales a programas de variedades.
El idioma vehicular es el asturiano, con una fuerte preponderancia de la variedad
dialectal gijonesa. En las publicaciones, las didascalias serán en castellano.
– Teatro de Guerra (1936-37):
La oferta se integra en la Federación Asturiana de Espectáculos del Consejo
Interprovincial de Asturias y León, que regula los espectáculos de los teatros asturianos.
Las «compañías asturianas» quedan bajo la dependencia de los sindicatos obreros UGT
y CNT. No hay referencias de la actividad teatral de agrupaciones asociativas. Las
funciones se encuentran en programas de orden político y/o benéfico.
Las obras siguen las mismas formas estéticas anteriores. Aunque empiezan a
estrenarse obras de mayor duración, son excepciones.
Las características literarias, ambientales y sociolingüísticas continúan con las
formas de las expresiones precedentes.
– Expansión de la fórmula «Compañía» (1939-1955):
La Diputación Provincial canaliza la oferta escénica. Las leyes franquistas de
actividades artísticas y de asociación obligan a que las compañías asturianas se
comporten como empresas, pese a que sus integrantes desarrollan una actividad
totalmente amateur. La actividad escénica del Teatro Popular Asturiano se extiende de
hecho por Asturias y las representaciones se exportan a provincias vecinas. Sin
embargo, la ilegalización de entidades asociativas ajenas al Movimiento Nacional impide
la labor de reproducción del hecho escénico fuera de estas iniciativas, socavando así la
base social del Teatro Popular Asturiano. Es cultura de difusión que olvida la
democratización cultural.
Los espectáculos se centran en el hecho teatral, con una formulación similar a la de
la cartelera madrileña: se aumenta la duración de las obras hasta aproximadamente dos
horas, hay descanso entre el segundo y el tercer acto, muchos programas son de doble
función, la música se integra por completo en las propuestas.
Debido a las presiones de la política cultural franquista se eliminan todos los
ambientes que no sirvan a la folclorización. Se inicia una sistemática ruralización de los
ambientes, a pesar de lo cual el tratamiento de los temas no va a ser descafeinado.
Se vive un gran desarrollo de la creación dramatúrgica, con la incorporación de
autores de la élite cultural y social asturiana, respaldados oficialmente. Sin embargo, la
creación clásica se apoyará en la obra de Eladio Verde, en sintonía con el público.
El idioma asturiano, relegado a la función emotiva, dominará la escena.
– Crisis de la fórmula «Compañía» (1949-1955):
Se suceden diversas experiencias empresariales de escaso recorrido temporal y
ningún rédito económico. El apoyo de la Diputación Provincial se vuelve testimonial, el
número de representaciones disminuye y las estructuras de las compañías no consiguen
mantenerse estables.
Perduran los espectáculos centrados en el hecho teatral, aunque en determinadas
iniciativas crece la presencia del aspecto musical.
Desde el punto de vista dramatúrgico se produce un estancamiento y las
representaciones son repeticiones de obras anteriores.
– Mantenimiento por los cuadros escénicos (1956-ca. 1980):
Hay compañías personalistas que sirven de modelo y llevan el Teatro Popular
Asturiano por Asturias, a fiestas y eventos populares, aunque no hay un circuito
instaurado (ya sea oficial o no). Cabe destacar aquí la relevancia femenina: Rosario
Trabanco y Clara Ferrer dirigirán sus propias compañías.
cve: BOE-A-2025-5518
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 67
Miércoles 19 de marzo de 2025
Sec. III. Pág. 37104
La música popular asturiana, pero también la de moda en ese momento, estará muy
presente; directamente, en el elenco, los textos y las representaciones, e indirectamente,
al incorporarse las piezas teatrales a programas de variedades.
El idioma vehicular es el asturiano, con una fuerte preponderancia de la variedad
dialectal gijonesa. En las publicaciones, las didascalias serán en castellano.
– Teatro de Guerra (1936-37):
La oferta se integra en la Federación Asturiana de Espectáculos del Consejo
Interprovincial de Asturias y León, que regula los espectáculos de los teatros asturianos.
Las «compañías asturianas» quedan bajo la dependencia de los sindicatos obreros UGT
y CNT. No hay referencias de la actividad teatral de agrupaciones asociativas. Las
funciones se encuentran en programas de orden político y/o benéfico.
Las obras siguen las mismas formas estéticas anteriores. Aunque empiezan a
estrenarse obras de mayor duración, son excepciones.
Las características literarias, ambientales y sociolingüísticas continúan con las
formas de las expresiones precedentes.
– Expansión de la fórmula «Compañía» (1939-1955):
La Diputación Provincial canaliza la oferta escénica. Las leyes franquistas de
actividades artísticas y de asociación obligan a que las compañías asturianas se
comporten como empresas, pese a que sus integrantes desarrollan una actividad
totalmente amateur. La actividad escénica del Teatro Popular Asturiano se extiende de
hecho por Asturias y las representaciones se exportan a provincias vecinas. Sin
embargo, la ilegalización de entidades asociativas ajenas al Movimiento Nacional impide
la labor de reproducción del hecho escénico fuera de estas iniciativas, socavando así la
base social del Teatro Popular Asturiano. Es cultura de difusión que olvida la
democratización cultural.
Los espectáculos se centran en el hecho teatral, con una formulación similar a la de
la cartelera madrileña: se aumenta la duración de las obras hasta aproximadamente dos
horas, hay descanso entre el segundo y el tercer acto, muchos programas son de doble
función, la música se integra por completo en las propuestas.
Debido a las presiones de la política cultural franquista se eliminan todos los
ambientes que no sirvan a la folclorización. Se inicia una sistemática ruralización de los
ambientes, a pesar de lo cual el tratamiento de los temas no va a ser descafeinado.
Se vive un gran desarrollo de la creación dramatúrgica, con la incorporación de
autores de la élite cultural y social asturiana, respaldados oficialmente. Sin embargo, la
creación clásica se apoyará en la obra de Eladio Verde, en sintonía con el público.
El idioma asturiano, relegado a la función emotiva, dominará la escena.
– Crisis de la fórmula «Compañía» (1949-1955):
Se suceden diversas experiencias empresariales de escaso recorrido temporal y
ningún rédito económico. El apoyo de la Diputación Provincial se vuelve testimonial, el
número de representaciones disminuye y las estructuras de las compañías no consiguen
mantenerse estables.
Perduran los espectáculos centrados en el hecho teatral, aunque en determinadas
iniciativas crece la presencia del aspecto musical.
Desde el punto de vista dramatúrgico se produce un estancamiento y las
representaciones son repeticiones de obras anteriores.
– Mantenimiento por los cuadros escénicos (1956-ca. 1980):
Hay compañías personalistas que sirven de modelo y llevan el Teatro Popular
Asturiano por Asturias, a fiestas y eventos populares, aunque no hay un circuito
instaurado (ya sea oficial o no). Cabe destacar aquí la relevancia femenina: Rosario
Trabanco y Clara Ferrer dirigirán sus propias compañías.
cve: BOE-A-2025-5518
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 67