Administración Local. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-4166)
Resolución de 18 de febrero de 2025, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), referente a la modificación del expediente de declaración como bien de interés cultural de Can Vivot.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Sábado 1 de marzo de 2025
Sec. III. Pág. 28826
inmueble y sus acabados decorativos, ya protegidos en 1973; la protección de los bienes
muebles que no se ha podido constatar que estén dentro del inmueble (algunos de los
cuales aparecen en fotografías históricas, como ahora piezas de platería) o de otros no
visibles como tejidos u otros bienes que puedan estar almacenados; la protección de los
bienes muebles que puedan estar ubicados en dependencias menores del inmueble a
las que no se ha accedido, y los que puedan tener valor etnológico o para el
conocimiento del funcionamiento del casal, así como otros aspectos que no se hayan
podido constatar ni con las visitas ni mediante la bibliografía y que puedan surgir en el
futuro.
Como se ha adelantado, metodológicamente, el punto de partida de la selección han
sido los tres inventarios de los bienes muebles que se han realizado los últimos quince
años y que aparecen referenciados en el anexo 2, continuando con el vaciado
bibliográfico exhaustivo de las obras publicadas tanto sobre el casal, su historia y los
promotores del casal y su contexto, como sobre muebles específicos, que aparecen
citados al mismo anexo.
Hay que apuntar que la relevancia de los bienes muebles del casal ha llevado a la
publicación de muchas de ellas como piezas individuales a estudios de relevancia
internacional, y así se ha referenciado en el inventario del anexo 1 cuando se ha podido
documentar. Otras piezas no han sido objeto de estudios detallados, aunque por su
cronología y adscripción, se cuenta con indicios de su incorporación en los siglos XVII
y XVIII, fruto de los intercambios comerciales de la familia promotora –así lo refleja la
bibliografía especializada sobre la época y las actividades de la familia–, y reflejan los
gustos y conexiones del momento, siendo viable que estos objetos aparezcan
referenciados en el archivo familiar ubicado en la casa, tal como publican algunos
autores que han podido acceder, aunque para la elaboración de este informe no se ha
podido contar con esta información.
Significativo de la relevancia de las piezas de Can Vivot son las referencias que se
hacen en la obra El mueble en Mallorca (MARCARA 2012), donde se ejemplarizan en el
casal algunos de los episodios más destacados de la historia del mobiliario en Mallorca,
individualizando algunas piezas; también son significativos tanto la descripción de Jaume
Llabrés del casal y los principales bienes muebles según el estado actual
(LLABRÉS 2022), así como las numerosas referencias que se hacen en la calidad de
sus interiores en obras internacionales durante el último siglo, que son tantas que no se
han referenciado exhaustivamente. También el hecho de que obras de referencia a nivel
internacional publiquen piezas concretas da una clara visión de la relevancia de las
mismas (FALGAS 1918; BYNE 1928; MAINAR 1976; FEDUCHI 1969); como también,
que una parte de los muebles de Can Vivot fueran transportados y el ambiente de la
casa reproducido en la Exposición Internacional del mueble de Barcelona de 1923
(Exposición Internacional 1923), presentando una escenografía «inspirada en la gran
biblioteca que tiene el Señor Marqués de Vivot en su palacio de Palma de Mallorca y
corresponde en la fastuosidad italiana introducida en las Baleares por el activo comercio
que se hacía con aquellos pueblos, acentuándose en la moda francesa de la corte de
Luis XIV, que fue introducida por Felipe V quien implantó en España la etiqueta
versallesca. Ha sido proyectada y pintada [la escenografía] por D. Olegario Junyent,
dándole, dentro del espacio disponible, la suntuosidad, amplitud y riqueza que tienen las
grandiosas moradas mallorquinas». La excepcionalidad del espacio hizo que el rey
Alfonso XIII y la reina Victòria Eugènia se alojaran en el casal el mismo año, adaptando
la sala de los tapices como despacho.
En cuanto a las pinturas, son numerosas las que han recibido atención
individualizada, encontramos desde las abundantes referencias al San Antonio de Ribera
(PÉREZ y SPINOSA 1992, 374-375; MAYER 1923, 204; FELTON 1971; PÉREZ
SÁNCHEZ 1992, 256) o en las pinturas de Guillem Mesquida (CARBONELL 1999), así
como las de otros autores que han formado parte de exposiciones temporales (El retrato
en Mallorca 1984) o que se han publicado en obras de referencia como la Gran
enciclopedia de la pintura y la escultura de las Islas Baleares (GEPEB). Todo el conjunto
cve: BOE-A-2025-4166
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 52
Sábado 1 de marzo de 2025
Sec. III. Pág. 28826
inmueble y sus acabados decorativos, ya protegidos en 1973; la protección de los bienes
muebles que no se ha podido constatar que estén dentro del inmueble (algunos de los
cuales aparecen en fotografías históricas, como ahora piezas de platería) o de otros no
visibles como tejidos u otros bienes que puedan estar almacenados; la protección de los
bienes muebles que puedan estar ubicados en dependencias menores del inmueble a
las que no se ha accedido, y los que puedan tener valor etnológico o para el
conocimiento del funcionamiento del casal, así como otros aspectos que no se hayan
podido constatar ni con las visitas ni mediante la bibliografía y que puedan surgir en el
futuro.
Como se ha adelantado, metodológicamente, el punto de partida de la selección han
sido los tres inventarios de los bienes muebles que se han realizado los últimos quince
años y que aparecen referenciados en el anexo 2, continuando con el vaciado
bibliográfico exhaustivo de las obras publicadas tanto sobre el casal, su historia y los
promotores del casal y su contexto, como sobre muebles específicos, que aparecen
citados al mismo anexo.
Hay que apuntar que la relevancia de los bienes muebles del casal ha llevado a la
publicación de muchas de ellas como piezas individuales a estudios de relevancia
internacional, y así se ha referenciado en el inventario del anexo 1 cuando se ha podido
documentar. Otras piezas no han sido objeto de estudios detallados, aunque por su
cronología y adscripción, se cuenta con indicios de su incorporación en los siglos XVII
y XVIII, fruto de los intercambios comerciales de la familia promotora –así lo refleja la
bibliografía especializada sobre la época y las actividades de la familia–, y reflejan los
gustos y conexiones del momento, siendo viable que estos objetos aparezcan
referenciados en el archivo familiar ubicado en la casa, tal como publican algunos
autores que han podido acceder, aunque para la elaboración de este informe no se ha
podido contar con esta información.
Significativo de la relevancia de las piezas de Can Vivot son las referencias que se
hacen en la obra El mueble en Mallorca (MARCARA 2012), donde se ejemplarizan en el
casal algunos de los episodios más destacados de la historia del mobiliario en Mallorca,
individualizando algunas piezas; también son significativos tanto la descripción de Jaume
Llabrés del casal y los principales bienes muebles según el estado actual
(LLABRÉS 2022), así como las numerosas referencias que se hacen en la calidad de
sus interiores en obras internacionales durante el último siglo, que son tantas que no se
han referenciado exhaustivamente. También el hecho de que obras de referencia a nivel
internacional publiquen piezas concretas da una clara visión de la relevancia de las
mismas (FALGAS 1918; BYNE 1928; MAINAR 1976; FEDUCHI 1969); como también,
que una parte de los muebles de Can Vivot fueran transportados y el ambiente de la
casa reproducido en la Exposición Internacional del mueble de Barcelona de 1923
(Exposición Internacional 1923), presentando una escenografía «inspirada en la gran
biblioteca que tiene el Señor Marqués de Vivot en su palacio de Palma de Mallorca y
corresponde en la fastuosidad italiana introducida en las Baleares por el activo comercio
que se hacía con aquellos pueblos, acentuándose en la moda francesa de la corte de
Luis XIV, que fue introducida por Felipe V quien implantó en España la etiqueta
versallesca. Ha sido proyectada y pintada [la escenografía] por D. Olegario Junyent,
dándole, dentro del espacio disponible, la suntuosidad, amplitud y riqueza que tienen las
grandiosas moradas mallorquinas». La excepcionalidad del espacio hizo que el rey
Alfonso XIII y la reina Victòria Eugènia se alojaran en el casal el mismo año, adaptando
la sala de los tapices como despacho.
En cuanto a las pinturas, son numerosas las que han recibido atención
individualizada, encontramos desde las abundantes referencias al San Antonio de Ribera
(PÉREZ y SPINOSA 1992, 374-375; MAYER 1923, 204; FELTON 1971; PÉREZ
SÁNCHEZ 1992, 256) o en las pinturas de Guillem Mesquida (CARBONELL 1999), así
como las de otros autores que han formado parte de exposiciones temporales (El retrato
en Mallorca 1984) o que se han publicado en obras de referencia como la Gran
enciclopedia de la pintura y la escultura de las Islas Baleares (GEPEB). Todo el conjunto
cve: BOE-A-2025-4166
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Núm. 52