Tribunal Constitucional. T.C. Sección del Tribunal Constitucional. Sentencias. (BOE-A-2025-3110)
Sala Segunda. Sentencia 1/2025, de 13 de enero de 2025. Recurso de amparo 1436-2022. Promovido por doña Ana Martínez Vidal en relación con las sentencias dictadas por la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo y la Audiencia Provincial de Murcia que desestimaron su demanda de protección de derechos fundamentales. Supuesta vulneración del derecho al honor: improcedencia de ponderar el derecho fundamental invocado con el derecho a la producción y creación literaria por referencia a un texto respecto del cual no puede concluirse que la recurrente haya servido de modelo de su protagonista.
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No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 17 de febrero de 2025
Sec. TC. Pág. 22322
de opinión política del periódico, titulado El efecto látigo. El contenido del artículo era el
siguiente:
«El Audi 8 del concejal de basurillas se detiene en el lugar de la cita, ante el
semáforo frente a la rotondona, que está en verde. A pesar de que la concejala de
obrillas apenas tarda diez segundos en acceder al coche, se escuchan los claxon de la
zaga, impacientes.
– Joder, y a estos cabrones les llaman ciudadanos –farfulla el conductor.
– No te quejes, que son los que te han votado. Además, me pitan a mí.
Ya tomada la rotondona, el concejal echa una mirada de reojillo a su compañera y
observa que, al sentarse tan deprisa, la minifalda se le ha quedado al ras y sus
institucionales muslos relucen como la seda natural a la luz de la mañana.
– ¡La virgen del pompillo ! ¡Qué ruedas tienes, hija de puta!
– Siempre he pensado que había en ti un poeta y tus piropos lo confirman.
– ¿No es así como te gusto, elemental y rudo?
– Sí, pero eso es en el tálamo, estúpido. En la vida social hay que comportarse. Soy
una señorita y me gustan las galanterías finas.
– Si quieres galanterías, abre la guantera y verás.
– ¿Me has comprado aquellos zapatos de aguja que te dije?
– Tú abre la guantera.
La concejala obedece y extrae de la guantera una bolsa de Mercadona en cuyo
interior, envueltos en plástico transparente y sujetados por gomas hay tres lindos
paquetes de desigual tamaño con billetes de 500 euros.
– ¿Qué coño es esto?
– La cesta de la compra de anoche.
– Aquí hay por lo menos 100 000.
– Qué tonta. 200 000.
– ¿Y esto de dónde lo sacas?
– Unos pringaos que pretendían que yo les firmara de gratis. “Esto va a ser muy
bueno para el municipio” decían. “Crearemos puestos de trabajo y contribuiremos a
activar la economía”. Hablaban como si los políticos fueran ellos, y se lo tuve que
explicar: ¿Os habéis preguntado en algún momento cómo se financia un partido? les
dije. Pusieron cara de tontos y tuve que recurrir al Plan B.
– ¿Plan B?
– Sí, los cité para otro día y fui con mi amigo el expolicía. Cuando nos sentamos a la
mesa, mi amigo dijo: “Perdonad, pero voy a ponerme cómodo”. Y puso la pistola sobre la
mesa, como quien deja el móvil.
– ¿Una pistola?
– Tranquilízate. Estaba descargada; no soy un mafioso. Los tipos aflojaron de
inmediato y enseguida preguntaron cuánto y cuándo. Los cité a las afueras, en el club
Estás que Estoy Ponte que Voy, en la carretera vieja de Alicante, a las tres de la
mañana. Trajeron la bolsita y encima me invitaron a las copas. A las putas, no, porque
me reservé para ti, pichón.
– Supongo que es un cumplido. ¿Adónde vamos?
– Hoy vamos al Vanel.
– ¿Estás loco? Ahí nos conocen.
– Tranquila. Entramos desde el garaje. Lo tengo todo previsto.
Mientras suben por el ascensor, la concejala no puede disimular cierto desasosiego.
– ¿Todo eso es para el partido?
– ¿Estás loca? Para el partido son 10 000, y van que chutan. Con eso me cubro las
espaldas. El resto, en teoría, es a medias para mí y para el Cama.
– ¿El Cama?
– El Camarada.
– Y dices ¿en teoría?
cve: BOE-A-2025-3110
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 41
Lunes 17 de febrero de 2025
Sec. TC. Pág. 22322
de opinión política del periódico, titulado El efecto látigo. El contenido del artículo era el
siguiente:
«El Audi 8 del concejal de basurillas se detiene en el lugar de la cita, ante el
semáforo frente a la rotondona, que está en verde. A pesar de que la concejala de
obrillas apenas tarda diez segundos en acceder al coche, se escuchan los claxon de la
zaga, impacientes.
– Joder, y a estos cabrones les llaman ciudadanos –farfulla el conductor.
– No te quejes, que son los que te han votado. Además, me pitan a mí.
Ya tomada la rotondona, el concejal echa una mirada de reojillo a su compañera y
observa que, al sentarse tan deprisa, la minifalda se le ha quedado al ras y sus
institucionales muslos relucen como la seda natural a la luz de la mañana.
– ¡La virgen del pompillo ! ¡Qué ruedas tienes, hija de puta!
– Siempre he pensado que había en ti un poeta y tus piropos lo confirman.
– ¿No es así como te gusto, elemental y rudo?
– Sí, pero eso es en el tálamo, estúpido. En la vida social hay que comportarse. Soy
una señorita y me gustan las galanterías finas.
– Si quieres galanterías, abre la guantera y verás.
– ¿Me has comprado aquellos zapatos de aguja que te dije?
– Tú abre la guantera.
La concejala obedece y extrae de la guantera una bolsa de Mercadona en cuyo
interior, envueltos en plástico transparente y sujetados por gomas hay tres lindos
paquetes de desigual tamaño con billetes de 500 euros.
– ¿Qué coño es esto?
– La cesta de la compra de anoche.
– Aquí hay por lo menos 100 000.
– Qué tonta. 200 000.
– ¿Y esto de dónde lo sacas?
– Unos pringaos que pretendían que yo les firmara de gratis. “Esto va a ser muy
bueno para el municipio” decían. “Crearemos puestos de trabajo y contribuiremos a
activar la economía”. Hablaban como si los políticos fueran ellos, y se lo tuve que
explicar: ¿Os habéis preguntado en algún momento cómo se financia un partido? les
dije. Pusieron cara de tontos y tuve que recurrir al Plan B.
– ¿Plan B?
– Sí, los cité para otro día y fui con mi amigo el expolicía. Cuando nos sentamos a la
mesa, mi amigo dijo: “Perdonad, pero voy a ponerme cómodo”. Y puso la pistola sobre la
mesa, como quien deja el móvil.
– ¿Una pistola?
– Tranquilízate. Estaba descargada; no soy un mafioso. Los tipos aflojaron de
inmediato y enseguida preguntaron cuánto y cuándo. Los cité a las afueras, en el club
Estás que Estoy Ponte que Voy, en la carretera vieja de Alicante, a las tres de la
mañana. Trajeron la bolsita y encima me invitaron a las copas. A las putas, no, porque
me reservé para ti, pichón.
– Supongo que es un cumplido. ¿Adónde vamos?
– Hoy vamos al Vanel.
– ¿Estás loco? Ahí nos conocen.
– Tranquila. Entramos desde el garaje. Lo tengo todo previsto.
Mientras suben por el ascensor, la concejala no puede disimular cierto desasosiego.
– ¿Todo eso es para el partido?
– ¿Estás loca? Para el partido son 10 000, y van que chutan. Con eso me cubro las
espaldas. El resto, en teoría, es a medias para mí y para el Cama.
– ¿El Cama?
– El Camarada.
– Y dices ¿en teoría?
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Núm. 41