Comunidad Autónoma de Galicia. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-2975)
Resolución de 18 de junio de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, de la Consellería de Cultura, Lengua y Juventud, por la que se incoa procedimiento para declarar bien de interés cultural del patrimonio inmaterial A Rapa das Bestas de Sabucedo (A Estrada).
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 40
Sábado 15 de febrero de 2025
Sec. III. Pág. 21410
mayores, que ya no van al monte pero que son memoria viva de la manifestación
inmaterial y animan a los más jóvenes a continuar con la tradición de la rapa.
Después del ritual de la entrada de las bestias en la aldea, estas son conducidas
hasta el cierre del llamado Monte de Arriba, en el que son controladas para evitar
posibles fugas o robos. Del mismo modo, entre curro y curro, las bestias descansan y
son atendidas en este recinto.
– La rapa o curro.
Las operaciones que se realizan en el curro el sábado, domingo y lunes del primer fin
de semana de julio son, por su espectacularidad, la parte más conocida de la fiesta. Las
imágenes de los «aloitadores» y «aloitadoras» de Sabucedo tratando de domar a las
bestias están presentes estos días en los más diversos medios nacionales e
internacionales.
Es de interés subrayar que, mientras en las operaciones que se desarrollan en el
monte participa activamente el vecindario de Sabucedo junto con el de las parroquias
colindantes, en el curro son los «aloitadores» o «aloitadoras» quienes realizan todas las
tareas; entre ellas, «aloita-la besta», una lucha entre el hombre y la bestia o el garañón,
que requiere práctica, gallardía y coraje.
Para la realización de la operación de «aloita-las bestas», en la que se inmoviliza,
desparasita y se rapa a la bestia, es precisa la participación de varias personas. Una vez
escogido el animal que se va a rapar, un primer «aloitador» salta sobre su lomo y se
agarra a las crines. La bestia trata de huir y abrirse camino entre las demás, lo que
proporciona el espacio suficiente para que otros dos «aloitadores» se aproximen al
animal. Puestos de acuerdo de antemano, uno de los «aloitadores» tratará de situarse a
la izquierda o a la derecha de la cabeza del caballo para agarrarlo cruzando los brazos
sobre el cuello y la cabeza, tapándole la visión, mientras el tercero agarra la cola de la
bestia. El «aloitador» que va encima de la bestia, al aproximarse su compañero por uno
de los laterales, descenderá también de ella agarrando la cabeza y el cuello por el lado
contrario. Esto se hace de la manera más coordinada posible. El motivo de agarrar la
bestia por la cabeza es taparle el campo de visión, mientras el «aloitador» que coge la
cola realiza unos movimientos laterales y hacia atrás, que desequilibran al animal, que
así pierde parte de su fuerza. Estos movimientos, junto con la privación del campo de
visión, permiten que los «aloitadores» inmovilicen al animal. Esta manera de dominar el
caballo no siempre resulta fácil, pues las bestias, y aún más los garañones, superan en
peso y fuerza a las tres personas que participan en la «aloita».
Una vez inmovilizado el animal, entran en juego una o dos personas más,
normalmente de mayor edad, que por su condición física, agilidad o años renuncian a
participar en la «aloita», tarea reservada a los más jóvenes, pero que continúan
colaborando en el curro cortándoles las crines a las yeguas. Rapado el animal, este se
libera y continuará libre en el curro entre el resto de las bestias.
Algunas de las expresiones que se utilizan en el curro son: «apertádeas», «ollo, que
treme!», «esta é unha bicicleta», «fasme un rabo?», «tesoiras!», «ollo, que ten as orellas
para atrás!», «tápalle o ollo!».
Valoración cultural.
La rapa de las bestias es la manifestación inmaterial más clara que existe en Galicia
de la relación ancestral entre unos animales, en este caso, los caballos, y los seres
humanos, como ya se refleja en los grabados rupestres de cuadrúpedos con escenas de
monta existentes cerca de Sabucedo. La celebración de A Rapa das Bestas de Sabucedo,
y de otras rapas, permitió que esta emblemática especie silvestre, fundamental para la
conservación de los ecosistemas de media montaña en Galicia, sobreviviese a lo largo de
los siglos siendo una de las más representativa de las que quedan en todo el mundo. La
rapa es, por lo tanto, testigo de una actividad de manejo de un ecosistema, del que forman
parte las bestias del monte, a través de una serie de prácticas ancestrales.
cve: BOE-A-2025-2975
Verificable en https://www.boe.es
5.
Núm. 40
Sábado 15 de febrero de 2025
Sec. III. Pág. 21410
mayores, que ya no van al monte pero que son memoria viva de la manifestación
inmaterial y animan a los más jóvenes a continuar con la tradición de la rapa.
Después del ritual de la entrada de las bestias en la aldea, estas son conducidas
hasta el cierre del llamado Monte de Arriba, en el que son controladas para evitar
posibles fugas o robos. Del mismo modo, entre curro y curro, las bestias descansan y
son atendidas en este recinto.
– La rapa o curro.
Las operaciones que se realizan en el curro el sábado, domingo y lunes del primer fin
de semana de julio son, por su espectacularidad, la parte más conocida de la fiesta. Las
imágenes de los «aloitadores» y «aloitadoras» de Sabucedo tratando de domar a las
bestias están presentes estos días en los más diversos medios nacionales e
internacionales.
Es de interés subrayar que, mientras en las operaciones que se desarrollan en el
monte participa activamente el vecindario de Sabucedo junto con el de las parroquias
colindantes, en el curro son los «aloitadores» o «aloitadoras» quienes realizan todas las
tareas; entre ellas, «aloita-la besta», una lucha entre el hombre y la bestia o el garañón,
que requiere práctica, gallardía y coraje.
Para la realización de la operación de «aloita-las bestas», en la que se inmoviliza,
desparasita y se rapa a la bestia, es precisa la participación de varias personas. Una vez
escogido el animal que se va a rapar, un primer «aloitador» salta sobre su lomo y se
agarra a las crines. La bestia trata de huir y abrirse camino entre las demás, lo que
proporciona el espacio suficiente para que otros dos «aloitadores» se aproximen al
animal. Puestos de acuerdo de antemano, uno de los «aloitadores» tratará de situarse a
la izquierda o a la derecha de la cabeza del caballo para agarrarlo cruzando los brazos
sobre el cuello y la cabeza, tapándole la visión, mientras el tercero agarra la cola de la
bestia. El «aloitador» que va encima de la bestia, al aproximarse su compañero por uno
de los laterales, descenderá también de ella agarrando la cabeza y el cuello por el lado
contrario. Esto se hace de la manera más coordinada posible. El motivo de agarrar la
bestia por la cabeza es taparle el campo de visión, mientras el «aloitador» que coge la
cola realiza unos movimientos laterales y hacia atrás, que desequilibran al animal, que
así pierde parte de su fuerza. Estos movimientos, junto con la privación del campo de
visión, permiten que los «aloitadores» inmovilicen al animal. Esta manera de dominar el
caballo no siempre resulta fácil, pues las bestias, y aún más los garañones, superan en
peso y fuerza a las tres personas que participan en la «aloita».
Una vez inmovilizado el animal, entran en juego una o dos personas más,
normalmente de mayor edad, que por su condición física, agilidad o años renuncian a
participar en la «aloita», tarea reservada a los más jóvenes, pero que continúan
colaborando en el curro cortándoles las crines a las yeguas. Rapado el animal, este se
libera y continuará libre en el curro entre el resto de las bestias.
Algunas de las expresiones que se utilizan en el curro son: «apertádeas», «ollo, que
treme!», «esta é unha bicicleta», «fasme un rabo?», «tesoiras!», «ollo, que ten as orellas
para atrás!», «tápalle o ollo!».
Valoración cultural.
La rapa de las bestias es la manifestación inmaterial más clara que existe en Galicia
de la relación ancestral entre unos animales, en este caso, los caballos, y los seres
humanos, como ya se refleja en los grabados rupestres de cuadrúpedos con escenas de
monta existentes cerca de Sabucedo. La celebración de A Rapa das Bestas de Sabucedo,
y de otras rapas, permitió que esta emblemática especie silvestre, fundamental para la
conservación de los ecosistemas de media montaña en Galicia, sobreviviese a lo largo de
los siglos siendo una de las más representativa de las que quedan en todo el mundo. La
rapa es, por lo tanto, testigo de una actividad de manejo de un ecosistema, del que forman
parte las bestias del monte, a través de una serie de prácticas ancestrales.
cve: BOE-A-2025-2975
Verificable en https://www.boe.es
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