Comunidad Autónoma de Galicia. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-2975)
Resolución de 18 de junio de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, de la Consellería de Cultura, Lengua y Juventud, por la que se incoa procedimiento para declarar bien de interés cultural del patrimonio inmaterial A Rapa das Bestas de Sabucedo (A Estrada).
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Sábado 15 de febrero de 2025

Sec. III. Pág. 21408

Será en este contexto donde va a comenzar a surgir, durante el siglo XVIII, la historia
concreta de la celebración de la rapa de las bestias como acto que trasciende los
trabajos tradicionales de manejo ganadero que se dan en otros curros que aún se
celebran en Galicia para convertirse en un evento profundamente identitario y festivo.
Como se desprende de las anotaciones de los libros parroquiales, parece que la rapa
se realizaba con una finalidad –la venta de las sedas continuó hasta los años setenta del
siglo XX– y en una forma semejante a la actual desde por lo menos el primer tercio del
siglo XVIII. En el año 1724, en la orden del arzobispo Miguel Herrero Esgueva de que las
sedas de las bestias sean para la Iglesia es donde figura la primera noticia, que consta a
día de hoy, referente al hecho de rapar las bestias, es decir, cortarles las crines a los
caballos.
Los primeros curros de los que se tiene constancia son los que se celebraban en el
atrio de la iglesia, que periódicamente era objeto de daños y reformas. Así, en la petición
de licencia que hace en 1778 el párroco Felipe Carabeo para la construcción del
actualmente conocido como «curro vello», se explican todos los inconvenientes de
celebrar el curro en el espacio del atrio de la iglesia y las incomodidades que estas
operaciones causan y solicita permiso para construir un recinto en los terrenos anexos
pertenecientes al iglesiario, de poca utilidad. El curro viejo estuvo en uso desde su
construcción hasta que en el año 1997 se inauguró el curro nuevo.
El arraigo del que disfrutaba la fiesta desde antiguo entre el vecindario queda
probado en los varios acontecimientos en que intervienen los vecinos y vecinas de
Sabucedo para que esta tenga continuidad, como el de la «incautación das bestas» del
año 1862 en aplicación de las leyes de desamortización, a la que el vecindario se opuso,
o el famoso episodio de las rapas de los años 1937 y 1938, en las que, ante la ausencia
de hombres en la aldea a causa de la Guerra Civil, fueron las mujeres las encargadas de
juntar a las bestias y realizar los trabajos de raparlas.
El proceso de apropiación identitaria de la rapa de las bestias desarrollado por el
vecindario de Sabucedo a lo largo del tiempo es lo que permitió, a pesar de todas las
vicisitudes históricas, seguir adelante con la tradición y que llegase a la actualidad.
4. Desarrollo de la celebración de la manifestación inmaterial: su marco temporal y
espacial.
La celebración de A Rapa das Bestas de Sabucedo engloba en esta denominación
toda una serie de operaciones que se pueden agrupar en torno a tres fases: la misa en la
alborada, la bajada y la rapa o curro.
– La misa en la alborada.
A pesar de las tensiones existentes en determinados momentos del pasado entre la
Iglesia –ya sean los párrocos locales o las instancias superiores– y el vecindario de
Sabucedo, la fiesta de la rapa continúa teniendo un cierto componente religioso,
presente en determinados símbolos y espacios relacionados con la fiesta. Un ejemplo de
ello es el hecho de que los garañones, caballos jefes y protectores de las diversas
manadas de bestias «do Santo» y «particulares», tengan que ser exclusivamente «do
Santo».
Asimismo, los primeros momentos de la celebración están íntimamente ligados con
la iglesia parroquial y sus anexos. En efecto, el comienzo de la fiesta lo señala, en el
amanecer mismo del día, la explosión de los cohetes, tirados a un lado del templo, que
anuncian simbólicamente la entrada en un tiempo diferente. Esto ocurre hacia las seis y
media, al tiempo que las campanas de la iglesia repican con energía y, junto con la
algarabía de los cohetes, anuncian el momento de despertar. Esta es también la llamada
a la misa, que se celebra justo a continuación y durante la que se le pide protección a
San Lourenzo para el desarrollo de todas las operaciones que vienen a continuación.
Desde el año 2011, esta primera jornada se realiza el primer viernes del mes de julio,
mientras que en los años anteriores se celebraba el sábado.

cve: BOE-A-2025-2975
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Núm. 40