Ministerio de Cultura. III. Otras disposiciones. Patrimonio cultural inmaterial. (BOE-A-2024-23935)
Resolución de 7 de noviembre de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de «La apicultura en España» como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Sábado 16 de noviembre de 2024

Sec. III. Pág. 148397

vinculadas al valor educativo, social y cultural en relación con la protección y la defensa
ambiental, la calidad de vida urbana y el conocimiento de la naturaleza.
3.

Marco territorial y comunitario

Dos grandes criterios permiten diferenciar las zonas en las que se encuentra la
apicultura. Por un lado, está la diversidad de configuraciones ecológicas, definidas por el
clima, la orografía y la vegetación, pero también por un hábitat rural en el que la
naturaleza se convierte en un elemento distintivo y, en consonancia con ello, en un activo
patrimonial central.
Otro criterio es la mayor o la menor presencia de una apicultura trashumante y
movilista altamente profesionalizada, lo que indica un distinto perfil en cuanto a sector
productivo. Según los datos disponibles (MAPA 2022) se observa una escasa
profesionalización en Comunidades del noroeste (y sobre todo Galicia) y una
considerable presencia de explotaciones no profesionales en Castilla y León. En cambio,
la profesionalización es mayor (si se compara el volumen de explotaciones) en
comunidades meridionales como Andalucía, Extremadura y Comunidad Valenciana.
Respecto a los datos sobre apicultura estante o trashumante, las comunidades del
noroeste presentan mayor cantidad de explotaciones estantes, mientras ocurre lo
contrario con el resto.
Se observa, por otro lado, cierta relación entre tipo y sistema productivo. La
profesionalización supone una mayor orientación a la trashumancia.
Finalmente, cabe considerar que la apicultura tradicional ha sido estante y fijista o de
panales fijos y que fue el preámbulo a la modernización y profesionalización del sector.
Un dato de interés es la existencia de topónimos con referencia apícola que podrían
indicar una importancia primigenia de una actividad que habría sido fijista o de panales
fijos. En España, hablamos de por lo menos 380 topónimos. Más de la mitad de los
topónimos se ubican en territorio gallego, lo que es testigo de una presencia primigenia
de la apicultura en esta zona, y coherente con su raigambre tradicional. Esa presencia
de topónimos podría estar relacionada con la riqueza local de plantas melíferas o
poliníferas, lo que pudo facilitar en el pasado la extensión de una actividad apícola que
habría tenido el formato de pequeñas explotaciones estantes más propio hoy de la
apicultura tradicional no profesional. En este sentido, habría que preguntarse si existe
correlación entre el número de topónimos con, por un lado, el tipo de apicultura y, por
otro, el sistema productivo. Esa correlación se matiza en algunos lugares. Andalucía,
Aragón y Castilla la Mancha presentan un considerable porcentaje de topónimos, pese a
ser zonas con una apicultura bastante profesionalizada y con importancia de la
trashumancia. En cambio, algunas zonas del noroeste como Asturias o Cantabria
presentan pocos topónimos. Sin embargo, los datos podrían indicar que el carácter
tradicional y no profesional de la apicultura en algunas zonas, hoy día, tendría que ver
con una extensión de este tipo de actividad, en el pasado.
A la vista de los datos, y en base a los criterios propuestos se pueden establecer dos
grandes zonas peninsulares, más Baleares, y una tercera que sería la de las Islas
Canarias.
Una primera zona (zona 1) la constituye el noroeste peninsular y, concretamente:
Principado de Asturias, Cantabria, Castilla y León, Euskadi, Galicia y Comunidad Foral
Navarra. Son territorios con menor profesionalización y mayor presencia de apicultura
estante y donde existe el mayor número de topónimos de referencia apícola. Estas
zonas presentan vestigios de una apicultura tradicional, estante y fijista o de panales
fijos, desarrollada en arquitectura popular especializada en la actividad apícola o de
construcciones auxiliares de otro tipo de edificaciones. La humedad, la orografía y la
presencia de especies animales como el oso eran aspectos importantes para que
existiera este tipo de infraestructuras en el noroeste peninsular. La emigración –en la
segunda mitad del siglo XX– y la aparición de la varroa (mediados de los años ochenta),
supusieron factores clave en el descenso de esta actividad tradicional en el norte

cve: BOE-A-2024-23935
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Núm. 277