III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-22190)
Resolución de 15 de octubre de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural, en la categoría de monumento, al Palacio de Buenavista, en Madrid.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 28 de octubre de 2024
Sec. III. Pág. 138051
y la calle de Prim. Este enorme edificio de ladrillo forma uno de los chaflanes edificados
de la plaza de La Cibeles, armonizando en envergadura arquitectónica con el Banco de
España y el Palacio de Telecomunicaciones, actual sede del Ayuntamiento de la ciudad
de Madrid, los cuales junto al discreto palacio de Linares, constituyen los frentes
edificados de esta céntrica plaza madrileña. Los arquitectos utilizaron para su
emplazamiento un altozano en uno de los lugares más despejados y céntricos de la
Corte, desde el cual se facilitaba la visión del monumento con una amplia perspectiva.
Asimismo, la panorámica que desde el palacio se abarcaba, fue la que originó su
denominación de Buenavista.
Los jardines que anteceden a la fachada principal del palacio de Buenavista están
limitados en la parte que se abre a la calle de Alcalá y a la plaza de Cibeles por una verja
que fue proyectada en 1870 y quedó terminada a fines de 1873, a excepción del remate
de la puerta principal. Más tarde, entre 1877 y 1878 fueron colocados los seis
candelabros de bronce que, diseñados por el brigadier José María Aparici, coronan los
pilares que configuran la triple entrada al recinto. La verja, de hierro forjado, apoya sobre
un zócalo de granito y se interrumpe a intervalos por unas pilastras que rematan en
jarrones. El «trofeo» que figura sobre la puerta principal de la verja fue fundido con el
bronce procedente de uno de los cañones provenientes de la guerra de África, que fue
concedido para ese fin por el entonces Ministerio de la Guerra. Realizado en 1873, es
obra, según indica Ossorio y Bernard (Manuel Ossorio y Bernard, Galería biográfica de
artistas españoles del siglo XIX, Madrid, 1883-1884, pág. 190), del escultor toledano
Eugenio Duque y Duque.
A los lados de la escalera que enlaza el vano central con la puerta principal del
palacio hay dos sencillas fuentes con varias tazas de mármol blanco y también dos
figuras femeninas, posiblemente del siglo XIX, que antes estaban talladas en piedra y
ahora se encuentran vaciadas en bronce para evitar su deterioro. Asimismo, sobre
pedestal de granito, ocupa lugar destacado una escultura (240 x 154 x 94 cm) que
representa El Valor bajo la forma de un guerrero desnudo. La figura fue inicialmente
tallada en piedra caliza por el tarraconense José Alcoverro y Amorós (1835-1908), pero,
en 1927, a la vista de la destrucción que venía sufriendo la piedra, el sevillano Lorenzo
Coullaut Valera (1876-1932), fue encargado de rehacerla; no obstante, hace unos años
se hizo necesario sustituirla por el actual vaciado en bronce para evitar su creciente
deterioro. Próxima a la fachada lateral izquierda del palacio se alza sobre un pedestal de
piedra una figura (208 x 87 x 62 cm con pedestal) de bronce de un Guerrero hispano
antiguo, con espada corta y escudo y casco, que es obra realizada en 1977 por el
escultor Morante.
La fachada se ejecutó con una extensión de 253 pies de frente y 64,5 de altura. Su
esquema fue resuelto con diecisiete balcones en cada uno de los pisos superiores, y
en catorce en el entresuelo. En el centro se subraya el eje medio con un orden tetrástilo
coronado por frontón triangular de raigambre clásica. Se alza sobre un zócalo de sillería
sobre el que se levanta un cuerpo almohadillado de mampostería, que alcanza la
imposta que separa el cuerpo bajo del principal. Los huecos fueron decorados con
jambas y guardapolvos. El tratamiento dado a la portada recuerda el que, poco antes,
Arnal había diseñado para el hospital Tavera de Toledo.
En la parte central de esta fachada principal se encuentra un frontón en cuyo
tímpano hubo un bajorrelieve de estuco, en cuyo espacio central se alojaba un reloj que
había sido regalado por la Dirección General de Caballería y que posiblemente vino a
sustituir un escudo nobiliario. Sin embargo, con ocasión de las obras de reforma
acometidas en los años cuarenta se decidió sustituir esta decoración escultórica, que por
aquel entonces ya estaba bastante dañada, por otra nueva. A tales efectos, se convocó
concurso público en 1941, resultando elegido el boceto presentado por Joaquín Martínez
Friera. El proyecto fue esculpido entre 1942 y 1944 por Aniceto Marinas.
Así mismo, a ambos lados de esta puerta principal, en sendas hornacinas, se alojan
dos esculturas de bronce a tamaño natural realizadas en torno a 1980, y que
representan a Rodrigo Díaz de Vivar y Gonzalo Fernández de Córdoba. En otras cuatro
cve: BOE-A-2024-22190
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 260
Lunes 28 de octubre de 2024
Sec. III. Pág. 138051
y la calle de Prim. Este enorme edificio de ladrillo forma uno de los chaflanes edificados
de la plaza de La Cibeles, armonizando en envergadura arquitectónica con el Banco de
España y el Palacio de Telecomunicaciones, actual sede del Ayuntamiento de la ciudad
de Madrid, los cuales junto al discreto palacio de Linares, constituyen los frentes
edificados de esta céntrica plaza madrileña. Los arquitectos utilizaron para su
emplazamiento un altozano en uno de los lugares más despejados y céntricos de la
Corte, desde el cual se facilitaba la visión del monumento con una amplia perspectiva.
Asimismo, la panorámica que desde el palacio se abarcaba, fue la que originó su
denominación de Buenavista.
Los jardines que anteceden a la fachada principal del palacio de Buenavista están
limitados en la parte que se abre a la calle de Alcalá y a la plaza de Cibeles por una verja
que fue proyectada en 1870 y quedó terminada a fines de 1873, a excepción del remate
de la puerta principal. Más tarde, entre 1877 y 1878 fueron colocados los seis
candelabros de bronce que, diseñados por el brigadier José María Aparici, coronan los
pilares que configuran la triple entrada al recinto. La verja, de hierro forjado, apoya sobre
un zócalo de granito y se interrumpe a intervalos por unas pilastras que rematan en
jarrones. El «trofeo» que figura sobre la puerta principal de la verja fue fundido con el
bronce procedente de uno de los cañones provenientes de la guerra de África, que fue
concedido para ese fin por el entonces Ministerio de la Guerra. Realizado en 1873, es
obra, según indica Ossorio y Bernard (Manuel Ossorio y Bernard, Galería biográfica de
artistas españoles del siglo XIX, Madrid, 1883-1884, pág. 190), del escultor toledano
Eugenio Duque y Duque.
A los lados de la escalera que enlaza el vano central con la puerta principal del
palacio hay dos sencillas fuentes con varias tazas de mármol blanco y también dos
figuras femeninas, posiblemente del siglo XIX, que antes estaban talladas en piedra y
ahora se encuentran vaciadas en bronce para evitar su deterioro. Asimismo, sobre
pedestal de granito, ocupa lugar destacado una escultura (240 x 154 x 94 cm) que
representa El Valor bajo la forma de un guerrero desnudo. La figura fue inicialmente
tallada en piedra caliza por el tarraconense José Alcoverro y Amorós (1835-1908), pero,
en 1927, a la vista de la destrucción que venía sufriendo la piedra, el sevillano Lorenzo
Coullaut Valera (1876-1932), fue encargado de rehacerla; no obstante, hace unos años
se hizo necesario sustituirla por el actual vaciado en bronce para evitar su creciente
deterioro. Próxima a la fachada lateral izquierda del palacio se alza sobre un pedestal de
piedra una figura (208 x 87 x 62 cm con pedestal) de bronce de un Guerrero hispano
antiguo, con espada corta y escudo y casco, que es obra realizada en 1977 por el
escultor Morante.
La fachada se ejecutó con una extensión de 253 pies de frente y 64,5 de altura. Su
esquema fue resuelto con diecisiete balcones en cada uno de los pisos superiores, y
en catorce en el entresuelo. En el centro se subraya el eje medio con un orden tetrástilo
coronado por frontón triangular de raigambre clásica. Se alza sobre un zócalo de sillería
sobre el que se levanta un cuerpo almohadillado de mampostería, que alcanza la
imposta que separa el cuerpo bajo del principal. Los huecos fueron decorados con
jambas y guardapolvos. El tratamiento dado a la portada recuerda el que, poco antes,
Arnal había diseñado para el hospital Tavera de Toledo.
En la parte central de esta fachada principal se encuentra un frontón en cuyo
tímpano hubo un bajorrelieve de estuco, en cuyo espacio central se alojaba un reloj que
había sido regalado por la Dirección General de Caballería y que posiblemente vino a
sustituir un escudo nobiliario. Sin embargo, con ocasión de las obras de reforma
acometidas en los años cuarenta se decidió sustituir esta decoración escultórica, que por
aquel entonces ya estaba bastante dañada, por otra nueva. A tales efectos, se convocó
concurso público en 1941, resultando elegido el boceto presentado por Joaquín Martínez
Friera. El proyecto fue esculpido entre 1942 y 1944 por Aniceto Marinas.
Así mismo, a ambos lados de esta puerta principal, en sendas hornacinas, se alojan
dos esculturas de bronce a tamaño natural realizadas en torno a 1980, y que
representan a Rodrigo Díaz de Vivar y Gonzalo Fernández de Córdoba. En otras cuatro
cve: BOE-A-2024-22190
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Núm. 260