III. Otras disposiciones. COMUNITAT VALENCIANA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-8703)
Decreto 30/2024, de 5 de marzo, del Consell, para complementar la declaración de bien de interés cultural, con la categoría de bien inmaterial, de la Romeria de les Canyes de Castelló, con la que se incorpora la procesión de las gaiatas y su simbolismo como seña identitaria de la ciudad de Castelló de la Plana.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 30 de abril de 2024

Sec. III. Pág. 49618

El tipo de gaiatas piramidal debió de aparecer en 1863, afirmación basada en lo
dispuesto en el programa, editado por el Ayuntamiento, sobre los actos que se celebran
en la festividad de santa María Magdalena. De su lectura, deducimos que han
desaparecido los niños y las niñas como portadores de las gaiatas y que estas, ya de
mayor envergadura y en número de seis, procesionan intercaladas entre los carros
triunfales. De variadas formas: «con luces de colores toda de cristal», «de faroles de
variado colorido», «de variados adornos», «bonita gaiata de cristal cono luces de
colores» o «cristal con muchísimas luces» son las diferentes descripciones que
encontramos en la citada publicación referidas a las seis gaiatas.
El éxito cosechado por estas gaiatas hace que, dos años después, el Ayuntamiento
proyecte la construcción de catorce nuevas gaiatas, con mayor ornamentación y diseño
artístico. El inicial carácter religioso de la gaiata queda constatado con el hecho de que,
para este proyecto, el Ayuntamiento contaba «con la anuencia del señor arcipreste». Así
queda constancia de estas en el programa: «catorce hermosas gaiatas, unas de cristal
con luces de colores, otras de cirios verdes y las últimas de mayores dimensiones y con
brillantes adornos, que se situarán en los puntos correspondientes para mayor lucimiento
de la procesión». Según indica Carlos González Espresati, en su Mitología de las
Gayatas (1952), «Esta es la primera noticia documentada de la intervención municipal en
las Gayatas, que anteriormente parece fueron iniciativa de la Cofradía del Santo
Sepulcro». En esta misma obra encontramos una descripción muy definitoria de las
gaiatas de la época: «A la entrada espera, formada en perfecto orden, la procesión de
las gayatas, constituida por dos secciones: la delantera es la parte profana de la
procesión, y se compone de una serie de pirámides de lamparillas, dispuestas en torno a
un mástil de mayor o menor altura, rematado en gancho de báculo, que se denominan
gayatas; entre sus grupos se intercalan, en el desarrollo de la procesión, cuatro
carromatos ornamentados y alumbrados con antorchas, en cuyas plataformas se
reproducen plásticamente, con figuras vivas ataviadas a estilo de su época, cuatro
escenas evangélicas de la vida de Santa María Magdalena... Las gayatas que desde el
último siglo llegaron al nuestro, eran individuales esto es que las transportaba un solo
hombre, alzándolas a brazo, y de la gayata pendían blancas cintas, cuyos extremos
recogían niñas –casi parvulillas– vestidas de blanco, con huecas y rizadas faldillas que
revuelan al exagerar sus contorneos mientras andan, por lo que vulgarmente se las
denomina chiquetes del meneo».
En 1913, el Ayuntamiento encarga al pintor Vicente Castell Doménech la realización
de una gaiata monumental que lo represente en la procesión de la vuelta (tornada), y
que sea transportable. Este mismo año también construyó una gaiata para el Regimiento
Tetuán. Ambas desfilaron en 1914. La prensa de la época recogía la efeméride indicando
que las gaiatas viejas precedieron a las nuevas: dos del Ayuntamiento, una del Círculo
Mercantil y las dos nuevas de Castell. Estas nuevas gaiatas rompen con la estética
conocida hasta la fecha. Nada que ver con las estructuras piramidales o en forma de
farol, montadas sobre un plantón. En Cuadros de costumbres castellonenchs (en serio y
en broma), escrito por Enrich Ribés, en 1916, encontramos una descripción de la «nueva
gaiata», llena de ironía, pero que nos ilustra sobre el tipo de gaiatas que desfilaban:
«Unes Gayates les porten verticalment, en una barra de fusta que servís de sopórt; y les
atres van sobre dos o cuatre barres horiçontáls, que -a’stíl de peanya-, les porten
apoyades als múscles, dos, cuatrem huit o dotce hòmes, segóns la grandaria y pés
d’aquélles. Hasta fá pócs anys, estos artefactes, donaben llástima y risa, perque a lo
miserable de la factura o má d’òbra, ’s tená que anyadir la falta de tòt sentiment artistíc.
Pero en l’actualitát, que unes s’han renovat y àtres s’han fet nòves completament, ya
dona gust el mirarles, principalment les del Ajuntamént, Eixércit, Circul Mercantil, Cámara
Agrícola, y sobre tòtes la monumental del Gremi de Sant isidro, que vá expléndidament
illuminá prer flúit eléctric, produít per les piles o bateries que están colocaes en el fóns de
la gayata y que alimentes infinitats de perilles blanques, de cristál esmerilát y filaments
metálics» (ilustrando este artículo encontramos sendos magníficos dibujos de lo que se

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Núm. 105