III. Otras disposiciones. COMUNITAT VALENCIANA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-8471)
Decreto 42/2024, de 9 de abril, del Consell, para la declaración de bien de interés cultural, con la categoría de bien inmaterial, de la Festa de la Mare de Déu del Castell, de Cullera.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 26 de abril de 2024

Sec. III. Pág. 48437

conocedores de que el patrimonio inmaterial puede experimentar pérdidas,
intermitencias temporales o desapariciones totales o parciales. En el caso de Cullera,
muchos de los elementos festivos, principalmente los no litúrgicos, han experimentado
estas intermitencias, con la consiguiente pérdida en cada edición de las fiestas no
realizadas. En las pasadas décadas, ha sido el tejido asociativo el que ha tomado las
iniciativas para recuperar y revitalizar las manifestaciones más arraigadas en las fiestas,
lo que ejemplifica cómo la sociedad es capaz de generar un discurso social para
revalorizar los vestigios que permanecen del pasado (Revert, 2002). Las fiestas de
Cullera son una herencia de la que los y las ciudadanas no están en condiciones de
prescindir y quieren conservar y utilizar (Revert, 2002); por ello, se han hecho todos los
esfuerzos necesarios para conseguir que la organización sea excelente, con el objetivo
de mantenerla y desarrollarla dignamente. Esta organización tan coordinada hace que
las entidades y sus miembros puedan considerarse los mejores garantes del patrimonio,
los portadores y las portadoras de los conocimientos más arraigados a las emociones
locales, que remiten a las biografías individuales y colectivas, al «yo» y al «nosotros».
Las Fiestas en Honor de la Mare de Déu del Castell, de Cullera son un elemento
patrimonial transversal para toda la población, puesto que están totalmente interiorizadas
como propias y singulares, forman parte de la identidad individual y colectiva que
mencionábamos hace poco y están interconectadas con los ámbitos de la vida diaria
común del pueblo. La celebración de las varias manifestaciones festivas no responde a
ninguna puesta en escena, ni simulación, sino que está interiorizada, asumida por la
comunidad portadora, por medio de complejos aprendizajes, transmisiones y
experiencias que se han dado a lo largo del tiempo. Evidentemente, y aunque las fiestas
de Cullera forman parte de las biografías individuales, no estamos ante un patrimonio de
los individuos, sino que está compartido por toda la comunidad portadora. Las fiestas
son el adhesivo que unifica en un sentir a los vecinos y las vecinas de Cullera, y así es
como se ve reforzada la tan necesitada identidad colectiva. Hemos descrito también los
procesos que se realizan con el fin de generar canales de transmisión, y así lo volvemos
a reforzar, para lo que defendemos que las fiestas de Cullera están transmitidas de
generación en generación, incluso, generalmente, desde la infancia, ya que los más
pequeños y pequeñas son receptores de aprendizajes y habilidades que les darán las
competencias necesarias para formar parte de los colectivos y saber sincronizarse
hábilmente, pero también emocionalmente, con la comunidad portadora. Son estos
procesos de transmisión los que legitiman el patrimonio y los que dan espacio para
aplicar las pautas de organización asumidas y recreadas, y dotarlas de los significados
necesarios, sin que queden fosilizadas. La realidad de las fiestas de Cullera es una
construcción, por lo tanto, social, compartida y que forma parte de la memoria colectiva,
puesto que remite a acontecimientos y emociones fundamentales de la vida comunitaria,
públicamente consensuadas. Los elementos materiales son también parte de esta
historia construida comunitariamente. En estos descansan los significados y la
información de los que dependen las vivencias, los testigos y los documentos de los
sentimientos de la sociedad. A lo largo de los párrafos anteriores, hemos visto cómo han
evolucionado estas fiestas y sus principales actos. Y este es un buen argumento para
defender el presente y el futuro de la fiesta, ya que, como está viva y es dinámica,
evoluciona al ritmo que evoluciona la sociedad, la comunidad portadora. Las prácticas,
que han experimentado cambios continuos, deben continuar llevándose a cabo, siempre
que sean aceptadas por sus miembros como válidas, con lo cual se evitan las pérdidas
de simbologías y significados. Esta será una de las razones de la supervivencia en el
futuro, la autoregulación, la adaptación y la contextualización a los tiempos presentes.
Las fiestas de Cullera se dan en un marco espacial muy concreto y en el momento
del año determinado, recreado cíclicamente. Justo por eso son singulares y simbólicas al
estar asociadas al inicio de la primavera en un escenario diverso, pero concreto, como
es Cullera, su montaña, el mar, el río, la villa y los diferentes barrios. También los
recorridos de los diferentes séquitos y acontecimientos forman el marco espacial que las
dota de significado. No hay alternativa espacial para el desarrollo de los acontecimientos

cve: BOE-A-2024-8471
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Núm. 102