III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-7590)
Decreto 25/2024, de 26 de marzo, por el que se declara bien de interés cultural el "Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida", de la localidad de Mérida (Badajoz), con carácter de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 16 de abril de 2024

Sec. III. Pág. 42953

El director Daniel Benoin deja claro que Troya es trasladable a todo conflicto bélico
en «Las troyanas», de Séneca, en versión de Jorge Semprún, y éste incluye también, a
través del texto, un homenaje a escritores como Cervantes, Azaña, Gil de Biedma y
Federico García Lorca.
Con «Ifigenia en Áulide» (Eurípides) y «A Electra le sienta bien el luto» de Eugene
O’Neil y dirección de Mario Gass se asiste a la «preocupación por el interior», «por los
fantasmas del individuo», investiga zonas no resueltas, oscuras, fantasmales de los
individuos actuales y de la sociedad actual y cómo inciden en los comportamientos
colectivos».
En la «Orestíada» se contempla las cenizas de Troya y la destrucción de la familia de
los Atridas.
Estos mismos crímenes en el seno familiar (lo que Tácito eufemísticamente llamó
«domesticas discordias» para referirse a los asesinatos dentro de la dinastía julio-claudiadomicia) están presentes en otras tragedias. Así, en «Las Suplicantes» de Esquilo las
mujeres masacran a sus jóvenes maridos por horror a los lazos del matrimonio. Eurípides
retoma el mito y le añade el derecho a una tumba digna de los caídos en combate, como
ha sabido ver Silvia Zarco en la versión representada. La «Devartirci» de Sófocles mata
sin querer a su muy amado marido, Heracles. Mientras, «Heracles» de Eurípides mata a
sus hijos, presa de la locura («Hercules furens» de Séneca).
Así era el mito. Y la doctrina poética aconsejaba por boca de Aristóteles que «las
acciones catastróficas sucedieran entre amigos, entre hermanos, un hijo que mata a un
padre o una madre que mata a un hijo, o un hijo a una madre». El psicoanálisis terminó
por hablar del «Complejo de Edipo» y del «Complejo de Fedra».
Cocteau reconoce también la función catártica y purificadora de la tragedia clásica,
incluso en los tiempos modernos, cuando inventa un Edipo totalmente diferente
insistiendo en el incesto, que sólo se intuye en Sófocles, pero nunca tiene lugar «coram
populo». Por su parte, Clitemnestra, que en Esquilo, Sófocles y Eurípides sólo actúa por
razones del sacrificio de Ifigenia, en Giraudoux muestra su hostilidad y odio al marido
desde el primer momento de contraer matrimonio.
Giraudoux en «Electra» y Anouilh en «Antígona» entienden que las experiencias
trágicas se dan sólo entre los reyes, no en los humildes. El heroísmo de quien sufre más
que el hombre común o realiza acciones que a otros le están vedadas tiene algo de
épico. Antígona, al hacer frente al poder establecido, produce admiración.
Racine centra la fuerza trágica en el conflicto de las pasiones. En su«Andrómaca», la
tragedia se desencadena por el amor no correspondido de Hermione por Pirro,
enamorado de Andrómaca. Hermione, como Fedra, es la heroína por ser la mujer
abandonada. Siempre el desheredado y dejado al margen del sistema goza de nuestra
empatía. Su «Fedra» es modelo de furor, delirio, fatalidad y pasión. Al margen del
desenlace, sus silencios recuerdan nuestros silencios. «Atalía» es la tragedia de la cruel
e idólatra reina de Judea que se ha apoderado del trono creyendo haber exterminado a
todos los descendientes de David. Pero escapa el joven Joás, que se convierte en el
instrumento de castigo de Dios.
En la actualidad, es esta lectura clásica la que acentúa la importancia de las
pasiones como vivir, vengarse, poseer o cualquier otra, la que más ha interesado a la
literatura y a las artes en general.
Edipo se sacó los ojos para no ver las monstruosidades a que había dado lugar en el
seno de su propia familia, de su propia madre; mientras, Fedra rumiaba en silencio su
pasión por Hipólito, con la nodriza como única confidente; también Medea se venga de
Jasón en las tiernas vidas de sus hijos: «Que mueran, no son míos: que perezcan, míos
son dice enloquecida Medea».
En el fondo de estas tragedias modernas subyace la misoginia revestida de amor y
odio. La antigüedad, por esta misma razón, tildó a Eurípides de misógino: Aristófanes hace
que las mujeres de Atenas celebren un juicio contra el tragediógrafo en las
«Tesmoforiazusas». Sin embargo, a él debemos las mejores figuras femeninas en que el
ser humano se realiza en su obra más sublime, como es el sacrificio de morir por amor

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Núm. 93