I. Disposiciones generales. COMUNIDAD AUTÓNOMA DEL PAÍS VASCO. Cooperación y solidaridad. (BOE-A-2024-4866)
Ley 3/2024, de 15 de febrero, de Cooperación y Solidaridad.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 13 de marzo de 2024

Sec. I. Pág. 29633

fundamentales de las anteriores normativas, que son rasgos diferenciadores de la
política de cooperación y solidaridad vasca, siguen vigentes: i) una concepción del
desarrollo alejada del paradigma del crecimiento económico y crítica con el modelo
hegemónico, y ii) una política pública colaborativa y participada.
La cooperación vasca ha tratado de trascender la concepción tradicional de la
cooperación internacional, entendida de manera unidireccional como trasvase de
recursos y capacidades de los países enriquecidos a los empobrecidos. Las acciones
solidarias de la sociedad vasca aspiran a impulsar: i) relaciones horizontales y de
aprendizaje e intercambio mutuo con los pueblos del Sur, a fin de superar conjuntamente
los problemas compartidos; ii) respuestas estructurales y duraderas a problemáticas
complejas e interdependientes, cuya dimensión global resulta cada vez más
determinante y que requieren la transformación de los modelos económicos, sociales y
culturales que están en el origen de los problemas; y iii) el derecho de los pueblos a
definir su propio destino desde su identidad y su propio modelo de desarrollo, alejado de
una visión universalista y uniforme.
Además, la cooperación vasca es, desde su origen, una política pública participada,
caracterizada por una colaboración estrecha entre las administraciones y las
organizaciones no gubernamentales de desarrollo, la comunidad educativa, la academia,
la red de ciencia, tecnología e innovación, las entidades vinculadas a las Naciones
Unidas, los sindicatos y otras organizaciones sociales con significativo recorrido en la
materia. El compromiso solidario de la sociedad vasca con los pueblos y poblaciones del
Sur se refleja en un tejido asociativo fuerte y diverso, caracterizado por la ausencia de
ánimo de lucro como principio identitario, con alianzas amplias y duraderas con territorios
y con agentes imprescindibles, como las organizaciones de mujeres y feministas. En los
últimos años, las organizaciones especializadas del sector han tejido redes amplias y
puentes de colaboración con organizaciones de base, de personas migradas, de
colectivos LGTBI+, del movimiento campesino e indígena, etcétera, tanto de Euskadi
como del Sur.
No puede entenderse la cooperación y la solidaridad vasca sin mencionar a las
personas –cooperantes, brigadistas, académicas, estudiantes, voluntarias, socias y
trabajadoras de organizaciones e instituciones, entre otras– que, movidas por un
profundo sentido de la justicia y preocupadas por la dignidad de las poblaciones de los
territorios del Sur, materializan en acciones los valores de la solidaridad vasca.
Es necesario reconocer también los beneficios que esta política supone para
Euskadi. Gracias también a las acciones de cooperación y solidaridad, la sociedad vasca
–sus instituciones y ciudadanía– se ha enriquecido enormemente y ha tenido la
oportunidad de cuestionar sus propias creencias en torno a los márgenes del bienestar y
del desarrollo, reforzar sus alianzas y agendas en luchas imprescindibles como el
feminismo o el ecologismo, generar prácticas alternativas a los modelos de producción y
consumo insostenibles o poner en valor su propia identidad en ámbitos como el
activismo y la participación social, el cooperativismo o las acciones de revitalización del
euskera, entre otras. Con estos aprendizajes y las sólidas alianzas con las sociedades
del Sur, Euskadi está hoy más preparada para afrontar los problemas globales y las
expresiones que estos generan en nuestra propia sociedad.
Las décadas precedentes nos aportan, además de todo lo anterior, una mirada
crítica, que huye de la autocomplacencia y nos compromete con los objetivos de
desarrollo y justicia global. Por ello, con esta ley se propone reconocer el camino
recorrido, poner en valor los aciertos y profundizar en la singularidad de nuestra acción,
pero también aprender de los errores, actualizarse, reconocerse como agentes de una
política dinámica e innovadora y ubicarse ante los nuevos desafíos a los que nos
convoca el contexto mundial.

cve: BOE-A-2024-4866
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Núm. 64