III. Otras disposiciones. COMUNITAT VALENCIANA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-2764)
Resolución de 22 de noviembre de 2023, de la Vicepresidencia Primera y Conselleria de Cultura y Deporte, por la que se incoa expediente para complementar la declaración de bien de interés cultural, con la categoría de bien inmaterial, de la «Romeria de les Canyes de Castelló», con la que se incorpora la Procesión de las Gaiatas y su simbolismo como seña identitaria de la ciudad de Castelló de la Plana.
23 páginas totales
Página
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 13 de febrero de 2024

Sec. III. Pág. 17270

con el símbolo de la gaiata: «El tema a desarrollar será de libre elección del artista,
siendo únicamente imprescindible que la Gayata termine a modo de báculo y que en
alguna parte principal de la misma figure el escudo de la Ciudad». Pues sí, ya tenemos
definida la trinidad que definirá, perfectamente, nuestro símbolo diferenciador: gayato,
escudo de la ciudad y luz, todos ellos unidos bajo el axioma «no se quemarán».
Conceptualmente, esto es la gaiata, esto es el elemento que diferencia a nuestra ciudad
del resto de tradiciones vecinas. Y es única.
1958 será el año en que la nueva Gaiata de la Ciudad, obra de nuevo de Vicente
Bernat, iluminará la plaza Mayor, enfrente del Ayuntamiento. En 1962, la importancia que
había tenido, tenía y debía continuar teniendo la luz de las gaiatas en el venidero de la
fiesta hizo que se acuñara una nueva leyenda que quedaría encuadrada dentro del cartel
anunciador: «Fiestas de la Luz».
La gaiata como símbolo exclusivo de nuestra fiesta empieza a estar patente y
demuestra la fuerza que puede aportar a la visibilidad de la ciudad. Que sirvan estos
párrafos publicados en el diario Mediterráneo del 1 de marzo de 1962 como muestra de
lo que se ha dicho: «Las gayatas monumentales, aún con todos sus defectos y con todos
los errores que en su realización práctica puedan haberse acumulado, no se puede
negar que ha contribuido a movilizar a la población entera en el esfuerzo festivo. Y, por
otra parte, a dar a Castellón en toda su densidad urbana, un aspecto de ciudad
enteramente en fiestas y además en una fiesta específica de la luz. Lo que se ha
conseguido a lo largo de los años, no es poco. La Gayata, de un lado, se identifica con
un sector de la ciudad y aparece en la calle para dar luz de tradición a la vez que brillo y
esplendor a Castellón durante los días de fiestas. De otro lado, se incorpora el desfile del
retorno de la Romería, convirtiéndolo en un alarde luminoso que solo Castellón sabe
presentar con todo el significado de un rito tradicional.»
A los albores de la recientemente creada marca de Fiestas de la Luz, el ingeniero
catalán Carlos Biugas asumía el reto de diseñar una nueva Gaiata de la Ciudad. Siete
metros de estatura con más de treinta juegos de luces, en la que se daba color a unas
artísticas cristaleras cuajadas de temas festivos y castelloneros, componían aquella
deslumbrante gaiata que abría nuevos caminos en la innovación luminotécnica. Pero no
estuvo sola, porque la comisión del sector de Puerta del Sol también apostó por «el
mago de la luz» para el diseño de su gaiata. Mucho más modesta, con sus poco más de
cuatro metros, pero impresionante. Conformaba una fuente luminosa, que se asemejaba
a una palmera, de limpios brazos repletos de puntos de luz y con múltiples cambios de
luz. Era la Magdalena de 1966. La consolidación de las comisiones infantiles, dentro de
las diferentes comisiones de sector, hace que en 1971, junto con sus gaiatas
monumentales, desfilen también las gaiatas infantiles, parecidas a las «mayores», con
unas dimensiones inferiores, pero con su idiosincrasia propia.
A principios de 1979, se convoca el I Congreso Magdalenero. Un encuentro,
organizado por la Junta Central y el Ateneo de Castelló, en el que se pretende
reflexionar sobre cualquier aspecto de nuestra fiesta. Surgieron una serie de
recomendaciones a modo de conclusión de las diferentes sesiones de trabajo. Como no
podía ser de otro modo, la gaiata fue un tema tratado y sobre el que se extrajeron
diferentes iniciativas: «Se hacía necesario apoyar y dignificar a la gaiata monumental,
para lo que se veía necesario el patrocinio de las instituciones. Por otro lado, y no
excluyente, se veía necesario fomentar la construcción de las gaiatas individuales o de
mano». Y así, siguiendo estas recomendaciones, la Magdalena de 1980 contó con la
presencia, en el desfile procesional, de unas veinte gaiatas individuales, que retirarían a
las anteriores (alguna del siglo pasado), construidas según esbozos de diferentes
artistas castellonenses y con un estilo más moderno.
1982 es un año importante en la reafirmación de la gaiata como símbolo por
excelencia de nuestra ciudad. Por un lado, se convoca un nuevo concurso para el diseño
y la construcción de una Gaiata de la Ciudad, cuyo ganador fue Miguel Collado Bertolín,
con su propuesta bajo el lema «Castelló». Una obra cilíndrica que retomaba, de nuevo,
conceptos más tradicionales, con profusión de vasitos y, en su base, un espectacular

cve: BOE-A-2024-2764
Verificable en https://www.boe.es

Núm. 38