III. Otras disposiciones. COMUNITAT VALENCIANA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-2764)
Resolución de 22 de noviembre de 2023, de la Vicepresidencia Primera y Conselleria de Cultura y Deporte, por la que se incoa expediente para complementar la declaración de bien de interés cultural, con la categoría de bien inmaterial, de la «Romeria de les Canyes de Castelló», con la que se incorpora la Procesión de las Gaiatas y su simbolismo como seña identitaria de la ciudad de Castelló de la Plana.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 13 de febrero de 2024

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premiada. Auguraba el venidero de la gaiata como una armonía de luz, color y alegría.
Jaime Nos adivinaba la gaiata estilizada, perdiendo robustez y convirtiéndose en una
cosa esbelta, cuajada de adornos luminosos, pero sin figuras y escenas, ni esas partes
que echan en las Fallas; por lo tanto, no debían quemarse. Ya vaticinaba que «el papel
principal de la gaiata debe confiarse a la luz y el color». Conjuntaba ambas premisas:
importancia de la luz y no tienen que quemarse, Antonio Pascual Felip, miembro de la
Junta Central de Festejos, acuñaría la frase que ha pasado a la historia: «És un esclat de
llum, sense foc ni fum».
En aquella Magdalena de 1945 convivieron en el desfile, por primera vez, las gaiatas
individuales con las monumentales de los sectores; se fue abandonando la costumbre de
llevar las gaiatas sobre barras al hombro y se empezaron a utilizar carros echados por
individuos ataviados con saragüells y pañuelo. Aquellas primeras gaiatas monumentales
siguieron la estética tradicional del báculo con el farolillo iluminador que, en aquel
tiempo, estaban alimentados por baterías de coches, hecho que limitaba en gran medida
la luminosidad de estas y que fue uno de los problemas al que se buscaría solución,
unos años después. Así pues, la tercera incógnita de la ecuación gaiata quedaba
resuelta: al hecho de que no tenían que quemarse y que el papel de la luz sería
fundamental, se unía la forma identitaria del gayato, como elemento clave definitorio de
nuestro símbolo diferencial.
Con el fin de potenciar la figura de la gaiata monumental, en aquel primer año ya, se
convocó un concurso para elegir la mejor entre todas –un concurso que ha perdurado
hasta nuestros días. En aquel año de 1945 se premió con la distinción de mejor gaiata
monumental a la presentada por el sector número 11, seguida por la de los sectores 9
y 7. Desde el Ayuntamiento, queriendo marcar un camino de calidad en la ejecución de
los proyectos y de prestigio hacia el monumento, encarga el diseño de la primera gaiata
de la ciudad al laureado escultor Tomás Colón. Esta desfiló por primera vez en la
Magdalena de 1947 y causó gran admiración. Su farol central, de base cuadrada,
conformado por coloristas cristaleras con el detalle central del escudo de la ciudad;
ensartado en un espectacular juego de artísticos brazos, de talla, que soportaban
espectaculares picas con vasos de color, sorprendió al numeroso público que acudió a
contemplar su desfile.
El incremento del número de monumentos –doce de los sectores más la Gaiata de la
Ciudad– así como su mayor porte, supuso, en 1948, que el desfile de las gaiatas se
independizara del festejo penitencial, con lo que se conformó una comitiva
independiente, aunque no desligada. 1949 es un año en el que las gaiatas
monumentales hacen un salto cualitativo espectacular en cuanto a sistemas
luminotécnicos se refiere: un nuevo sistema de alimentación eléctrica permitirá
suministrarles energía, de manera continua, durante el desfile, dejando atrás las
molestas, pesadas y limitadas baterías. En este mismo año encontramos una referencia
al primer espectáculo de Magdalena Vítol, en el que se intentan conjuntar todas las
gaiatas monumentales de los sectores en la plaza Mayor, con el fin de dar un cierre
espectacular a esta edición festiva. No se obtuvo la respuesta esperada, pero seguro
que es un referente para el espectáculo del encendido de las gaiatas que apareció varias
décadas más tarde.
Poco a poco, la gaiata impregna todos y cada uno de los actos importantes de
nuestras fiestas fundacionales hasta el punto de convertirse en el elemento principal de
la escenografía de la imposición de bandas a la reina, en 1950; donde la gaiata de la
Ciudad de Colón presidía el escenario del Principal, iluminando, a sus pies, a la
recientemente coronada reina de las fiestas. El junio de 1951, la Junta Central de
Festejos de la Magdalena publicaba las bases para la construcción de la Gaiata de la
Ciudad que desfilaría en la Magdalena de 1952, edición en la que se conmemoraba el
VII centenario de la fundación de la ciudad. En la lectura de estas bases, en la que se da
el máximo protagonismo a la luz, encontramos una referencia a un elemento del que, no
porque no esté presente hasta hoy en las infinitas gaiatas, tanto individuales como
monumentales construidas hasta la fecha, no se tenía constancia escrita de su simbiosis

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Núm. 38