III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA. Patrimonio cultural inmaterial. (BOE-A-2024-264)
Resolución de 26 de diciembre de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de "La Acogida Tradicional Jacobea" como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Jueves 4 de enero de 2024

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hospitalidad jacobea se produce allí donde un peregrino a Santiago es acogido según los
principios de la Acogida Tradicional Jacobea, con independencia de la ruta seguida.
Siempre y cuando en tales itinerarios se constate la existencia de albergues de
peregrinos sin ánimo de lucro que se rijan por los principios de la ATJ. Por tanto, el
marco espacial no se limita únicamente al ámbito nacional, sino que se extiende más allá
de nuestras fronteras formando parte de ello cualquier país, región o localidad en el que
se dé lugar este fenómeno cultural. Si bien, hay que destacar las siguientes
Comunidades Autónomas de nuestro país donde la ATJ ha tenido y tiene una mayor
relevancia y donde esta manifestación está más extendida: Aragón, Navarra, País Vasco,
La Rioja, Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia. Por ellas atraviesan el Camino de
Santiago Francés y los Caminos del Norte de España, los dos más populares, y aquellos
reconocidos como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1993 y 2015 respectivamente.
Más allá del marco geográfico de la manifestación, esta se asienta en el marco
espacial de los albergues de acogida. La gestión de estos albergues que se rigen por los
principios de la ATJ es llevada a cabo tanto por instituciones eclesiásticas, herederas de
la tradición histórica, como de organizaciones laicas participes del principio de
hospitalidad universal. Así, estos albergues se caracterizan por su ausencia de ánimo de
lucro, ya se trate de albergues gratuitos, de donativo o aquellos que solicitan una
contraprestación adaptada a los costes de mantenimiento –variables en cada caso–, que
se aplica para poder seguir albergando a peregrinos, sin que se rechace a aquellos que
realmente no puedan afrontarla. Los albergues, además de dar cabida y acoger a los
peregrinos, se convierten en espacios que fomentan el altruismo y la solidaridad donde
los hospedados y los hospedadores pueden alojarse, compartir experiencias entre ellos
y, en su caso, reponer fuerzas y recibir cuidados espirituales y corporales.
5.

Comunidad portadora

La comunidad portadora de los valores jacobeos no son otros que los peregrinos y
aquellas instituciones y personas que tienen por misión y vocación prestarles el apoyo y
servicio necesario para que puedan realizar su peregrinación. A este grupo podemos
denominarlo como «agentes de la peregrinación», «agentes del camino» o «comunidad
jacobea», y está compuesto por los propios peregrinos, los hospitaleros voluntarios
(muchos de ellos peregrinos, otros a su servicio por vocación), las instituciones,
eclesiásticas y civiles que tienen entre sus objetivos la desinteresada asistencia al
peregrino –así ciertos monasterios, parroquias, diócesis, cofradías, fraternidades y
municipios, junto a las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago repartidas por
todo el mundo– y, a título individual, decenas de peregrinos que abren sus hogares para
acoger a otros peregrinos. En síntesis, la comunidad portadora de la ATJ estaría
compuesta por:
– Los peregrinos. Protagonistas esenciales de la peregrinación, su papel no es pasivo,
como meros receptores de la acogida, sino protagonista en la socialización con el resto de
peregrinos con los que comparten los espacios comunitarios del albergue: dormitorio, cocina,
comedor, sala de reuniones, capilla u oratorio, etc. Los desayunos y cenas comunitarias, por
lo general preparadas espontáneamente por los propios peregrinos o por los hospitaleros, y
las tertulias y cánticos que siguen a las segundas, constituyen un auténtico ritual, una especie
de liturgia del grupo de peregrinos que coinciden en esa jornada en cada albergue, y que se
repite durante el desarrollo del viaje, cambiando el marco y las personas, pero no el espíritu.
Esta convivencia favorece el intercambio de experiencias entre el grupo y los hospitaleros, y
constituye uno de los momentos más enriquecedores de la experiencia de la peregrinación.
Por otro lado, y como resultado del sentimiento identitario de pertenencia a la «comunidad
jacobea», son numerosos los casos de peregrinos que trasladan al plano vital tal sentimiento,
acogiendo a otros peregrinos en sus propios domicilios, o en albergues sostenidos por ellos.
– Los hospitaleros voluntarios. Representan la esencia de la ATJ, en cuanto
portadores y transmisores directos de los valores que identifican a lo jacobeo:
hospitalidad, fraternidad, universalidad, sentido identitario y continuación de una tradición

cve: BOE-A-2024-264
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Núm. 4