III. Otras disposiciones. ADMINISTRACIÓN LOCAL. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-24758)
Resolución de 2 de noviembre de 2023, del Consejo Insular de Menorca (Illes Balears), referente a la declaración del baile menorquín de jota y fandango como bien de interés cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 4 de diciembre de 2023

Sec. III. Pág. 161477

f) La comunidad portadora: bailadores, músicos (sonadors) y cantadores
integrantes de los diferentes grupos folclóricos de Menorca.
g) La indumentaria tradicional que visten los miembros de los grupos folclóricos que
escenifican estas danzas en los bailes de exhibición o de recreación de una época
determinada.
6.

Memoria histórica del bien

Es prácticamente imposible situar en el tiempo la exacta llegada del baile del
fandango y la jota a Menorca. Más difícil es, aún, averiguar cómo eran estos bailes en
sus orígenes y cómo han ido cambiando a lo largo de los tiempos hasta llegar a nuestros
días. El fandango y la jota que se bailan hoy en día son los que nos han transmitido
nuestros antepasados más inmediatos y, por tanto, nos permite retroceder sólo hasta
finales del siglo XIX.
El fandango es uno de los tipos más antiguos de danza española y uno de los bailes
tradicionales más extendidos hoy en día por toda la geografía de España, pero no
aparece documentado hasta principios del siglo XVIII.
En cuanto a la jota, Damià Bosch, en su trabajo Música y baile populares en Menorca
(2011), afirma que las diferentes jotas que se bailan y suenan por todas partes, incluida
Menorca, tienen muchas semejanzas, lo que deja claro el tronco común de las jotas que
se bailan y se suenan en los diferentes territorios y, en torno a sus orígenes, cree que es
el resultado de la simbiosis de unos bailes y una música procedentes del sur peninsular,
entroncados con el fandango, que se extienden por la vertiente mediterránea, se adaptan
a las particularidades de la zona y se fusionan con elementos de otros bailes y danzas
primitivas. Según su opinión, este proceso de formación y consolidación se produce a lo
largo del siglo XVIII y se extiende y generaliza al resto de España en el siglo XIX,
momento en el que sufre las últimas transformaciones de acuerdo con los usos y
costumbres de cada sitio. Según el autor, es entonces cuando se definen las actuales
jota de Ansó (Huesca), jota de Moixent (Valencia), jota mallorquina o la fandanguera de
Menorca. Damià Bosch, a partir de las semejanzas de la música y la estructura de los
pasos de baile de estas cuatro jotas, dibuja un recorrido de la llegada de la jota a
Menorca. Cree que partiría del sur de Aragón, llegaría a Valencia y Alicante y, de allí,
daría el salto hacia Mallorca, para llegar después a nuestra isla. El autor refuerza esta
teoría mencionando que los seis puntos de jota, que todavía se bailan en Ciutadella, se
llaman aún pasos mallorquines y, estructuralmente, tienen muchos puntos en común con
las jotas mallorquinas, y que algunos músicos mallorquines mayores suenan el guitarrillo
de forma muy similar a como se hace en Ciutadella.
Por otro lado, buena parte de los instrumentos que actualmente acompañan a este
tipo de expresiones culturales se recogen en documentos más antiguos, de la primera
mitad del siglo XVIII, que se conservan en los diferentes archivos históricos de la isla,
como la guitarra, el guitarrillo, el tiple, la bandurria, el laúd o las castañuelas. En el caso
del guitarrillo (guitarró), considerado hoy un instrumento autóctono menorquín e
imprescindible en todo baile que se organiza, aparece citado con relativa frecuencia en
los fondos documentales de los archivos de la isla. Por citar algunos ejemplos, se recoge
el nombre en un inventario del año 1702 del capitán Antoni Pomar Villalonga de
Ciutadella que forma parte de un pliego de protocolos del notario Joan Codina del
Archivo Diocesano de Menorca; en un inventario del año 1714 del campesino de
Binissequí de Es Mercadal incluido en el libro de protocolos del notario Joan Ximenez del
Archivo Histórico de Maó; en las provisiones del alcalde cónsul de 1728 y 1747 del
Archivo Histórico Municipal de Ciutadella, y en un inventario del año 1786 de Francesc
Mir, de Ciutadella, incluido en el libro de protocolos del notario Pere Tremol del Archivo
Diocesano de Menorca. Estos datos pueden llevar a pensar que el guitarrillo ya se
tocaba para acompañar a los bailes del fandango y la jota en el siglo XVIII.
A mediados del siglo XVIII, el ingeniero británico destinado a Menorca John
Armstrong, en su History of the island of Minorca (1752), habla de los bailes

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Núm. 289