III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-20873)
Decreto 80/2023, de 26 de julio, por el que se declara bien de interés cultural a la "Iglesia Parroquial de San Pedro" de la localidad de Gata (Cáceres), con categoría de monumento.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 9 de octubre de 2023

Sec. III. Pág. 135018

cerca de la confluencia de los términos de Valverde del Fresno (Cáceres), Navasfrías
(Salamanca) y Sabugal (Portugal). Aunque tampoco habría que desdeñar el hidrónimo
Agadones, que encontramos en el piedemonte salmantino. De hecho, el mismo río
Agadones se nutre de las corrientes de la ladera del Puerto Viejo, en el límite provincial
de Robledillo de Gata. Sea como fuere, la Sierra de Gata ha sido una comarca poblada
desde tiempos ancestrales, aunque el conocimiento de sus asentamientos prehistóricos
continúa siendo muy precario.
No será hasta época romana cuando los valles serragatinos se pueblen de forma
sistemática. Gata debió contar con algún tipo de asentamiento en la zona de las
Gomanas, al sur de la población, a tenor de diversos hallazgos. La denominada vía
Dalmacia fue el eje articulador de la comarca en la antigüedad. En cuanto a la
dominación visigoda, resulta igualmente muy desconocida en toda la comarca, si bien en
Gata se encuentra testimoniada.
Sierra de Gata se convirtió en una zona fronteriza durante buena parte de la
dominación musulmana y, debido a ello, en esta época se construyeron la mayoría de los
castillos que han subsistido hasta la actualidad, incluyendo la Almenara de Gata, en el
pico más meridional de la sierra de las Jañonas. Además de estas fortalezas, el sistema
defensivo se completaba con fortines y atalayas de vigilancia. Podemos rastrear, incluso,
un tercer indicio al oeste de la población, en un cerro contiguo, donde aún subsiste el
topónimo de El Fortín.
La crónica de Alfonso III cita a Agatum como uno de los lugares por los que
incursionó el rey astur Alfonso I (739-757), aunque si se refiere a la población de Gata o
a la sierra en general (Domené, 2011). Al parecer, los musulmanes denominaban a este
paraje como Albarranes, nombre árabe que designa a una comunidad de pastores libres,
no sometidos a ningún poder señorial. La Almenara fue tomada en el año 1166 por
Fernando II, pero la reconquista definitiva de la comarca no se produce hasta principios
del siglo XIII, tras el impulso que supuso la victoria de las Navas de Tolosa (1212). A
mediados de la centuria, en 1251, durante el reinado de Fernando III, el Bulario de
Alcántara refiere la existencia de una primera iglesia en Gata, debiendo situar la
fundación de la población, por tanto, antes de esas fechas. El lugar formaba parte de la
encomienda alcantarina de Santibáñez el Alto, junto con Torre de don Miguel, Hernán
Pérez o Torrecillas de los Ángeles, entre otros. Años más tarde, mientras algunas villas
del entorno recibían sus primeros fueros, en 1257 Gata debía conformarse con algunas
exenciones. En sus orígenes, la población habría estado amurallada, como evidencian
las tres puertas que testimonia Guerra Hontiveros. Aunque alejado de Gata, existía en su
término otro núcleo de población, la Aldea del Fresno.
A comienzos del siglo XIV, se reconstruye por completo la Almenara. En su primer
siglo de vida, la localidad era ya una de las más boyantes de la sierra, y sus vecinos
practicaban la trashumancia tanto hacia el norte como hacia el sur, como se deduce de
las exenciones de pontazgos concedidas por diferentes maestres. En 1414, les
otorgaron también la aldea del Fresno, que en esa fecha estaba «yerma é despoblada»
(Guerra, 1897).
En septiembre de 1410, siendo maestre el infante Sancho, y gobernador en su
nombre Juan de Sotomayor, se celebró en la iglesia de San Pedro de Gata capítulo
general de la Orden de Alcántara. Evidentemente no se trataba de la iglesia actual, sino
de su precedente. En cualquier caso, cabe destacar como singularidad de este templo el
que ya tuviera reloj, en el año 1480, según declaran los visitadores de la orden.
A finales del siglo XIV, se establece en el paraje del Hoyo el acaudalado
mirobrigense Alonso Rodríguez, que legó a la orden franciscana bienes suficientes para
sufragar la construcción de un convento, tarea que se llevó a cabo tras la obtención del
preceptivo permiso de la Orden de Alcántara. El nuevo convento de Monte Coeli aparece
ya citado en una bula papal del año 1432.
En el inicio de la edad moderna fue esta la época de mayor esplendor del convento
del Monte Coeli, que desde 1560 renueva el claustro y la iglesia con ayuda de la corona.
Su época de auge coincide sin embargo con la decadencia de la Almenara, que queda

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