III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-20873)
Decreto 80/2023, de 26 de julio, por el que se declara bien de interés cultural a la "Iglesia Parroquial de San Pedro" de la localidad de Gata (Cáceres), con categoría de monumento.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 9 de octubre de 2023

Sec. III. Pág. 135024

Toda el área de la nave se encuentra compartimentado en filas de inhumaciones,
perfectamente ordenadas, cuyas losas se encuentran identificadas con la debida
numeración.
– Bienes muebles asociados.
El Retablo Mayor de la parroquia de Gata es una pieza magnífica de arquitectura,
escultura y pintura que ocupa el testero plano del ábside. Se trata de una obra fruto de la
corriente originada por la realización del de Santa María de Cáceres, por Roque
Balduque y Guillén Ferrant; ensambladores e imagineros lo copiaron hasta la saciedad,
con mayor o menor fortuna, durante toda la segunda mitad del siglo XVI. El de Gata hay
que fijarlo en estos momentos y atribuir la parte escultórica (sin duda, la más atractiva) al
escultor Pedro de Paz, tal vez el más aventajado seguidor de Balduque en estas tierras
extremeñas. Todo el conjunto ha sido objeto de un minucioso estudio por parte del
profesor Torres Pérez.
Se alza desde un sotabanco berroqueño decorado con cartelas manieristas de
cueros recortados, en las que alternan las cruces de la Orden de Alcántara con las llaves
de san Pedro, patrono de la parroquia. También se disponen en dicho sotabanco,
intercaladas, bellas ménsulas curvilíneas adornadas con acantos y testas de querubines.
Consta el retablo de: banco, tres cuerpos de clasicista arquitectura renacentista
(separados por frisos, en donde se distinguen querubines, cartelas y otros motivos de
estirpe manierista) y ático o remate. Las columnas, acanaladas, son jónicas en el cuerpo
inferior, y compuestas en los dos restantes: los fustes van abrazados a un tercio de su
altura por carátulas y querubines de los que penden frutas y telas.
En el banco se aprecian en mediorrelieve las efigies de los cuatro evangelistas, muy
similares en su disposición tendida a los berruguetescos del cacereño retablo de la
parroquia de Santiago. Entre estas figuras se insertan dos apaisados tableros de pincel
con los cuatro padres de la iglesia occidental: san Ambrosio y san Agustín, por el
Evangelio, y san Jerónimo y san Gregorio por el lado de la Epístola. En el libro abierto
que sostiene san Gregorio se lee una inscripción muy curiosa que alude a la devoción
que se le profesaba en Gata en siglos pasados: Prometió la villa de Gata guardar su día
por voto de este Santo.
Los tres cuerpos del retablo exhiben siete calles en las que se suceden hornacinas
de medio punto (cuatro en cada piso) que guardan las efigies de los doce apóstoles, y
grandes tableros rectangulares de pincel, seis en total y dos en cada orden del retablo.
Los apóstoles son los siguientes, de abajo a arriba y de izquierda a derecha: Santiago el
Mayor, san Pedro, san Pablo, san Juan (en el primer nivel); san Bartolomé, san Andrés,
santo Tomás, san Judas Tadeo (en el segundo piso), san Mateo, Santiago el Menor, san
Simón y san Felipe (en el último cuerpo). Los tableros de pincel, ejecutados por Pedro de
Córdoba, contienen las siguientes escenas: en el primer cuerpo La Santa Cena (en la
que, como dato curioso, se presenta al fondo El Lavatorio) y la Oración en el Huerto (con
El Prendimiento figurado a la derecha de la composición); en el cuerpo central del retablo
vemos dos cuadros relacionados con el santo patrón del templo, no exentos de ciertos
toques picarescos: a la izquierda San Pedro liberado de su prisión por el ángel y a la
derecha La Crucifixión del primer pontífice de la iglesia. Los tableros de La Anunciación y
de La Coronación de la Virgen culminan el retablo.
La calle central del retablo se reserva para las composiciones de mayor importancia
desde un punto de vista simbólico. La hornacina principal la ocupa una pesada escultura
de san Pedro sentado en la cátedra y revestido de pontifical, y en la inmediatamente
superior se distingue una bonita figura de la asunción de la Virgen rodeada de una
aureola de rayos y de la típica danza de angelitos. Corona el conjunto un expresivo
crucificado situado sobre un fondo pictórico de ciudad, con el cielo estrellado y con los
alegóricos luna y sol. Este último se cobija bajo un dosel de cortinajes tallados en la
misma madera y lo flanquean las efigies de santa María Magdalena y la de otra santa
difícilmente identificable, quizá santa Ana. Lo cierto es que esta parte del retablo se
alteró con posterioridad a su ejecución, pues en una descripción del tempo, y

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