III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-17056)
Resolución de 13 de julio de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de "La Zarzuela" como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 175
Lunes 24 de julio de 2023
Sec. III. Pág. 107930
Filipinas, y cuyas músicas y dichos han pasado a ser parte de nuestro legado cultural.
Obras como La gran vía, Cádiz, La verbena de la Paloma; La Revoltosa, El dúo de La
Africana, La viejecita, El baile de Luis Alonso, La boda de Luis Alonso, La Tempranica,
son auténticos monumentos de nuestra cultura.
El año 1900 supuso no sólo un corte cronológico sino también una fecha simbólica
que produjo un cambio de mentalidad en toda Europa. En la España de comienzos del
siglo, el mundo lírico sufre una auténtica revolución. Se acercan a la zarzuela más de un
centenar de autores, escritores y músicos, que escribieron en torno a 3.500 obras hasta
la Guerra Civil, en uno de los periodos más prolíficos y multiformes del género. Se
produjo entonces más zarzuela y más consumo de ella que nunca.
En 1901 se produce un hecho simbólico, el estreno de una obra de Joaquín Valverde
y Tomás Barrera titulada El género ínfimo, todo un símbolo porque define un tipo de
producto que lo contamina todo. Las nuevas variables que surgen en la zarzuela se
pueden ordenar así:
– El Género ínfimo, que comienza en 1901 junto con las variedades que acompañan
a este género, varietés y la comedia musical. Dura hasta los años 30.
– La Zarzuela regional, que va desde mediados de la década del 1910 hasta el final
de la guerra.
– La Revista de visualidad, que vive con fuerza desde el 1915 hasta el Franquismo.
– La Opereta, que se da entre 1905 y 1920.
– La Zarzuela grande restaurada, que comienza a partir del estreno de Doña
Francisquita en 1923.
– Las Parodias, que se suceden e imponen en el mercado, donde lo peor es, sin
duda, el libreto.
Además, a comienzos de siglo surge uno de los mayores enemigos del género: el
cinematógrafo, que ofrecía al espectador un entretenimiento mucho más barato y fácil de
poner en escena. La zarzuela resistió, como revela tanto el número de teatros que en la
España y la América del siglo XX se dedican a la zarzuela como los datos de creación de
obras, ambos simplemente impresionantes.
La zarzuela, con todas las variantes que acabamos de citar: ínfimo, varietés, opereta,
revista, zarzuela rural, se convierte en uno de los ejes fundamentales de la cultura
hispana coetánea, en la que se entrecruzan la cultura popular y la cultura liberal. El
nuevo teatro musical era un espacio cultural donde era posible la convivencia de
transgresión y tradición, modernidad y casticismo, lo nacional y lo internacional. El
género es una poderosa máquina de modernidad.
España vive entonces tres décadas prodigiosas de enorme complejidad lírica
protagonizadas por nuevos nombres: los Serrano, Vives, Alonso, Guridi, Luna, Padilla,
Guerrero, Del Campo, Sorozábal, Moreno Torroba, etc., que siguen siendo hoy los
autores más vivos y recordados del repertorio.
Actividades y oficios: las compañías
La vida de la zarzuela en España e Hispanoamérica tiene un aspecto que no puede
pasar desapercibido y es lo que supuso como forma y medio de vida y sostenedor de la
actividad cultural. Para materializarse, la zarzuela necesitó una organización económica
y social compleja que ha tenido consecuencias importantes en el pueblo y ciertos tipos
de economía.
El desarrollo de la vida zarzuelística implica la participación de una enorme variedad
de técnicos que se añaden a los principales protagonistas que son los cantantes,
bailarines, actores y músicos. El teatro lírico hispano necesita de numerosos
protagonistas de diversas artes y oficios populares: copiantes de música, afinadores,
apuntadores de música y verso, maquinaria con su director, pintores, mueblistas,
guardarropía, armas y atrezzería, sastres, peluqueros, modistas, sombrereros,
escenógrafos, iluminadores, avisadores, billeteros, guarda almacenes, porteros del
cve: BOE-A-2023-17056
Verificable en https://www.boe.es
4.
Núm. 175
Lunes 24 de julio de 2023
Sec. III. Pág. 107930
Filipinas, y cuyas músicas y dichos han pasado a ser parte de nuestro legado cultural.
Obras como La gran vía, Cádiz, La verbena de la Paloma; La Revoltosa, El dúo de La
Africana, La viejecita, El baile de Luis Alonso, La boda de Luis Alonso, La Tempranica,
son auténticos monumentos de nuestra cultura.
El año 1900 supuso no sólo un corte cronológico sino también una fecha simbólica
que produjo un cambio de mentalidad en toda Europa. En la España de comienzos del
siglo, el mundo lírico sufre una auténtica revolución. Se acercan a la zarzuela más de un
centenar de autores, escritores y músicos, que escribieron en torno a 3.500 obras hasta
la Guerra Civil, en uno de los periodos más prolíficos y multiformes del género. Se
produjo entonces más zarzuela y más consumo de ella que nunca.
En 1901 se produce un hecho simbólico, el estreno de una obra de Joaquín Valverde
y Tomás Barrera titulada El género ínfimo, todo un símbolo porque define un tipo de
producto que lo contamina todo. Las nuevas variables que surgen en la zarzuela se
pueden ordenar así:
– El Género ínfimo, que comienza en 1901 junto con las variedades que acompañan
a este género, varietés y la comedia musical. Dura hasta los años 30.
– La Zarzuela regional, que va desde mediados de la década del 1910 hasta el final
de la guerra.
– La Revista de visualidad, que vive con fuerza desde el 1915 hasta el Franquismo.
– La Opereta, que se da entre 1905 y 1920.
– La Zarzuela grande restaurada, que comienza a partir del estreno de Doña
Francisquita en 1923.
– Las Parodias, que se suceden e imponen en el mercado, donde lo peor es, sin
duda, el libreto.
Además, a comienzos de siglo surge uno de los mayores enemigos del género: el
cinematógrafo, que ofrecía al espectador un entretenimiento mucho más barato y fácil de
poner en escena. La zarzuela resistió, como revela tanto el número de teatros que en la
España y la América del siglo XX se dedican a la zarzuela como los datos de creación de
obras, ambos simplemente impresionantes.
La zarzuela, con todas las variantes que acabamos de citar: ínfimo, varietés, opereta,
revista, zarzuela rural, se convierte en uno de los ejes fundamentales de la cultura
hispana coetánea, en la que se entrecruzan la cultura popular y la cultura liberal. El
nuevo teatro musical era un espacio cultural donde era posible la convivencia de
transgresión y tradición, modernidad y casticismo, lo nacional y lo internacional. El
género es una poderosa máquina de modernidad.
España vive entonces tres décadas prodigiosas de enorme complejidad lírica
protagonizadas por nuevos nombres: los Serrano, Vives, Alonso, Guridi, Luna, Padilla,
Guerrero, Del Campo, Sorozábal, Moreno Torroba, etc., que siguen siendo hoy los
autores más vivos y recordados del repertorio.
Actividades y oficios: las compañías
La vida de la zarzuela en España e Hispanoamérica tiene un aspecto que no puede
pasar desapercibido y es lo que supuso como forma y medio de vida y sostenedor de la
actividad cultural. Para materializarse, la zarzuela necesitó una organización económica
y social compleja que ha tenido consecuencias importantes en el pueblo y ciertos tipos
de economía.
El desarrollo de la vida zarzuelística implica la participación de una enorme variedad
de técnicos que se añaden a los principales protagonistas que son los cantantes,
bailarines, actores y músicos. El teatro lírico hispano necesita de numerosos
protagonistas de diversas artes y oficios populares: copiantes de música, afinadores,
apuntadores de música y verso, maquinaria con su director, pintores, mueblistas,
guardarropía, armas y atrezzería, sastres, peluqueros, modistas, sombrereros,
escenógrafos, iluminadores, avisadores, billeteros, guarda almacenes, porteros del
cve: BOE-A-2023-17056
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