III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-17056)
Resolución de 13 de julio de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de "La Zarzuela" como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 24 de julio de 2023
Sec. III. Pág. 107929
producto de espectáculo y entretenimiento, hecho a la medida de la gente de la calle que
se entrega a él.
El Género Chico apela a un público más popular, que buscaba en el teatro lírico el
reflejo de la problemática diaria. En los treinta años que van desde el 1880 al 1910, su
crecimiento fue intenso y rápido, y el público se lanzó al consumo de unas melodías
directas, elementales y no por ello menos geniales, como comprenderá Nietzsche, que
llegó a admirar La Gran Vía de Chueca.
Dos subgéneros surgen dentro de Género Chico, el sainete y la revista, ambos
movidos por realidades vivenciales. El primero presenta personajes y ambientes
populares urbanos, de carácter cómico, lenguaje coloquial y final feliz, donde se narra
una breve historia de amor. Así sucede en La verbena de la Paloma de Tomás Bretón. El
segundo alude a la actualidad pasada o presente, como ocurre en La Gran Vía de
Federico Chueca, inspirada en la futura construcción de una nueva calle, la Gran Vía.
Existen muchas variantes en le revista: revistas cómico-lírica, revista crítica, fantástica,
infantil, satírica, taurómaca, revista general, cómico-lírica-volátil, político-religiosa,
político- social, madrileña, etc.
Por el escenario de estos géneros desfilan políticos o munícipes, cupletistas,
productos de moda, problemas municipales, los precios, el calor de Madrid, las óperas
de moda, los bailes que hacían furor, las fiestas populares, los tipos y situaciones
castizas… Todo era un guiño de comunicación con el público. El Género Chico toca
todos los temas que preocupan a aquella sociedad finisecular, ya sean políticos,
patrióticos, sociales o religiosos. Los personajes que pueblan los sainetes se repiten:
serenos, cigarreras, aguadoras, carteros, el señorito y la señorita, lavanderas, churreras,
amas de cría, chulas, huéspedes, políticos, notarios, murguistas, barquilleros, patronas,
toreros, chulos, serenos y guardias, el inevitable cesante… También hay una serie de
lugares comunes donde suceden los hechos: verbenas y romerías, paseos, iglesias,
corralas, la cárcel, el río, la ermita, la casa de empeños… y por fin, objetos: los abanicos,
las sombrillas, el botijo, el aguardiente, el organillo, la mantilla, el mantón de Manila, los
coches de punto.
El Género Chico está constituido por una serie de «números musicales» –suite de
danzas en terminología de Ramón Barce– articulados en coplas, cuplés, cantables,
coros, todos definibles por su carácter popular. Tres estratos conforman las músicas. La
mayor parte pertenecen a una especie de acerbo musical popular reconocible por el
oyente con melodías directas que respondían a su sensibilidad. El segundo proviene del
uso de músicas de los cancioneros populares o simplemente de las canciones que el
pueblo cantaba a diario, lejos de cualquier exigencia del bel canto, pero con una efectiva
fuerza de comunicación. Es como si el autor contase con la participación del público que
la ha de escuchar. Y el tercer estrato, igualmente importante, es el que podemos
denominar folklore urbano que procede de los salones de baile que están viviendo su
edad de oro, por ejemplo, en Certamen nacional de Manuel Nieto.
Esta eclosión del Género Chico se debió no sólo a los músicos, sino también al gran
número de escritores y dramaturgos que prueban fortuna en él. Recordemos que el
Género Chico había nacido inicialmente como fenómeno exclusivamente literario.
Esta forma lírica se fundamenta en un mundo literario en el que el libretista tenía que
someterse a una estrategia muy antigua, en la que lo esencial era el desfile de tipos y de
escenarios y la risa catártica y liberadora, y además, contemplar al compañero de viaje
que era el músico para conseguir un producto que interesase a la masa, una masa que
buscaba la mezcla de la representación de las «cosas» populares con los problemas del
día, siempre vistos desde la estilización delicada y cómica sin llegar al esperpento
deformador que resulta ajeno a la masa popular, acudiendo siempre al conciliador final
feliz. La fórmula aseguraba el éxito popular e incluso la repercusión social.
Más de mil títulos se producen desde 1880 en que se inicia el Género Chico
hasta 1910. Ruperto Chapí, Tomás Bretón, Federico Chueca, Gerónimo Giménez,
Manuel Nieto, etc. nos dejaron obras que son auténticos mojones de la cultura popular
de la hispanidad, oídas millares de veces en todo el mundo hispano, incluidas las
cve: BOE-A-2023-17056
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 175
Lunes 24 de julio de 2023
Sec. III. Pág. 107929
producto de espectáculo y entretenimiento, hecho a la medida de la gente de la calle que
se entrega a él.
El Género Chico apela a un público más popular, que buscaba en el teatro lírico el
reflejo de la problemática diaria. En los treinta años que van desde el 1880 al 1910, su
crecimiento fue intenso y rápido, y el público se lanzó al consumo de unas melodías
directas, elementales y no por ello menos geniales, como comprenderá Nietzsche, que
llegó a admirar La Gran Vía de Chueca.
Dos subgéneros surgen dentro de Género Chico, el sainete y la revista, ambos
movidos por realidades vivenciales. El primero presenta personajes y ambientes
populares urbanos, de carácter cómico, lenguaje coloquial y final feliz, donde se narra
una breve historia de amor. Así sucede en La verbena de la Paloma de Tomás Bretón. El
segundo alude a la actualidad pasada o presente, como ocurre en La Gran Vía de
Federico Chueca, inspirada en la futura construcción de una nueva calle, la Gran Vía.
Existen muchas variantes en le revista: revistas cómico-lírica, revista crítica, fantástica,
infantil, satírica, taurómaca, revista general, cómico-lírica-volátil, político-religiosa,
político- social, madrileña, etc.
Por el escenario de estos géneros desfilan políticos o munícipes, cupletistas,
productos de moda, problemas municipales, los precios, el calor de Madrid, las óperas
de moda, los bailes que hacían furor, las fiestas populares, los tipos y situaciones
castizas… Todo era un guiño de comunicación con el público. El Género Chico toca
todos los temas que preocupan a aquella sociedad finisecular, ya sean políticos,
patrióticos, sociales o religiosos. Los personajes que pueblan los sainetes se repiten:
serenos, cigarreras, aguadoras, carteros, el señorito y la señorita, lavanderas, churreras,
amas de cría, chulas, huéspedes, políticos, notarios, murguistas, barquilleros, patronas,
toreros, chulos, serenos y guardias, el inevitable cesante… También hay una serie de
lugares comunes donde suceden los hechos: verbenas y romerías, paseos, iglesias,
corralas, la cárcel, el río, la ermita, la casa de empeños… y por fin, objetos: los abanicos,
las sombrillas, el botijo, el aguardiente, el organillo, la mantilla, el mantón de Manila, los
coches de punto.
El Género Chico está constituido por una serie de «números musicales» –suite de
danzas en terminología de Ramón Barce– articulados en coplas, cuplés, cantables,
coros, todos definibles por su carácter popular. Tres estratos conforman las músicas. La
mayor parte pertenecen a una especie de acerbo musical popular reconocible por el
oyente con melodías directas que respondían a su sensibilidad. El segundo proviene del
uso de músicas de los cancioneros populares o simplemente de las canciones que el
pueblo cantaba a diario, lejos de cualquier exigencia del bel canto, pero con una efectiva
fuerza de comunicación. Es como si el autor contase con la participación del público que
la ha de escuchar. Y el tercer estrato, igualmente importante, es el que podemos
denominar folklore urbano que procede de los salones de baile que están viviendo su
edad de oro, por ejemplo, en Certamen nacional de Manuel Nieto.
Esta eclosión del Género Chico se debió no sólo a los músicos, sino también al gran
número de escritores y dramaturgos que prueban fortuna en él. Recordemos que el
Género Chico había nacido inicialmente como fenómeno exclusivamente literario.
Esta forma lírica se fundamenta en un mundo literario en el que el libretista tenía que
someterse a una estrategia muy antigua, en la que lo esencial era el desfile de tipos y de
escenarios y la risa catártica y liberadora, y además, contemplar al compañero de viaje
que era el músico para conseguir un producto que interesase a la masa, una masa que
buscaba la mezcla de la representación de las «cosas» populares con los problemas del
día, siempre vistos desde la estilización delicada y cómica sin llegar al esperpento
deformador que resulta ajeno a la masa popular, acudiendo siempre al conciliador final
feliz. La fórmula aseguraba el éxito popular e incluso la repercusión social.
Más de mil títulos se producen desde 1880 en que se inicia el Género Chico
hasta 1910. Ruperto Chapí, Tomás Bretón, Federico Chueca, Gerónimo Giménez,
Manuel Nieto, etc. nos dejaron obras que son auténticos mojones de la cultura popular
de la hispanidad, oídas millares de veces en todo el mundo hispano, incluidas las
cve: BOE-A-2023-17056
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Núm. 175