III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-13948)
Resolución de 21 de febrero de 2023, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo, por la que se incoa expediente para la declaración de los oficios y saberes relacionados con el bote de vela latina y la práctica de su navegación en la ría del Eo, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 12 de junio de 2023
2.2.1
Sec. III. Pág. 83632
Selección de la madera.
La madera es el elemento principal de la embarcación tradicional y por eso, su
elección y selección, es una de las partes más críticas del proceso constructivo. Saber
diferenciar bien y evitar el sámago o albura (parte más blanda de la madera) es
imprescindible para garantizar un correcto mantenimiento de la embarcación.
El carpintero de ribera acudía a los montes para seleccionar la madera más
adecuada en cada caso para las diferentes piezas y supervisaba que el corte se
realizara en la época más propicia con el fin de garantizar las mejores propiedades,
guiándose por la forma natural de los troncos, teniendo en cuenta la dirección de la veta,
con el fin de aprovechar mejor la resistencia de las fibras.
La presencia de la savia en la madera recién cortada significa la existencia de
nutrientes que la hacen atractiva para el ataque de los hongos y xilófagos que
encuentran así un medio ideal para alimentarse y reproducirse. Por otra parte, la savia
da lugar a un proceso de fermentación que facilita el fenómeno de pudrición de la
madera. Por este motivo en las maderas utilizadas en la construcción naval era
necesario reducir la cantidad de savia y para ello se elegía cuidadosamente el momento
más adecuado para el corte. En algunas maderas como el roble, con una savia
particularmente agresiva, se procedía a un proceso de curado posterior al corte (agua de
mar en zona de marea que descubría en la bajamar).
Los meses más adecuados para el corte son aquellos en los que se reduce la
actividad vegetativa de los árboles debido a la disminución de la incidencia solar, que
corresponde con los últimos meses del otoño y los meses invernales, concretamente de
noviembre a febrero. En estos meses se minimiza la actividad de la savia en los vasos.
Dentro de este periodo los serradores esperaban a los días correspondientes a la luna
en cuarto menguante para tener en cuenta la influencia de la gravitación de la luna, a
través del periodo lunar, sobre la circulación vertical de la savia en el tronco del árbol, y
por último elegían para el corte las horas correspondientes a la caída de la tarde en las
que se reduce la actividad de la savia. Se buscaba por tanto la coincidencia de los tres
ciclos, solar, lunar y diario con el objeto de reducir la presencia de la savia en los vasos
leñosos.
Debido a que la madera tiene su máxima resistencia y elasticidad en la dirección de
las fibras, vasos leñosos o vetas, la selección de la madera que va a utilizarse en
elementos estructurales de superficie curva, por ejemplo en las cuadernas, se realiza
buscando aquellos troncos o ramas que posean una curvatura similar a la que tendrá
finalmente la pieza. De esta forma se consigue que la dirección principal de la misma
coincida con la de las fibras de la madera (selección dendromórfica).
Estos troncos o ramas dotados de curvatura natural, útiles para piezas con forma
como son las cuadernas, rodas, etc., recibe la denominación de madera de vuelta o de
figura. Los troncos o ramas rectas, sin curvatura, denominados madera derecha, se
utilizan en piezas como la quilla, el codaste, etc.
Una vez en el taller, y hasta que sean utilizadas, las piezas de madera se almacenan
en lugares no muy soleados, en forma de tijera o unas sobre otras, separadas por
listones, para que se sequen bien. El tanino que encierran sus fibras acelera la oxidación
de los pernos y clavos fabricados con aleaciones de hierro, problema que se ha resuelto
históricamente con la renovación periódica de estos elementos y en época más reciente
mediante el empleo del galvanizado en el proceso final de fabricación de la pernería y
clavazón. También se han utilizado materiales metálicos no férricos como el cobre o sus
aleaciones y en épocas más recientes el acero inoxidable.
Las maderas de roble, castaño e iroko son las más utilizadas por sus características
de densidad, dureza, estabilidad y alta resistencia. La durabilidad y resistencia a
xilófagos marinos es también un factor determinante en la elección de este tipo de
maderas que han pervivido durante siglos en la construcción naval y siguen utilizándose
hoy día en la construcción de los botes de vela latina de la ría del Eo.
cve: BOE-A-2023-13948
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 139
Lunes 12 de junio de 2023
2.2.1
Sec. III. Pág. 83632
Selección de la madera.
La madera es el elemento principal de la embarcación tradicional y por eso, su
elección y selección, es una de las partes más críticas del proceso constructivo. Saber
diferenciar bien y evitar el sámago o albura (parte más blanda de la madera) es
imprescindible para garantizar un correcto mantenimiento de la embarcación.
El carpintero de ribera acudía a los montes para seleccionar la madera más
adecuada en cada caso para las diferentes piezas y supervisaba que el corte se
realizara en la época más propicia con el fin de garantizar las mejores propiedades,
guiándose por la forma natural de los troncos, teniendo en cuenta la dirección de la veta,
con el fin de aprovechar mejor la resistencia de las fibras.
La presencia de la savia en la madera recién cortada significa la existencia de
nutrientes que la hacen atractiva para el ataque de los hongos y xilófagos que
encuentran así un medio ideal para alimentarse y reproducirse. Por otra parte, la savia
da lugar a un proceso de fermentación que facilita el fenómeno de pudrición de la
madera. Por este motivo en las maderas utilizadas en la construcción naval era
necesario reducir la cantidad de savia y para ello se elegía cuidadosamente el momento
más adecuado para el corte. En algunas maderas como el roble, con una savia
particularmente agresiva, se procedía a un proceso de curado posterior al corte (agua de
mar en zona de marea que descubría en la bajamar).
Los meses más adecuados para el corte son aquellos en los que se reduce la
actividad vegetativa de los árboles debido a la disminución de la incidencia solar, que
corresponde con los últimos meses del otoño y los meses invernales, concretamente de
noviembre a febrero. En estos meses se minimiza la actividad de la savia en los vasos.
Dentro de este periodo los serradores esperaban a los días correspondientes a la luna
en cuarto menguante para tener en cuenta la influencia de la gravitación de la luna, a
través del periodo lunar, sobre la circulación vertical de la savia en el tronco del árbol, y
por último elegían para el corte las horas correspondientes a la caída de la tarde en las
que se reduce la actividad de la savia. Se buscaba por tanto la coincidencia de los tres
ciclos, solar, lunar y diario con el objeto de reducir la presencia de la savia en los vasos
leñosos.
Debido a que la madera tiene su máxima resistencia y elasticidad en la dirección de
las fibras, vasos leñosos o vetas, la selección de la madera que va a utilizarse en
elementos estructurales de superficie curva, por ejemplo en las cuadernas, se realiza
buscando aquellos troncos o ramas que posean una curvatura similar a la que tendrá
finalmente la pieza. De esta forma se consigue que la dirección principal de la misma
coincida con la de las fibras de la madera (selección dendromórfica).
Estos troncos o ramas dotados de curvatura natural, útiles para piezas con forma
como son las cuadernas, rodas, etc., recibe la denominación de madera de vuelta o de
figura. Los troncos o ramas rectas, sin curvatura, denominados madera derecha, se
utilizan en piezas como la quilla, el codaste, etc.
Una vez en el taller, y hasta que sean utilizadas, las piezas de madera se almacenan
en lugares no muy soleados, en forma de tijera o unas sobre otras, separadas por
listones, para que se sequen bien. El tanino que encierran sus fibras acelera la oxidación
de los pernos y clavos fabricados con aleaciones de hierro, problema que se ha resuelto
históricamente con la renovación periódica de estos elementos y en época más reciente
mediante el empleo del galvanizado en el proceso final de fabricación de la pernería y
clavazón. También se han utilizado materiales metálicos no férricos como el cobre o sus
aleaciones y en épocas más recientes el acero inoxidable.
Las maderas de roble, castaño e iroko son las más utilizadas por sus características
de densidad, dureza, estabilidad y alta resistencia. La durabilidad y resistencia a
xilófagos marinos es también un factor determinante en la elección de este tipo de
maderas que han pervivido durante siglos en la construcción naval y siguen utilizándose
hoy día en la construcción de los botes de vela latina de la ría del Eo.
cve: BOE-A-2023-13948
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 139