III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-12775)
Resolución de 10 de mayo de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de "Los toques tradicionales de guitarra en el marco de las fiestas participativas" como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 30 de mayo de 2023
Sec. III. Pág. 74986
que ya aporta por primera vez indicaciones sobre el movimiento de la mano. Después de
Sanz aparecen otros como Luz y norte de Lucas Ruiz de Ribayaz (1676), Reglas y
advertencias… de Pablo Minguet e Yrol (1760) que, o bien copian a los tratados
anteriores, o no ofrecen novedades.
El camino de la guitarra en España tomará durante el siglo XVII otros rumbos cada
vez más alejados del estilo rasgueado más característico de los ambientes populares.
Tanto el acompañamiento sobre la parte (bajo continuo) como el estilo punteado
requerirán de mayores conocimientos musicales y recibirán el beneplácito de eruditos y
tratadistas.
Con el surgimiento de la guitarra moderna (término acuñado por Tyler), el estilo
rasgueado seguirá su propio camino, pasando además a conformar el estereotipo de «lo
español». El barbero y su guitarra serán un binomio que aparece en el siglo XVII y se
prolonga hasta bien entrado el siglo XIX, conectando ya con los toques que, según
varios estudiosos, representan los orígenes del flamenco: los toques barberos (Cáceres
y Campo, 2013). Los tratados seguirán publicándose, pero cada vez abundará más el
estilo punteado (tanto en cifra como por notación actual).
Si bien el estilo rasgueado tiene una larguísima trayectoria como práctica popular
desde mediados del siglo XVI, parece que hasta mitad del siglo XIX no se encuentran
tratados que describan con detenimiento cómo interpretar piezas populares en estilo
rasgueado: afinación del instrumento, posturas acórdicas específicas en el mástil,
movimiento de la mano, golpeo de la tapa, etc.
De estos años tenemos el Modo práctico para aprender el rasgueo de la guitarra…
de Matías Jorge Rubio (publicado a partir de 1860 con múltiples ediciones), el Método de
bandurria y guitarra por numeración al sistema antiguo de Manuel Peñalba (1877) o el
manuscrito que elaboró Ruperto Ruiz de Velasco en 1895, tres obras que, si bien breves,
son determinantes para documentar la presencia y difusión de los toques de guitarra
tradicionales.
Desde los orígenes de la guitarra y paralelamente a la publicación de tratados
orientados a un público instruido y posiblemente de origen urbano, ha existido una
práctica musical de carácter popular (mayoritariamente ágrafa, mantenida por tradición
oral) que ha podido contener muchas otras prácticas musicales (técnicas, afinaciones,
repertorios) que actualmente nos son desconocidas.
Por otro lado, es necesario incidir en la importancia del mundo de la guitarra populartradicional (rasgueada) que, debido a su carácter conservador, ha seguido manteniendo
elementos que cuentan con gran antigüedad en la historia del instrumento y que en
muchos casos se daban por perdidos:
– En primer lugar, podemos hacer referencia al mantenimiento de guitarras de
órdenes, que teóricamente desaparecieron en las primeras décadas del siglo XIX según
la musicología histórica, pero que se han seguido empleando de facto por distintos
lugares del país.
– En segundo lugar, la pervivencia en la tradición popular de instrumentos con
diapasón a la altura de la tapa, conocidos como guitarros, guitarrillos, tiples, requintos,
etc., es otro elemento llamativo.
– Más allá de los instrumentos, resulta de gran valor que se hayan podido recoger
de la mano de la tradición oral los sistemas de cordaje y afinación de muchos de estos
instrumentos.
– Términos como «chillonas», «Pedro Antón», «son suelto», «son requinto» o «son
pasado» indican formas de configurar distintos instrumentos y seguramente hayan
servido a muchas generaciones para templar instrumentos que ya se tocaban en la
España del siglo XVII y XVIII.
Sin duda, existen claras razones para el mantenimiento de muchas de estas
prácticas musicales alejadas de lo que se considera la «evolución» (en términos
organicistas) de la guitarra y de la música que se interpretaba en ella. Tanto el uso de
órdenes en vez de cuerdas, como el empleo de guitarros con una factura muy cercana a
cve: BOE-A-2023-12775
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 128
Martes 30 de mayo de 2023
Sec. III. Pág. 74986
que ya aporta por primera vez indicaciones sobre el movimiento de la mano. Después de
Sanz aparecen otros como Luz y norte de Lucas Ruiz de Ribayaz (1676), Reglas y
advertencias… de Pablo Minguet e Yrol (1760) que, o bien copian a los tratados
anteriores, o no ofrecen novedades.
El camino de la guitarra en España tomará durante el siglo XVII otros rumbos cada
vez más alejados del estilo rasgueado más característico de los ambientes populares.
Tanto el acompañamiento sobre la parte (bajo continuo) como el estilo punteado
requerirán de mayores conocimientos musicales y recibirán el beneplácito de eruditos y
tratadistas.
Con el surgimiento de la guitarra moderna (término acuñado por Tyler), el estilo
rasgueado seguirá su propio camino, pasando además a conformar el estereotipo de «lo
español». El barbero y su guitarra serán un binomio que aparece en el siglo XVII y se
prolonga hasta bien entrado el siglo XIX, conectando ya con los toques que, según
varios estudiosos, representan los orígenes del flamenco: los toques barberos (Cáceres
y Campo, 2013). Los tratados seguirán publicándose, pero cada vez abundará más el
estilo punteado (tanto en cifra como por notación actual).
Si bien el estilo rasgueado tiene una larguísima trayectoria como práctica popular
desde mediados del siglo XVI, parece que hasta mitad del siglo XIX no se encuentran
tratados que describan con detenimiento cómo interpretar piezas populares en estilo
rasgueado: afinación del instrumento, posturas acórdicas específicas en el mástil,
movimiento de la mano, golpeo de la tapa, etc.
De estos años tenemos el Modo práctico para aprender el rasgueo de la guitarra…
de Matías Jorge Rubio (publicado a partir de 1860 con múltiples ediciones), el Método de
bandurria y guitarra por numeración al sistema antiguo de Manuel Peñalba (1877) o el
manuscrito que elaboró Ruperto Ruiz de Velasco en 1895, tres obras que, si bien breves,
son determinantes para documentar la presencia y difusión de los toques de guitarra
tradicionales.
Desde los orígenes de la guitarra y paralelamente a la publicación de tratados
orientados a un público instruido y posiblemente de origen urbano, ha existido una
práctica musical de carácter popular (mayoritariamente ágrafa, mantenida por tradición
oral) que ha podido contener muchas otras prácticas musicales (técnicas, afinaciones,
repertorios) que actualmente nos son desconocidas.
Por otro lado, es necesario incidir en la importancia del mundo de la guitarra populartradicional (rasgueada) que, debido a su carácter conservador, ha seguido manteniendo
elementos que cuentan con gran antigüedad en la historia del instrumento y que en
muchos casos se daban por perdidos:
– En primer lugar, podemos hacer referencia al mantenimiento de guitarras de
órdenes, que teóricamente desaparecieron en las primeras décadas del siglo XIX según
la musicología histórica, pero que se han seguido empleando de facto por distintos
lugares del país.
– En segundo lugar, la pervivencia en la tradición popular de instrumentos con
diapasón a la altura de la tapa, conocidos como guitarros, guitarrillos, tiples, requintos,
etc., es otro elemento llamativo.
– Más allá de los instrumentos, resulta de gran valor que se hayan podido recoger
de la mano de la tradición oral los sistemas de cordaje y afinación de muchos de estos
instrumentos.
– Términos como «chillonas», «Pedro Antón», «son suelto», «son requinto» o «son
pasado» indican formas de configurar distintos instrumentos y seguramente hayan
servido a muchas generaciones para templar instrumentos que ya se tocaban en la
España del siglo XVII y XVIII.
Sin duda, existen claras razones para el mantenimiento de muchas de estas
prácticas musicales alejadas de lo que se considera la «evolución» (en términos
organicistas) de la guitarra y de la música que se interpretaba en ella. Tanto el uso de
órdenes en vez de cuerdas, como el empleo de guitarros con una factura muy cercana a
cve: BOE-A-2023-12775
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Núm. 128