III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-12646)
Resolución de 11 de mayo de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de "Las expresiones culturales vinculadas a la cultura sorda y la lengua de signos española" como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 127
Lunes 29 de mayo de 2023
Sec. III. Pág. 74070
En el caso de España, a partir de los años 90, bajo el amparo de la CNSE, se
consolida el movimiento asociativo y se intensifica la actividad de la comunidad sorda en
el ámbito educativo y cultural. Recientemente, la comunidad destaca la identidad sorda
como principal valor en el que basar el trabajo de las asociaciones (Bilbao, VII Congreso
de la CNSE).
Así, el movimiento asociativo resulta fundamental en la defensa de los intereses de
las comunidades sordas en España. Su ámbito de actuación abarca todos los aspectos
de la vida, demostrando un sentimiento de comunidad que trasciende el asociacionismo
convencional. El 95 % de las personas sordas nacen en el seno de familias oyentes, de
manera que el marco principal para el aprendizaje y transmisión de la lengua de signos
es el colegio y el ámbito asociativo. Por ello, las expresiones culturales signadas, como
parte de las producciones culturales en LSE, se caracterizan por su transmisión
intergeneracional y fuera del ámbito familiar.
También en el ámbito asociativo se promueve la conservación y transmisión del
acervo cultural propio, así como la creación de producciones artísticas en lengua de
signos. Las asociaciones funcionan también como plataformas de contacto entre
comunidades sordas, tejiendo relaciones a través de, por ejemplo, encuentros deportivos
y culturales. En el plano social, en las asociaciones se establecen fórmulas de
convivencia que sustituyen a aquellas que las personas sordas y sordociegas no
encuentran en sus (otros) entornos de referencia. Se configuran, así, como espacios de
comunicación y de socialización, tejiendo redes personales y estructuras de participación
con fórmulas de autogobierno. En otras palabras, las asociaciones son espacios de
reflexión compartida en los que se idean y se transmiten estrategias para ir adecuando la
vida de la comunidad sorda a la cambiante realidad, al tiempo que se conserva y
promociona el acervo cultural propio.
En resumen, en las asociaciones la comunidad sorda encuentra lugares de
socialización, cohesión, ocio, información, apoyo y cooperación y producción cultural. En
ellas sus miembros se erigen como principales agentes de transmisión, recreación y
gestión de su patrimonio. Dentro de la asociación, soporte de las comunidades
portadoras de este patrimonio, no solo hay que considerar depositarias de este acervo
cultural a las personas sordas o sordociegas, sino también a las personas signantes y
vinculadas a la cultura sorda y a la lengua de signos, en tanto cuentan con un fuerte
sentido de identidad y pertenencia a la comunidad, a la lengua y a la cultura sorda.
Marco espacial y temporal: Asociaciones y escuelas específicas como lugares de
creación, recreación y transmisión de las expresiones culturales signadas
Las escuelas específicas y las asociaciones de personas sordas constituyen los
espacios que sirven a la comunidad sorda y sordociega como entorno cultural de
referencia y lugar de creación, recreación y salvaguarda de su cultura y expresiones
patrimoniales. Resulta imposible desligar las producciones culturales en lenguas de
signos de la vida asociativa.
La socialización y el aprendizaje en lenguas de signos se producen mayoritariamente
en el ámbito asociativo y de forma intergeneracional, de manera que resulta claro el
papel que las asociaciones tienen como espacios comunitarios de construcción social y
cultural. Al tiempo que se socializa y promueve el sentimiento identitario, las
asociaciones son el marco por excelencia para la generación de manifestaciones
culturales en LSE. Al fomentarse el uso y transmisión de la lengua de signos, las propias
comunidades portadoras de este acervo patrimonial se encargan de preservar su saber
lingüístico y cultural.
7.
Dimensión internacional
En el mundo se contabilizan en torno a 70 millones de personas sordas y más
de doscientas lenguas de signos utilizadas por las comunidades lingüísticas sordas. Una
cve: BOE-A-2023-12646
Verificable en https://www.boe.es
6.
Núm. 127
Lunes 29 de mayo de 2023
Sec. III. Pág. 74070
En el caso de España, a partir de los años 90, bajo el amparo de la CNSE, se
consolida el movimiento asociativo y se intensifica la actividad de la comunidad sorda en
el ámbito educativo y cultural. Recientemente, la comunidad destaca la identidad sorda
como principal valor en el que basar el trabajo de las asociaciones (Bilbao, VII Congreso
de la CNSE).
Así, el movimiento asociativo resulta fundamental en la defensa de los intereses de
las comunidades sordas en España. Su ámbito de actuación abarca todos los aspectos
de la vida, demostrando un sentimiento de comunidad que trasciende el asociacionismo
convencional. El 95 % de las personas sordas nacen en el seno de familias oyentes, de
manera que el marco principal para el aprendizaje y transmisión de la lengua de signos
es el colegio y el ámbito asociativo. Por ello, las expresiones culturales signadas, como
parte de las producciones culturales en LSE, se caracterizan por su transmisión
intergeneracional y fuera del ámbito familiar.
También en el ámbito asociativo se promueve la conservación y transmisión del
acervo cultural propio, así como la creación de producciones artísticas en lengua de
signos. Las asociaciones funcionan también como plataformas de contacto entre
comunidades sordas, tejiendo relaciones a través de, por ejemplo, encuentros deportivos
y culturales. En el plano social, en las asociaciones se establecen fórmulas de
convivencia que sustituyen a aquellas que las personas sordas y sordociegas no
encuentran en sus (otros) entornos de referencia. Se configuran, así, como espacios de
comunicación y de socialización, tejiendo redes personales y estructuras de participación
con fórmulas de autogobierno. En otras palabras, las asociaciones son espacios de
reflexión compartida en los que se idean y se transmiten estrategias para ir adecuando la
vida de la comunidad sorda a la cambiante realidad, al tiempo que se conserva y
promociona el acervo cultural propio.
En resumen, en las asociaciones la comunidad sorda encuentra lugares de
socialización, cohesión, ocio, información, apoyo y cooperación y producción cultural. En
ellas sus miembros se erigen como principales agentes de transmisión, recreación y
gestión de su patrimonio. Dentro de la asociación, soporte de las comunidades
portadoras de este patrimonio, no solo hay que considerar depositarias de este acervo
cultural a las personas sordas o sordociegas, sino también a las personas signantes y
vinculadas a la cultura sorda y a la lengua de signos, en tanto cuentan con un fuerte
sentido de identidad y pertenencia a la comunidad, a la lengua y a la cultura sorda.
Marco espacial y temporal: Asociaciones y escuelas específicas como lugares de
creación, recreación y transmisión de las expresiones culturales signadas
Las escuelas específicas y las asociaciones de personas sordas constituyen los
espacios que sirven a la comunidad sorda y sordociega como entorno cultural de
referencia y lugar de creación, recreación y salvaguarda de su cultura y expresiones
patrimoniales. Resulta imposible desligar las producciones culturales en lenguas de
signos de la vida asociativa.
La socialización y el aprendizaje en lenguas de signos se producen mayoritariamente
en el ámbito asociativo y de forma intergeneracional, de manera que resulta claro el
papel que las asociaciones tienen como espacios comunitarios de construcción social y
cultural. Al tiempo que se socializa y promueve el sentimiento identitario, las
asociaciones son el marco por excelencia para la generación de manifestaciones
culturales en LSE. Al fomentarse el uso y transmisión de la lengua de signos, las propias
comunidades portadoras de este acervo patrimonial se encargan de preservar su saber
lingüístico y cultural.
7.
Dimensión internacional
En el mundo se contabilizan en torno a 70 millones de personas sordas y más
de doscientas lenguas de signos utilizadas por las comunidades lingüísticas sordas. Una
cve: BOE-A-2023-12646
Verificable en https://www.boe.es
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