III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-12646)
Resolución de 11 de mayo de 2023, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de "Las expresiones culturales vinculadas a la cultura sorda y la lengua de signos española" como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 29 de mayo de 2023

Sec. III. Pág. 74069

Conocimientos, emociones, normas de conducta específicas y un potente capital
simbólico con un valor identitario para la comunidad portadora.
En tanto manifestación cultural, la lengua de signos es un sistema vivo y dinámico
que se adapta a las necesidades de la comunidad que la usa, recrea y valora. Así, a
través de la LSE, las personas sordas signantes expresan su rica y variada visión de la
realidad y su relación con el mundo.
La LSE no solo permite a la persona la adquisición de independencia, la
comunicación de conocimientos y experiencias, la producción y transmisión cultural, y un
mayor grado de socialización e interacción. También funciona como elemento aglutinador
de la comunidad sorda signante. Es símbolo de identidad grupal, elemento de cohesión y
reivindicación. Permite la formación de una memoria colectiva y funciona como base de
la vida social y cultural de la comunidad.
4.3 Las expresiones culturales signadas como Patrimonio Cultural Inmaterial.
Entendemos por expresiones culturales las manifestaciones resultantes de la creatividad
de personas, grupos y sociedades, que poseen un contenido cultural, es decir, un
sentido simbólico, una dimensión artística o un valor cultural que expresa una identidad
cultural o emana de esta (UNESCO, 2005). A partir de esta definición, en el ámbito de la
cultura sorda, vivida y recreada por las comunidades signantes, existe un conjunto de
manifestaciones lingüísticas y literarias signadas que se incluyen en lo que autores como
(Sampedro, 2017) denominan folclore sordo o deaflore. Este folclore se define como el
conocimiento colectivo de la comunidad sorda, incluyendo leyendas, narraciones,
monólogos, juegos de signos, humor y chistes, cuentacuentos y cuentos, adivinanzas y
canciones y poesía en lengua de signos.
Estas manifestaciones culturales son resultado de la forma en que las personas
sordas entienden, organizan y transmiten la realidad. En consecuencia, son productos
culturales creados, pensados, diseñados, transmitidos y recreados en lengua de signos,
que encierran una tradición cultural con conocimientos, emociones, normas de conducta
específicas, destrezas, habilidades, experiencias compartidas y un potente capital
simbólico. Así, en tanto ejemplo de una forma particular de ver y estar en el mundo –la
de la comunidad sorda– estas expresiones culturales se convierten en depositarias y
divulgadoras de su cultura, y, transmitidas generacionalmente, se recrean para
responder a nuevas necesidades, coyunturas y realidades a lo largo del tiempo.
También resulta fundamental la contribución de este folclore sordo, mediante su
construcción o reproducción por arte de las y los artistas ejecutantes, al empoderamiento
identitario de la comunidad sorda y a la conservación de su cultura (Sampedro, 2023).
Junto a este folclore sordo también debe destacarse el valor patrimonial de otras
expresiones culturales en LSE como las representaciones teatrales, compartidas en la
comunidad y transmitidas y recreadas a lo largo del tiempo, así como Visual Vernacular
(VV), corriente artística específica de la cultura sorda que combina lengua de signos,
mimo, poesía y técnicas cinematográficas, en la que las personas signantes artistas
asumen la perspectiva de cada personaje y aspectos del escenario adoptando cambios
de roles entre el sujeto y el objeto. Diversos informantes de la comunidad sorda
reconocen el valor de estas iniciativas, y el sentimiento identitario que las expresiones
artísticas creadas en lengua de signos generan para sus integrantes.
5. Comunidades portadoras y percepción social
La comunidad sorda ha experimentado históricamente una situación de exclusión
que ha generado en el movimiento asociativo de personas sordas su lucha por la
adquisición de derechos, el respeto y el reconocimiento como una comunidad con
lengua, cultura e identidad propias. Este proceso, intensificado y de carácter
internacional en las últimas décadas del pasado siglo XX, ha conllevado una importante
reflexión dentro de las comunidades sordas acerca de su propia historia, su lengua y su
cultura, dando lugar a una construcción de su autorrepresentación y a una defensa de su
identidad y de su patrimonio frente a las definiciones externas (Pino, 2007).

cve: BOE-A-2023-12646
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Núm. 127